Don Pedro Muñoz Seca o tío Perico, como cariñosamente lo llamamos en casa. A este familiar que tanto admiro y al que como un héroe tengo, quisiera rendirle un pequeño y humilde homenaje.
Desde que tengo uso de razón le conozco. Recuerdo una vieja fotografía suya adornada por un gran marco de madera tallada y muy antiguo que presidía la entrada de la casa de mis abuelos maternos, y cómo siempre me distraía unos instantes observándola, pero a la vez dudando si el que estaba siendo observado era yo por él.
Me imponía mucho respeto su gran bigote, aunque me resultaba simpático por la dulzura y serenidad de su rostro. A veces me daba la sensación de estar a punto de escucharle hablar. Ahora, recordando esto, me resulta un poco pueril, aunque no deja de ser algo que sentía con tan solo seis o siete años de edad.
Por aquel entonces, hace ya un tiempo considerable, lo único que sabía de él era su nombre, el parentesco que nos unía ( soy uno de sus sobrinos biznietos) y que fue escritor. Además, he de decir que todo esto sumado a la antigüedad de la foto y a ese marco que resultaba imponente a los ojos de un crío tan pequeño lo convertía en algo misterioso; al menos así lo percibía yo.
Hoy en día, no solo conozco su nombre, sino también su vida y aquellas obras que voy encontrando en viejas librerías donde se dejan ver, ya que, tristemente, poco se encuentra de él en las que tenemos mas a mano...
Placa situada en la casa de la calle Nevería donde vivió, colocada en 1920, en presencia del homenajeado. Hasta hace escasas fechas estuvo situada en la planta baja una exposición permanente sobre su vida y obra.
Actualmente, al mirar esa añosa foto a la que hacía referencia al principio, no siento como si me quisiera hablar, sino cómo me dice tantas y tantas cosas; todas de aprender.
Es una pena lo que pudieron hacer e hicieron con este gran hombre que lo único de lo que se le podía acusar era de provocar la carcajada a una España que no estaba precisamente para risas y a la cual don Pedro amaba “ porque le gustaba todo lo elemental de ella: los toros, y la zarzuela; la oficina, el paseo, el café, la capa...y las décimas del dos de Mayo, y la Marcha Real...y, hasta, un poco, la Marcha de Cádiz.”
Para concluir, quisiera recordar unos versos que mi tío Augusto le dedicó en el homenaje en su memoria en Junio de 1950.
A Pedro Muñoz Seca
(por Augusto Haupold Gay)
Dios le puso la vida a su albedrío.
Para nacer, porque mejor naciera,
entre todos los pueblos la escogiera
la estirpe clara de este pueblo mío.
Y aprendiz de la música del río
al saltar, brincador, en la escollera
tomó de él la gracia salinera
y botó al mar a su genial navío.
El Puerto fue su vela. El cristianismo
la rosa de los vientos preferida.
Y la sonrisa, el mástil de la suerte.
Olvidado - por todos – de sí mismo,
pensó un día en la gloria de su vida
y le añadió la gloria de su muerte.
Y aquí finaliza este pequeño homenaje a esta gran persona, a mi tío Perico, a mi héroe.
Por JUAN M. RODRÍGUEZ GAY-PALACIOS
“juan de winthuyssen”