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Cada vez me asalta más la impresión de que en El Puerto hay, por día, menos portuenses. Porque hay olores, sabores, paisajes e incluso sonidos de toda la vida que no se perciben por casi nadie. Yo, el domingo pasado, día de Santiago, me partí las manos, francamente en solitario, aplaudiendo a la banda Maestro Dueñas, cuando en el paseillo, en nuestra Plaza Real, sonaron las notas del pasodoble de Manolo del Pino “Niño del Matadero”. Era como si se me hubiera llenado el cuerpo de alegría, gozo y nostalgia. Hacía lo menos veinticinco años que no lo oía. Y la última vez fue por la misma banda, pero bajo la batuta de Miguel Leveque.
Yo tengo una placa de gramófono de ese pasodoble, con música y cantado. También tengo la placa con el pasodoble de Miguel del Pino, el otro “Niño del Matadero” y su hermano. Cada vez que éste aparecía por mi casa, cosa que era muy frecuente, yo, le tocaba la fibra sensible y ponía en el plato del tocadiscos, a 78 revoluciones, los dos pasodobles y Miguel salía llorando de emoción.?Pero el pasodoble de Miguel lo ha seguido interpretando la banda. Del de Manuel se decía que se había perdido la partitura. Y yo, que ya no tengo plato de 78 revoluciones, porque se me quemó, y no puedo poner las placas de gramófono, estaba deseandito de poder volver a escucharlo. Porque aquello de “Olé, tu eres el as, tu eres la esencia del arte torero; Olé, tu eres el as, tu eres el Niño del Matadero…” lo tenía como encastrado en mis tímpanos, e incluso en mis martillos, yunques, lenticulares y estribos, desde mi niñez.
Es muy de agradecer a Don Cándido Núñez Aguilar, Director que fue de la Banda Maestro Dueñas, la más torera de todas las bandas, junto con la del Maestro Tejera de la Maestranza de Sevilla, que hubiera revuelto Roma con Santiago y encontrado, conservado por la piedad de los hijos de Enrique Galán, ese músico portuense que hizo carrera en Rota, el pasodoble de Manolo del Pino.?Posiblemente ahora salgan muchos diciendo que tienen la partitura, pero me da lo mismo. Lo importante, para mí fue partirme las manos, en solitario, aplaudiendo el día de Santiago, en la Plaza Real, los sones de ese pasodoble que me conectaban con mi niñez y mi juventud. Solito yo, porque, cada vez hay en El Puerto, menos gente de El Puerto, que esa gente no tiene el mismo paisaje, los mismo olores, los mismos sonidos, los mismos sabores que yo, porque no tienen identidad y habitan –no viven- lo mismo aquí que en Pernambuco o en Sebastopol. (Texto: Luis Suárez Ávila).
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782. MANUEL DEL PINO. Torero y artista polifacético. (I).
Señor Luis Suárez: permítame expresar mi humilde opinión en este artículo suyo, a pesar de que no entiendo nada de toros, ni de toreros. Sin embargo, entiendo de sentimientos y tengo que aplaudirle cuando dice, al principio de la nótula, que "en el Puerto hay, por día, menos portuenses". Yo salí de mi tierra, sin ánimo de abandonarla, en 1975. Era demasiado joven. Solo quería viajar, divertirme, conocer mundo... pero caí en los brazos de cupido y, sin pensarlo, formé una familia a muchos kilómetros de distancia. Desde entonces, como dice la canción, viví para siempre entre dos aguas. De todas formas, nunca perdí el contacto con los míos. Mis hijos, que pasaban el verano en casa de sus abuelos, mientras estuvieron vivos, y más tarde, en casa de sus tíos, disfrutaron del amor de su familia y fomentaron el cariño por el Puerto (no como otros niños, nacidos de padres andaluces y residentes en el mismo sitio que yo, a los que les da repelús conocer el Sur, al que relacionan directamente con el analfabetismo y la pobreza). Al cabo de los años, antes de perder irremisiblemente la memoria, me he propuesto dejarle a mis nietos la feliz historia de mi niñez y, cuando se me ocurrió entrar en Google para recabar información sobre el colegio de las Carmelitas, centro donde hice el bachillerato, me encontré con una prueba fotográfica de lo que yo narraba en mi relato: el día del Corpus de 1967. Fue un hallazgo inaudito. Leí con fruición la primera y segunda parte de su texto y, por supuesto, todo cuánto ha escrito usted en la página. Su manera de explicar las vivencias de aquellos años me parece apasionante y la devoción que siente por el Puerto es digna de admiración; estoy cansada de oír que el Puerto está muerto, que no tiene salida, que para cualquier cosa hay que desplazarse a otras poblaciones... ¡Cuánto daría yo por volver a ser ciudadana portuense!
