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La porteña, Rafaela Suárez Villanueva hizo pública su consagración como Hija de la Caridad el 11 de julio de 1936. Es decir que el pasado año cumplió sus Bodas de Platino en el ministerio: Son ya 75 años desde que profesó los votos. Nació en la década de los años treinta del siglo pasado.

Aunque nacida en El Puerto se siente de Albox (Almería) donde ejerció su ministerio durante décadas en dos etapas. En la actualidad, si bien se resiente de las piernas y los oídos, tiene la mente muy lúcida, residiendo en la Residencia Marillac en Torremolinos (Málaga), adonde la visitan anualmente sus familiares de El Puerto, ‘su familia de El Puerto’ como ella gusta llamarlos.


«La primera noticia de Dios me la dio “el sol matutino”. Vivíamos en un cortijo. Todos los días mi hermana y yo salíamos al campo al amanecer con una rebanada de pan blanco con manteca colorá. Andábamos por las veredas y veíamos cosas maravillosas. Nuestros padres nos contaban que ‘esas cosas eran cosas de Dios’.

Al morir mi madre mi padre nos ingresó a las dos hermanas  en un Colegio de Hijas de la Caridad.  Cuando murió mi padre me llevaron a vivir con mis tíos y su hija pero yo continuaba visitando el colegio. En el colegio había una hermana, Sor Emelia Lozano que miraba mucho por mí. A ella le manifesté mi deseo vocacional y me ayudó muchísimo».

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