A Mercedes la llamaban “la Jerezana” en un tiempo en que Jerez parecía el extranjero y Bolivia o Ecuador eran remotos nombres de los libros de Historia y de Geografía. Bautizada en San Pedro y vecina del barrio de San Miguel, muy cerca de la casa donde nació Lola Flores, llegó veinteañera a El Puerto en 1958, cuando su marido, el mecánico Juan Gallardo, vino a trabajar en aquella Base que comenzaba montarse y que trajo un buen puñado de norteamericanos con Mr. Marshall. La familia contaba con dos pequeños y un montón de ilusiones por cumplir. Mercedes no terminó de cumplir una de esas esperanzas que se llevan en el corazón, convertirse en una artista profesional del cante, aunque nunca le faltaron sus cualidades heredadas de su padre, Antonio Alvarado, de Arcos de la Frontera, y uno de los nombres del flamenco arcense de principios del pasado siglo. (En la imagen, Mercedes durante una intervención saetera en la peña El Chumi).
(A la izquierda, cantando con su hermano Domingo Alvarado a la guitarra).
En el lavadero de la azotea de su casa en la calle Alquiladores, en la misma casa donde nació el pequeño del matrimonio, el practicante Felipe Lamadrid, entre otros vecinos de la manzana, apuraba el oído para escuchar los arranques flamencos y de copla de la hermana de Domingo Alvarado, un cantaor jerezano que triunfaba a finales de los 50 cuando las canciones del verano eran sinceras rumbas y boleros. Domingo se embarcó entonces en la gira de Carmen Amaya, el valor más internacional de la escena española cuando este país aún estaba enroscado en su autarquía y enfrentado al resto del mundo.
El hermano de Mercedes se quedó en Nueva York y allí formó su familia. Domingo Alvarado no pierde por cierto su vínculo con su tierra. Es padre de Domingo Javier Alvarado, entrenador en varias etapas del Racing Portuense (la primera de ellas en el primer ascenso deportivo del club, a Segunda B, en la temporada 90-91) y que ahora está al frente del Xerez B. Como de casta le viene al galgo de esta estirpe, una hija de Domingo es la actriz Trini Alvarado, la protagonista de películas como la última versión de ‘Mujercitas’, en 1994; ‘Mrs. Soffel’, con Mel Gibson, 1989; ‘Agárrame esos fantasmas’, 1995, con Michael J. Fox; ‘Paulie’, 1998; y más recientemente en la televisión, varios capítulos de la serie ‘Fringe’. (En la imagen, cartel de la película ‘Stella’, protagonizada por Bette Midler y Trini Alvarado. La bufanda que luce en el cartel Trini fue confeccionada por su tía Mercedes. La lana, por cierto, fue adquirido en el establecimiento de Pingouin-Esmeralda en La Placilla).
Mercedes Alvarado y su marido Juan Gallardo, en una fotografía de junio de 1999
Trini, que desde los seis años ya estaba en los escenarios de Broadway, al menos vino a compensar las ilusiones de su tía portuense. En una de aquellas visitas de Trini, Mercedes le regaló una bufanda amarilla que había realizado ese invierno. Trini Alvarado luce esa prenda, precisamente, en el cartel promocional de la película ‘Stella’, protagonizada por la insuperable cantante Bette Midler. Es una pequeña y artesana aportación de El Puerto a la intrahistoria de Hollywood.
Una estampa familiar, con su marido, Juan Gallardo, sus hijos y varios sobrinos, en la playa de la Colorá
La devoción de Mercedes por la Semana Santa (varios de sus nietos son costaleros y capataces en la Semana Mayor porteña) se traducía en una intensa interpretación de sus saetas, al estilo arqueño, como le había enseñado su padre, prematuramente fallecido. Mercedes, que durante muchos Viernes Santos cantó por promesa a su Cristo, el Cristo de la Expiración jerezano, recordaba siempre con cariño que cantó a la Virgen de Gracia y Esperanza, la titular de la Oración en el Huerto, en su primera salida, cuando pasaba por la calle Jesús de los Milagros. El Nazareno o Jesús de los Afligidos fueron otras de las imágenes a las que rezó Mercedes con su sello saetero.
Entre los años 80 y 90, formando parte de la peña El Chumi, Mercedes intervino en diversos recitales organizados por la veterana entidad flamenca.
Vecina durante muchos años en el barrio de Palmar de la Victoria, su voz nos dejó hace año y medio, apenas unos años después de que fallecieran su marido y su hija, María, hechos que le rompieron el corazón. Para su familia es como si todos estuvieran aquí, compartiendo la alegría que caracterizaba a Mercedes. (En la imagen, Mercedes Alvarado en 1954, con 20 años, poco antes de llegar a El Puerto).