Carudel, pues si ya se siente portuense, está más que bien. Sentir admiración por lo propio, sin ser chauvinista, es muy bueno. A veces, caemos en la cuenta de "los cielos que perdimos" y se nos llena el cuerpo de alegría.
A algunos, lo cateto no se les quita ni viajando. Viajar es excelente modo de adquirir cultura. Pero es preciso conocer primero profundamente lo propio. Y,sobre todo, ser crítico con criterio.
Ser ciudadano del mundo es muy costoso y, a lo mejor, una boutade que muchos se permiten sin saber lo que dicen.
Mario tampoco hagas mucho caso a LSA que ya te digo decir que este pasodoble no suena hace 25 años me da a mi que este señor ha ido poco a los toros .Un saludo
Sr.Suarez: Yo no soy de El Puerto , pero me siento tan porteño o portuense como usted.Me duelen las cosas de El Puerto tanto o mas que a Ud.Soy ciudadano del mundo.La estulticia localista cateta , se cura viajando.
Mario, no me tomes por lo que no soy. Si mantengo que todo portuense debe haber nacido en El Puerto y tener unas gotas de sangre montañesa, que es lo que digo, es porque es la verdad. La demografía desde tiempos inmemoriales de El Puerto se ha formado así.
Lo de paracaidista es una boutade nada más. Pero muy cierta.
Nunca seré un radical. Las verdad es que siempre digo que soy del Partido Ácrata del Niño Jesús de Praga, V Asamblea.
Gracias por tus observaciones.
Querido Letrado, permíteme que te felicite por tu artículo sobre el pasodoble de Manolo del Pino "Niño del Matadero" y los recuerdos que te trae volver a oirlo, magistralmente interpretado por la banda Maestro Dueñas.
Puedo entender que eches de menos los olores, sonidos y sabores de otras epocas, aunque como tu mismo reconoces, hacía 25 años que no oías ese pasodoble que te hizo destrozarte las manos de tanto aplaudir.
Todos tenemos recuerdos de cuando eramos chavales en nuestra tierra, pero creo que es bueno educar el olfato y el oido para asimilar los de otras tierras, o mares, que nos reciben, como en mi caso lo hizo El Puerto, deeso hace un montón de años.
Siempre te he oido decir que la gente de El Puerto tiene 3/4 de sangre portuense y 1/4 de montañes (así empezo Sabino Arana), y el resto eramos "paracaidistas". Creo que tienes razón, y acepto respetuosamente mi condicion de paracaidista, pero creo que exageras al exigirnos que sepamos el pasodoble del "Niño del Matadero", aunque si lo consideras imprescindible para seguir en la Brigada Paracaidista, no dudes que lo aprenderé.
Solo permíteme recordarte que Madrid, a la que no se le puede negar su condición de "encantadora" se debe precisamente a la mezca de olores y sonidos de toda España
Un fuerte abrazo.
Diga usted que sí D. Luis. Recuerdo, cuando mi padre me llevaba a la plaza real, cada ve que sonaba el pasodoble, en este caso de Miguel del Pino, conserje del ayuntamiento, éste se levantaba de su asiento en el palco como asesor de la presidencia para agradecer a la banda la interpretación de tan fabulosa pieza musical.
Quiero hacer una aportacion a este articulo en el año 1988 cuando gran parte de los musicos de la entonces llamada AGRUPACION MUSICAL PORTUENSE deciden abandonar dicha formacion se crea la banda de musica NUESTRA SRA DE LA SOLEDAD dirigida por D. ANTONIO ANDUJAR DE LA ROSA y ese pasodoble se toco en nuestra PLAZA REAL al igual que el de MIGUEL DEL PINO gracias la aportacion de los propios papeles que en su momento aportaron los propios musicos y si es verdad que gracias a la colaboracion inestimable que en su momento aporto a nuestra humilde banda mediante partituras D.ENRIQUE GALAN (padre)