Con motivo de la renovación de la Plaza de España, popularmente conocida como de la Iglesia, y su entorno, se están realizando una serie de trabajos que podrán gustar mas o menos. Entre éstos, encontramos una serie de grabados en las losas de la plaza que representan la silueta muy esquemática de varios barcos o navíos. Lo que pretendemos en este pequeño trabajo que hoy presentamos, es precisamente dar a conocer de donde proceden y que representan.
Cuando los redactores del proyecto arquitectónico de la plaza nos presentaron la idea nos pareció estupendo, y sin dudarlo estuvimos de acuerdo. Nuestra ciudad y el mar es una unión natural salpicada por la intervención humana, de las que estos grabados forman parte de su Historia, pues ellos mismos son parte del Castillo o Fortaleza de Santa Catalina, conocido por la Gente del Puerto como Las Murallas.
Panorámica de Fuerte Ciudad. (Foto: Javier de Lucas Almeida).
Otra vista de la edificación. (Foto Javier de Lucas Almeida).
DESDE 1737
Los grabados fueron realizados en su mayoría por soldados españoles o franceses. El tiempo de aislamiento en el castillo, las largas guardias, la soledad o el recuerdo, dejar nuestra huella, o simplemente la distracción, alentó a las personas presentes en los distintos momentos históricos a plasmar en las paredes del castillo aquello que veían, vivían, recordaban, o testimoniaban su paso. Así, podemos encontrar decenas, tal vez centenares de grafitos. Los más antiguos hasta el momento están fechados en el año 1737. Aunque los más abundantes, y a la vez menos interesantes, son los realizados a finales del siglo pasado, y lo que llevamos de éste, en gran parte pintados, que están solapando los más viejos.
Otra vista de la edificación frente al mar, podemos observar los bloques de piedra ostionera que conforman el dintel de una de las puertas. (Foto Javier de Lucas Almeida).
HACE 25 AÑOS.
Sobre estos grabados, ya hemos realizado varios trabajos, el aquí firmante Juan José López Amador, junto a nuestros compañeros y amigos José Antonio Ruiz Gil, y Enrique Pérez Fernández. En el año 1985, realizamos un importante trabajo de recopilación “in situ” de los grabados donde también participo nuestro amigo José Ignacio Delgado Poullet, se calcaron sobre plásticos todos aquellos que estaban visibles, transportándolos luego al papel, decidimos llevarlo a cabo debido al mal estado que presentaba el Castillo, hoy 25 años después, muchos de estos grabados están mas dañados o han desaparecido.
Plano de Fuerte Ciudad de 1801. Archivo Militar de Segovia.
SISTEMA DEFENSIVO.
A raíz del descubrimiento de América se desarrolla en todo el entorno de la Bahía un sistema defensivo, básicamente diseñado en la defensa de ataques provenientes del mar, convirtiendo desde el siglo XVI la entrada a la Bahía de Cádiz en una encerrona para las flotas enemigas. Un sistema de guardas a caballo, avisos de ahumadas en el día, y almenaras por la noche, se pone en marcha. Pero, sobre todo, serán unas pequeñas baterías, al menos una veintena, situadas estratégicamente por toda la costa, las que formen el cerrojo de la ciudad de Cádiz y su Bahía. Apoyadas por grandes fortificaciones, hacia el mar las de Cádiz, y una en el interior del seno de la bahía, el Castillo de Santa Catalina, tendrán un papel fundamental en desarrollo militar de Cádiz.
Vista aérea del Castillo de Santa Catalina. Destaca el 'hornabeque' (Del al. Hornwerk, de Horn, cuerno, y Werk, obra). Es la fortificación exterior que se compone de dos medios baluartes trabados con una cortina. Sirve para lo mismo que las tenazas, pero es más fuerte, por defender los flancos mutuamente sus caras y la cortina. (Foto: Google Maps).
CASTILLO DE SANTA CATALINA.
El Castillo o Fortaleza de Santa Catalina, esta ubicado en un pequeño cabo en el interior de la bahía, siendo el castillo de mayor tamaño construido. El espacio ocupado por las construcciones defensivas sobrepasaban los 15.000 metros cuadrados. Un cordón de murallas con baterías hacia el mar, y murallas a tierra con figura de hornabeque configuraban su perímetro.
