En El Puerto de Santa María, en la desaparecida avenida de Rodrigáñez, núm. 6 y al final del Paseo de la Victoria se encontraba la Huerta de Tía Pilar, junto al Penal de la Victoria (Monasterio de la Victoria).”[…] la puerta de entrada al Penal será inmediata la entrada del recreo de don Miguel Palacios”. (Revista Portuense, 4 de mayo de 1918).
Elena de Winthuyssen con su nuera, Antonia Muñoz Seca en la Huerta.
Ya se acabaron los momentos en los que se la mencionaba en el periódico de la época por ser el sitio escogido para ciertas celebraciones familiares y que en aquellos años eran de interés y uno de los objetivos en la sección de sociedad; o tan solo por ser la casa de mis tatarabuelos don Miguel Palacios y Guillén y doña Elena de Winthuyssen y Urruela, tan queridos y respetados ambos en esta ciudad.
De fachada larga y lindante con el penal, al entrar había que bajar un par de escalones y ya una vez dentro, mirando a la izquierda, se encontraban los dormitorios y a la derecha el comedor y demás habitaciones, todas ellas con ventanas al exterior. Quizá lo más atractivo, además de un piano muy antiguo, fuese esa interminable galería con esas cristaleras por las que parecía que el mismísimo sol entraba inundándolo todo de luz; y esos cuadros, retratos de ilustres antepasados nuestros que la adornaban y que casi parecía que custodiaban la finca por la seriedad y rotundidad de sus semblantes.
Plano Geométrico realizado por Miguel Palacios y Guillén en 1865 y redibujado por él mismo para una guía geográfica hacia 1889.
Al salir al jardín se podía apreciar una pequeña huerta donde tía Pilar y tío Antonio, los dos únicos hermanos solteros de los seis que eran, sembraban y recogían para su propio consumo; también una pequeña gruta con su fuente de agua, obra de tío Miguel, en la que más de una vez y según me confesó mi tío abuelo Jesús Palacios, se metía de pequeño a escondidas, supongo, de tía Pilar. Árboles frutales, palmeras, granados y demás hacían de ese pequeño jardín todo un espléndido paraíso de ensueño, donde no les faltaba la distracción a esas generaciones de niños anteriores a la mía y que ya de mayores, nos han contado lo que yo, en este preciso momento, comparto con vosotros.
Recuerda mi madre, como aun siendo muy pequeños, una tarde de invierno de esas Navidades que pasaban en El Puerto en casa de Tita (María Teresa Muñoz Seca) en la calle Nevería, decidieron ir a dar un paseo, evidentemente acompañados por una muchacha que los cuidaba y no les quitaba ojo en ningún momento; la ‘vueltecita’ terminó en el Paseo de la Victoria, teniendo mi madre y sus hermanos la buena idea de ir, ya que estaban tan cerca, a visitar en la huerta a tía Pilar y a tío Antonio, ya bastante viejecitos. Pero olvidaron algo importante, pedir permiso a la pobre chica y coincidiendo con un descuido de ésta, los críos se esfumaron. Cual sería su impresión viéndose completamente sola y sin la menor idea de donde se habían metido. (En la imagen de la izquierda, cuadro de D. Juan de Winthuyssen y Gallo (1689-1751), Teniente Coronel del Ejército, casado con Dª Estefanía Tisyo y Salas, padres de Francisco Javier Whintuyssen y Tisyo, Jefe de Escuadra de la Armada Española. Cuadro existente en la Huerta).
Lo pasaron de maravilla hasta que ya de vuelta a casa de Tita la que les esperaba y lo que se encontraron es imaginable. Dicen que aún tienen la imagen de esa jovencita llorando desconsoladamente y la preocupación de todos a flor de piel. De ahí la oportuna bronca.
Para terminar, me gustaría mostrar un artículo que se publicó en la “Revista Portuense” con motivo del bautismo de mi tío abuelo don Manuel Palacios Muñoz-Seca, donde se hace mención de la huerta y una foto del evento.
DE SOCIEDAD
UN BAUTISMO
El domingo a las dos de la tarde se
verificó en la Iglesia Mayor Prioral,
con gran pompa y solemnidad el acto
de administrar el Sacramento del Bau-
tismo, al primer hijo de los señores de
Palacios ( D. Manuel ).
La capilla bautismal estaba ador-
nada profusamente con luces y flores
y el órgano acompañó con sus vi-
brantes ecos la sagrada ceremonia, en
la que ofició el señor curade la Igle-
sia auxiliar de San Joaquín D. Barto-
lomé Carro, quien impuso al recién
nacido los nombres de Manuel, María
del Perpetuo Socorro, Ignacio, Mi-
guel, José, Carlos de la Santísima Tri-
nidad.
Fueron sus padrinos y lo tuvieron
en sus brazos, sus abuelos paternos
don Miguel Palacios Guillén y doña
Elena Winthuyssen y Urruela.
Terminado el bautismo y siguiendo
tradicional costumbre, fue llevado el
recién nacido en brazos de la madrina
al camarín de la Santísima Virgen de
los Milagros, poniéndolo bajo su man-
to por breves instantes.
Al acto concurrieron las señoras de
Muñoz Seca ( D. Francisco), Bela Ne-
rini (D. Luis ) y D.ª Pastora Winthuy-
ssen Vda. De Gonzalez.
Srtas de Haros, Palacios, Jiménez
Mateos, Jiménez González, Muñoz
Seca, Vergara, Polavieja, Ramos Iz-
quierdo y Loma.
Sres. D. Francisco Muñoz Seca,
D. Antonio y Pedro Palacios, D. Fran-
cisco Fernández Tejada, D. Felipe Ri-
gozzi, D. Luis Pérez, D. Luis Bela Ne-
rini, D. Pedro Luis Lassaletta, don
Joaquín Escudero, D. José Jiménez
González, cura de la Iglesia Mayor
Prioral D. Ramón López Arenas y don
Hugo Richter.
Grupo de señoras posando para la foto, en el jardín de la Huerta.
De la Iglesia se trasladaron en ca-
rruaje los invitados y familia, a la
pintoresca huerta de los Sres. de Pa-
lacios ( D. Miguel ), donde se pasó un
rato agradabilísimo.
Los Sres. de Palacios ( D. Miguel ) y
Don Manuel Palacios, colmaron de
atenciones a sus invitados, obsequián-
doles con rico vino de Jerez, del Mar-
qués de Bonanza, pastas y dulces.
Después el Sr. Palacios ( D. Manuel ),
aficionado a la fotografía, hizo en el
jardín dos grupos, uno de las señoras
y otro de los caballeros. Y por último
se hizo música un rato al piano, pro-
longándose la reunión hasta última
hora de la tarde.
Martes 12 de Noviembre de 1907
Revista Portuense
Juan Manuel Rodríguez Gay-Palacios
Juan de Winthuyssen