Juan Mayo Escudero, hace unos años, cuando empezaba con Internet.
Estos días se cumplen 40 años de los inicios de la red Internet (29.10.1969). Todo ha pasado tan deprisa que muchos ni se han o no nos hemos dado cuenta; la mayoría ya nacieron en la era cibernauta o digital, como otros ya nacimos en la era del frigorífico y la lavadora.
Los que pintamos canas, y tenemos los niveles metabólicos al límite gracias al pastilleo éramos los locos, los aburridos, los que no teníamos otra cosa que hacer, como nos llamaban – y hasta tachaban despectivamente- algunos compañeros y amigos, incluso familiares; pues a todos estos chiflados de la décadas de los 80-90, sí que nos sonará todo aquello de Videotex, Ibertex, BBS, Modem a 1200 bps, el coste del teléfono...
Recuerdo que allá por los comienzos de la década de los 90, me suscribí, a través del Ministerio de Cultura, creo, a Ibertex, que era parecido a la internet actual pero muy limitada. Podías entrar en las bases de datos de la Biblioteca Nacional u otros archivos, y hasta en tu banco. Creo que fue el primero en tener acceso a las cuentas de ese banco en El Puerto.
Lo de las BBS’s (Bulletin Board System, BBS para los amigos), es muy curioso, yo diría que un preludio muy limitado de la red Internet. Podías chatear, mandar un emails, pero de online casi nada. Tú mandabas un email al ordenador más cercano a tu domicilio, con llamada local; más o menos, ese lo reenviaba a otro, y así sucesivamente hasta que llevaba a su destino. Por cierto, mandar un email con una foto o imagen, ¡¡impensable!!, se atascaría tu línea de casa y la de los demás. (En la imagen un antiguo teclado de IBM).
EN EL PUERTO Y LA BAHÍA.
Yo recuerdo que por la zona de la Bahía de Cádiz había un par de BBS’s, una se llamaba PEOPLE BBS, lllevada altruistamente por el gaditano Chico Medina, que vivía, en el Barrio de Puntales. Los usuarios de la zona hasta colaboramos en comprarle un modem más potente que mejorase el funcionamiento de aquel “hilo de la red”. Nos reuníamos a veces en una cafetería de la Avenida de Cádiz, luego le perdí la pista, aunque creo que hace muchos andaba trabajando en una tienda de informática. Otro del grupo trabajaba en la Autoridad Portuaria y otro en la Bazán, o algo así... De aquí de El Puerto de Santa María estábamos, que me acuerde ahora muy pocos: José Manuel, del Instituto Santo Domingo, Jose María Morillo, mi entonces adolescente hijo Carlos Mayo, Carlos el conserje de Las Banderas y hoy de Sericícola, algunos maestros “lanzados en informática” de la época –Chano y Charo, Juan Miguel Herrador, Paulino, entre otros-, y yo mismo, que pusimos los conocimientos autodidactas que pudimos adquirir en nuestra labor, en mi caso en el Colegio Público Menesteo, hasta el año 2005. Hoy continúo, como me consta que los otros citados también lo hacen, en la misma línea o más, pero yo en Lisboa, como profesor en el Instituto español “Giner de los Ríos”, abrumados y seleccionando todo lo rápido que va esto (ya las tizas blancas, de colores y rotuladores para las Viledas van dando paso al fabuloso mundo de las pizarras digitales interactivas, que quizás pronto sean de anticuario, de seguir así).
Juan Mayo, con el Padre Procurador de la Cartuja portuguesa de Évora, Dom Antonio López, de Puerto Real, iniciándole en internet.
PUESTOS A RECORDAR.
Ya nadie se acuerda de aquellos grandes inventos que supusieron: la lavadora (primero sin ser tan automática como ahora, ¡que hasta secan y todo!); la nevera (se enfriaban las botellas envueltas en trapo húmedo o bajo el agua, o mantenía “er lomo en manteca pa tó el año” en lugar de congelarlo como ahora); el único teléfono para todo un pueblo -en una casa particular que gestionaba una señora -nada cotilla- que "era muy pero que muy discreta y no se enteraba de lo que hablaba la gente ni lo comentaba (bueno a veces al cobrarte te preguntaba, ¿entonces se arregla la cosa o no?"-; de aquellos primeros teléfonos móviles, grandes como un ladrillo, que iban en una especie de maletín en el coche, y que llegaban a costar casi medio millón de pelas de los años 80; de aquel típico sonido de la máquina de escribir (que al no ser tan factible y barata hacer una fotocopia, tenías que meter 2-3-4 calcos, que aprovechabas al máximo, y por lo que la última página casi ni se leía -ni que decir tiene si tenías que hacer un trabajo limpio, sin tachones o se te olvidaba meter un párrafo una vez concluida la tesina, , el tipex es demasiado moderno para evitar aquello; el reloj de pulsera al que había que darle cuerda todos los días, con mucho cuidado al llegar al final para que no se saltara (luego vinieron los automáticos que se daban cuerda solitos ellos, mediante un pequeño artilugio giratorio o pendular que tenía dentro y con el movimiento del brazo).
No hablemos de la tele (¿quién se acordará de la Tele, en singular, no ya de VHS ni UHF, luego vino la Primera, la Segunda, el UHF,...? ¡¡y sin mando a distancia!!, bueno, solía ser uno de los hijos más dóciles que acataba la orden de papá de "cambia a la segunda", y al rato, "cambia ala primera", hasta que te hartabas; claro, y ahora el Satélite, el cable, TDT y ¡¡la TDT de pago!!, aunque cuando uno de sus mandos a distancia no manda bien la señal apretamos con fuerza y lanzamos la señal hacia el aparato como si tal WI fuera; ¡¡ah!! Eso, la WII, fuera los gimnasios con olor a sudor rancio, aerobic…, que ya los tenemos en casa, ¡¡ha llegado la WII!!, No he comentado nada del correo postal, telegramas, postales, felicitaciones de navidad, porque “el valor se le supone”; ni de aquellas tarjetas perforadas como primeros soportes informáticos de IBM para control del personal... (Textos: Juan Mayo Escudero, en la imagen, en la actualidad reside en Lisboa en Comisión de Servicio, con nótula núm. 130 en Gente del Puerto).