En el solar que ocupa el castillo sabemos que hay una villa romana, con su alfar. También se encontraba la Ermita de Santa Catalina, de la cual no podemos establecer la fecha de fundación, si bien hay documentos que la mencionan en el año 1525.
PARTIDA DE JUAN DE LA COSA.
La primera vez que tenemos constancia de este lugar en la Historia, fue por la partida de sus playas en el año de 1499 de la expedición que Juan de la Cosa, quien en el año 1500 realizara el primer Mapa Mundi en esta misma ciudad. Alonso de Hojeda y Américo Vespucio, completaban el mando de esta expedición, en la que se descubrieron las costas de Venezuela.
DEFENSA DE EL PUERTO Y CÁDIZ.
En el año de 1540 el rey Carlos I ordenó al Duque de Medinaceli la construcción de una torre. Y comienza la historia militar. El 25 de mayo del año 1562 trece navíos turcos intentan saquear Cádiz, al no conseguirlo desembarcan en Santa Catalina siendo repelidos por el socorro de las milicias de Jerez. En año de 1577 Luis Bravo de Laguna envía un memorial al rey Felipe II, donde le expone la situación defensiva tan caótica que tienen las ciudades de El Puerto y Cádiz, así como la necesidad de levantar una fortaleza. Así mismo, la ciudad de Cádiz en el año de 1586 le pide al rey que se finalice el fuerte de Santa Catalina. Hay un documento fechado el 27 de agosto del año 1587, mandando restituir al colegio de Santo Tomas de Aquino de Sevilla 112 reales que se le repartió para la fábrica de la torre de Santa Catalina. Por tanto podemos fechar la construcción militar entre el decenio de 1577 a 1587.
Plano de José Antonio Calderón Quijano. (1730-40).
Como se puede ver en el plano de J. A. Calderón Quijano, de entre los años 1730-40, hay construcciones de importancia, almacenes, cocinas, iglesia, y otras estancias. En el año 1765 la artillería era la siguiente: seis piezas de a doce, ocho de a treinta, seis montadas y un pequeño destacamento de artillería e infantería. Además de alojamiento para el gobernador, el oficial de artillería y su tropa con cincuenta soldados y doce caballos con un almacén de pólvora, dos de pertrechos y un tinglado para enseres. Esta distribución pertenece a las ruinas que hoy se pueden ver.
Cuartel de la Guardia Civil en Fuerte Ciudad, poco antes de su desmantelación hacia 1970. (Foto: Archivo Municipal).
HACE 200 AÑOS.
En enero de 1810 el Capitán General de Andalucía, Francisco Javier Venegas, autoriza al almirante inglés Pervis a volar Santa Catalina, para impedir que el ejército napoleónico encuentre un lugar cómodo desde el que situar sus cañones. Una vez que llegan al Castillo las tropas imperiales francesas, comienzan con la reparación de las baterías, hasta el 18 de febrero día en la que se produce un golpe de mano español sobre el Castillo. Por lo tanto, este fue el momento en el que la fortaleza decimonónica fue arruinada. En el siglo XIX junto al fuerte se construye un importante cuartel de la benemérita, hoy desaparecido, que funciona hasta los años setenta del siglo pasado.
Grabado y dibujo a calco, hayado en la tronera 2-2, y dibujo a calco.
Réplica del grabado anterior en una de las losas de la Plaza de España.
LOS GRABADOS.
Estos grabados se realizaron en los lienzos de murallas construidas básicamente con una piedra local denominada ‘piedra ostionera’. Las canteras de esta piedra están situadas al pie del castillo, en la zona intermareal. Con el tiempo, en el espacio que ocuparon las canteras, se construyeron grandes corrales de pesca y marisqueo que se mantuvieron hasta los años setenta del siglo pasado.
Sobre estas murallas se aplica un mortero de cal hidráulica y arena con un grosor de entre los 1 a 3 centímetros; el fratasado o repellado es de gran calidad, con la superficie cristalizada por la acción caliza, manteniendo un enlucido pintado de rojo y amarillo.
CONSERVACIÓN.
La conservación del castillo en un análisis general es bastante mala, casi todo el frente del mar ha desaparecido, gran parte a consecuencia de las voladuras realizadas, excepto grandes paredones del lienzo de muralla del frente del mar en la actual playa de La Muralla. De la torre solo se conserva el 30% de la construcción, mientras que del resto de la edificación interior sólo quedan los cimientos. Sin embargo, el muro de tierra se conserva prácticamente completo; eso si, con grandes perdidas del enlucido donde se realizan los grabados, y grietas estructurales que lo ponen en peligro, muchas de ellas producidas por la acción de la vegetación, a veces de tamaño arbustivo.
