Castor Montoto de Sedas y Luis Ramón Suárez Rodríguez.
Leyendo que el Beato de Liébana, en pleno Concilio de Sevilla, el año 785, increpó a Elipando, Obispo de Toledo, influido éste por la herejía adopcionista, y le llamó "Cojón del Anticristo", me viene a la memoria un santo varón que no pronunció nunca una palabra más alta que otra. Lo más fuerte que se conoce que dijo fue "¡Pardiéz!" y hay algunos que le oyeron decir, en una ocasión, hasta "¡Cáspita!.
Se trata de Don Cástor Montoto de Sedas Raustentrauch y Vigueras, Notario que fue muchos años de esta Ciudad, gran jurista, Caballero del Santo Sepulcro, de distinguida familia sevillana e hijo del ilustre polígrafo Don Luis Montoto Raustentrauch. Don Castor, con el seudónimo de "Gustavo Luis", escribió una magnífica biografía de su padre y aun otra del predicador Padre Alfonso Torres. S.J. y dio a la imprenta algunos escritos sobre la beata Madre Rafols. (En la imagen de la izquierda, 'Un orador ascético' uno de los libros de Castor Montoto, publicado en Cádiz en 1954, prologado por José María Pemán).
Estuvo en dos etapas en nuestra Ciudad. En la primera sucedió a un particular Notario, Don Francisco Rojas, que además de cervantista fue boticario. En la rebotica, alguno de su tertulia le recomendó estudiar Derecho, lo que hizo, y opositó para Notario, lo que consiguió, aportando una fórmula de tinta indeleble, de su invención, que hacía duraderos y legibles los protocolos. En la segunda etapa, Don Cástor sucedió a Don Francisco Rodríguez Perea, Notario que, no se sabe por qué extraña razón, se sabía todas las líneas ferroviarias de España, con sus estaciones, llamaba a su mujer "la cadena perpétua" y a su yerno, militar de profesión y padre los "Murillo", unos compañeros míos del colegio, "El Gran Capitán". (En la imagen de la izquierda, la casa donde estuvo la Notaría de D. Castor Montoto, durante su segunda etapa, en Federico Rubio, esquina con Santa Lucía, frente al Estanco de Vicente Peris Tey).
RANCHO DE POLLA TIESA, HIJUELA DEL CHOCHO, LA CACHONDA, CACHONDILLA
En su vida profesional, Don Cástor se vio en serio un apuro, cuando tuvo que autorizar una escritura de compraventa en Rota: se trataba de la finca denominada "Rancho de Polla Tiesa", que lindaba con la "Hijuela del Chocho", "La Cachonda" y "La Cachondilla". Don Cástor enrojeció al leer, para sí, el instrumento. Así que invitó a cada uno de los otorgantes a leer, por sí, la escritura y, pesaroso por tener que autorizar tamaña obscenidad, luego de signar con la cruz patriarcal y las iniciales de sus padres, L (Luis) y A (Asunción) como solía, puso su firma, a continuación de la de los otorgantes, dijo: ¡Cáspita! (En la imagen de la izquierda el padre de Castor, Luis Montoto Rautenstrauch (Sevilla, enero de 1851 - ibídem, 30 de septiembre de 1929), escritor, paremiólogo y folclorista español).
Y es que los santos varones, ya sean el Beato de Liébana o Don Cástor Montoto, algunas veces no tenían más remedio que desfogar por la boca su indignación, lo que es enormemente saludable y, en modo alguno, pecaminoso. (Texto: Luis Suárez Ávila).