El Cailla ya viene anunciando con sus altavoces la corrida de esta tarde. El día antes en su emisora o en el Dato ha anunciado la alineación del Racing. Como hace Levante, en La Puntilla se oye el eco de su voz… (En la imagen, cartel promocional de las playas, del verano de 1967).
Agustín Peralta, Juanlu Perles el de Marbella. Fernandito Bootello, Rascón, Jaimito Benjumeda, su hermano Ignacio; su primo Fernando, con el que yo me iba de cacería por septiembre a la tórtola, de furtivos, a las seis de la mañana en bicicleta, yo subido en el manillar, que quiso ser atleta y jugaba al futbol como Nijinski, dando saltos y zancadas con estilo de 400 metros vallas que después se fue a a estudiar al Claret a Sevilla y después se nos perdió por instalaciones petrolíferas según. me dijeron; y su hermano Gorila; Antonio el practicante, el hombre que ha visto mas brazos y culos condenados, para eso estaba en El Penal como ATS; Juanlu el de la Granja: Isidoro y su hermano, que bacila era el Isidoro Nogués; ¡bueno y el que viene ahora es nada mas y menos que Fernandito Gago! y su hermano Benito, que alegraban las reuniones, como si fueran unos Fernando Arriba o Luis Ortiz en Marbella; y Antoñito Ortega que se quedaba prendado de cómo yo jugaba al futbol; y su hermano que no se si quería parecerse a Manolete, pero que llevaba todo el fijador en el tupé de su peinado.
Velada de la Victoria.
Un día que en la Kermés o Kermesse --qué palabra mas antigua--, o la Gala del Veraneo que se celebró en la Victoria. Vicente González y yo, nos saltamos por la verja del parque y dos guardias nos estaban esperando en el interior, para sacarnos por la puerta principal de entrada agarrados del brazo y llevarnos a no se que dependencia y, cuando llevábamos un buen trecho andando por la calle Larga, le insistimos que nos soltaran del brazo y aprovechando un descuido nos dimos a la fuga, corriendo por calles oscuras que daban al cementerio. Cuando comentábamos que nos escapamos de un guardia que decía llamarse ‘el Legionario’, las gentes no se lo creían. Por cierto en aquella fiesta nos acompañaba Manolo ‘el Lechero’, de Sevilla, que también se coló y no paraba de bailar y según nos comentaron no podía salir de la pista ya que había perdido una alpargata que llevaba de esparto y le daba apuros que lo vieran…
Vista aérea de La Puntilla, sin carretera, ni polideportivo, ni camping...
Mañana de La Puntilla. Marea baja. Empiezan a agruparse gentes al comienzo de la playa, en las rocas. Sale una pelota rodando y empiezan a aparecer gentes: va a dar comienzo el partido, aunque nos internemos por la orilla y nos dejemos los dedos ensangrentados con los pelotes. Algunos de los nombrados con anterioridad mas Jacinto Cossi, los Casado, los Rivas, Pepe Benjumeda, leña al mono que es de goma, Joaquín Muñoz Vela, Santiago --que nos llegó de Canarias, para fichar por el Racing y por el Jerez Industrial--. Jaime, portero que estuvo a prueba en el Real Madrid. Mas la saga sevillana encabezada por Miguelito Rodríguez, que no sabía si era mejor baloncestista o mejor portero, ¡que le gustaba una palomita!; su hermano José María, mas baloncestista que jugador: Vicente, ‘el Canijo’, fino pelotero, admiración de la Puntilla, novio de Pili Guerra que junto con el que suscribe constituían el ala mas peligrosa de la banda derecha, la de arena fina.
La Puntilla,desde el Castillito, aun no estaba construido el espigón.
También entraban en el partido Manolín Guerra, ‘el Magulla’, futbolista que fue del Sevilla juvenil, subcampeón de la Copa del Generalísimo, junto con Miguelito que iba de portero suplente ya que el titular era Galocha. También jugó su hermano Julio, mucho mas jugador que él, pero quiso ser piloto y encontró pronto la muerte y ‘el Picota’ se quedó solo, o sea Manolín; y se fue a Huelva a la Cope a o Ser para coger la parcela informativa de deportes y mas gentes del Puerto como Alfredo Bootello, si, Alfredo, estaba para darle un color especial, junto con los Corzo, Antonio Gil, ‘el Grúa’, etc…
Hubo un episodio simpatiquísimo. En cierta ocasión, cuando jugábamos un partido, --hay que señalar que entonces como hoy estaba prohibido jugar a la pelota en la playa-- aparecieron dos municipales y, rápidamente, nos metimos en el agua con lo cual no podían detener a nadie. Cuando pasó un tiempo y, dado que los guardias no se iban, decidimos salir del agua, encabezando el grupo Alfredo Bootello, que se convirtió en líder del grupo. Quiso pactar con los guardias, pero no accedieron al ruego de Alfredo, conduciéndolo a la explanada del Autobús, para llevarlo al casco antiguo. La reacción del grupo fue inmediata: nos metimos en el autobús todos en bañador para acompañarlo no se a donde. Cuando llegamos a la ciudad, los guardias ante tal espectáculo se preguntarían «--¿Y ahora que hacemos con tanta gente?». En el mismo autobús, llegamos de nuevo a La Puntilla, en loor de multitudes. (Texto: José Luis Calle).
(*) No se sabe a ciencia cierta si, por el contrario, es un porteño en Sevilla.
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EN AGOSTO, EN EL HOTEL PINOMAR, DOS EXPOSICIONES DE ADRIÁN FERRERAS.