Pero, sin duda, tras el factor natural, quien más incide en la pérdida y destrucción de los grabados antiguos es el humano, técnicas de picado, rayado y pintado con espray.
FIGURAS Y DIBUJOS.
El trazado de las figuras suele ser muy esquemáticas y con ausencia muchas veces de detalles. La gran mayoría está, a veces, agrupados; sobre todo en las troneras y su entorno, así como en el muro del frente de tierra, lógico si tenemos en cuenta que gran parte del castillo ha desaparecido.
A pesar de la simplicidad en los dibujos, en algunos se pueden atisbar los cascos y los aparejos de los barcos, representados estos en una gran variedad de modelos. Podemos ver navíos de velas cuadras, con los puentes de los cañones. Tartanas remolcando fragatas, un buque de dos palos, que bien puede ser un bergantín. En algunos casos se les puede apreciar enarbolando banderas en cruz. Faluchos, tal vez cañoneros, con aparejo latino, alcázar en popa y cofa. Otras embarcaciones veleras con marcados timones, pertenecientes a pequeños pesqueros, también hay un buen numero de buques de la Guerra Civil Española.
INSCRIPCIONES.
Tras los barcos el mayor número de grabados pertenecen a las inscripciones. Muchas de estas se encuentran muy deterioradas y sólo se aprecian palabras y, a veces, letras sueltas. Pocas se han conservado que puedan ser legibles, las que lo son proporcionan una serie de datos que, a veces, pueden ser de interés. Al menos en dos de los grabados tenemos la fecha de 1737, ambas realizadas en el mes de junio. Esto nos lleva a fechar en termino post quem la construcción del lienzo de muralla del Frente de Tierra. Otras inscripciones recogen los nombres o cargos, hay varias que corresponden a soldados del ejército francés, dos del Regimiento numero 13 de Cazadores (Chasseur). El primero, A. Berner, que es sargento. El segundo Humbert Lezociourre (posiblemente un voluntario polaco), es lancero como el anterior, y pertenece a los chasseur-a-cheud (cazadores montados). La fecha debe corresponder con el bienio 1823-24, cuando se produce la ocupación francesa por el Duque de Agulema y los “Cien mil Hijos de San Luis”. Las tropas anticonstitucionales arribaron a El Puerto el 23 de junio de 1823, y mantuvieron el control de Cádiz y sus fortificaciones hasta el año 1828.
MARCAS Y SIGNOS.
Un gran numero de grabados pertenecen a marcas y signos, la mayoría de los cuales nos son desconocidos o ilegibles. Otros pertenecen a marcas, que nosotros relacionamos con distintos blasones familiares, una heráldica popular poco estudiada en la zona. Son marcas que se grafía sobre objetos personales o de uso domestico, e incluso en las casas. Algo similar a estas marcas lo hemos encontrado en El Puerto de Santa María; en los siglos XVI-XVII, en las botijas para la exportación, aparecen marcas con una, dos o tres palabras, a veces con un signo, indican su propietario. Se trata de gentes ligadas al mar, con la diferencia de que en este último caso pertenecen a comerciantes con América. (En la imagen, grabado de marcas personales).
BLASONES FAMILIARES.
Los grabados que hemos recopilado del castillo de Santa Catalina debemos entenderlos como representaciones de blasones familiares tradicionales, semejantes a los registrados en otras zonas de la Península Ibérica. Según esta tradición el padre detenta la marca del tronco de su blasón, a la que su descendencia añade sucesivamente un signo complementario, hasta que el hijo menor vuelve a recuperar la marca original, y que de la misma forma transmitirá a sus descendientes. Estas marcas están presentes en La Guardia, Galicia, y en Póvoa de Varzim, Portugal, donde sí están bien estudiadas.
Lienzos de las murallas de Santa Catalina o Fuerte Ciudad. (Foto: González Lechuga).
Por todo esto creo que aunque no sean muy conocidos, estos grabados si son algo nuestro que nos representa, son muestras de gentes sencillas desconocidas en su mayoría, pero que ya forman parte de la historia de nuestro Gran Puerto de Santa María. (Textos: Juan José López Amador).
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