Antonio Collantes Ramos, con nótula numero 303 en Gente del Puerto, conoció La Placilla en todo su apogeo, a mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado. Estuvo de aprendiz de peluquero, con 9 años, en la barbería de Manolo Cordones, frente al puesto de Agustín Vela. Conocía a todo el mundo y le llamaban el Oliver Twist pues era un niño pequeño que hacía los mandados de todos, de toda la Placilla: el Tobalo, el Peca, Juan el de Tejidos las 3B, el tío de Manuel Gutiérrez 'el Cochino' (nótula núm. 284), su benefactor que fue quien le compró su primer par de zapatos, ... Recordemos la aquella Placilla de los últimos años de la década de 1950.
El puesto de Agustín Vela, al aire libre, pero protegido por toldos. (Foto Familia Vela)
Empezando por la calle Luna, en la pared de la derecha, nos encontrábamos con el Carrillo de Severo, (nótula núm. 104), a continuación estaba la entrada de artistas del Teatro Principal, (años mas tarde Kiliki montaría un bazar juguetería al aire libre delante de aquella fachada), luego estaba la frutería verdulería de 'La Bigotona' y a continuación la alpargatería 'La Jerezana'.
Le seguía la antigua pescadería de los hermanos Gago, cuyos descendientes tienen el Bar 'El Nuevo Pescaíto' detrás de la Clínica Santa María de El Puerto. A continuación venía el Restaurante Económico 'La Placilla, de Manuel González Ceballos y aquella cafetera de agua caliente... cuyos primos regentaban el restaurante del Hostal Loreto. Hoy se encuentra otro establecimiento con el nombre de 'La Placilla', una tienda de electrodomésticos. Luis el de 'la Liebre' en una accesoria de la casa donde Agustín Vela (nótula núm. 326) tenía primero, su puesto y años mas tarde, una tienda de frutas. A continuación venía Juan, el de lo Tejidos Las Tres B (Bueno, Bonito y Barato); le seguía Encarna, 'la de la sangre con tomate' en un local ancho, profundo y oscuro donde se comía un guiso de sangre que 'quitaba como tó el sentío'. La tienda donde se vendía huevos y queso, y donde trabajaba Luis el de los Huevos (nótula núm. 203), que cantaba aquella copla de "Yo soy Luis el de los huevos, parezco una pescailla, pero cantando y bailando, valgo más que toa Sevilla". (En la imagen, Antonio 'el Aceitunero', delante de Casa Plácido, de la que era repartidor Luis 'el de los Huevos'. Foto Carlos Pumar Algaba).
El almacén de Nicanor Gómez, esquina de La Placilla con Ricardo Alcón.
Doblando la esquina con la antigua calle Correo, hoy Ricardo Alcón, nos encontrábamos con una bodega de los Gil de Reboleño, donde Antonio Gil de Reboleño, en la actualidad prestigioso farmacéutico, ayudaba despachando vinos a los hermanos Victoriano y Pepe, ambos porteros que fueron del R.C. Portuense. Enfrente la Tienda del Caracol, de vinos y tapas y a su lado el refino de Luis el de los Muertos (nótula núm. 150). A continuación y haciendo esquina el Almacén y Bazar de los Nicanor (nótula núm. 080), donde Lalo lucía una de las mejores y ceñidas cinturas de El Puerto, talle 34. Seguía la carnicería de Insúa, el Bar Rábago, y al fondo, en la calle Ganado, La Pastora (entonces de los Gómez, hoy de los Ojeda), la panadería donde se vendían avellanas tostadas, suspiros y aquellos panes blancos que quitaron tanta hambre... Allí trabajaba Ricardito.
Pero volvamos otra vez a la calle Luna. Iniciemos de nuevo el recorrido, esta vez desde la acera de enfrente al Teatro Principal y al carrillo de Severo. En la esquina con Luna el almacén de ultramarinos de los hermanos Genaro, donde hoy se encuentra una tienda de Telefónica. A continuación venía la ZapatEría Heredia y junto a ésta, años mas tarde, pondría Juanito Malete una frutería. Le seguía el Cafetín, de Angel Sordo y su hijo Maximino (nótula núm. 003), haciendo esquina con la calle Santa María. En la otra esquina de Santa María con La Placilla estaba el almacén de Leopoldo Castiñeira Gómez, el cual le preparaba a Antonio bocadillos de recortes de chorizo. Luego se econtraba la Barbería de Manuel Cordones. A esa casa, con entrada por la calle Santa María se iría a vivir la familia Saura, quien formara la conocida sociedad de trasnportes Alemán y Saura. En esa casa, igualmente, Carmelo Ciria Pino, instalaría la primera emisora por cable que los comerciantes del centro de El Puerto ofrecieron a sus clientes. Un amplificador, un micrófono, un tocadiscos y unos altavoces amenizaban las compras en La PLacilla a finales de los cicuenta. La Bota de Oro, zapatería aun existente en la calle Luna arriba, patrocinaba el concurso "Es Vd. la madrina de sus pasos" en "Las Mañanas de la Plaza", regalándose un par de zapatos a los ganadores. (En la imagen, Romualdo, mandadero y aguador. Foto Arturo Palomino).
Un billete 'full' de 7.500 pesetas, con la imagen de José Sánchez Sousa, de la charcutería confitería Los Dos Pepes, nombre puesto en referencia a él y a su hijo Pepe. Realmente era un participación de un billete de lotería, con una fotografía del Bar Vicente, que antes de pasar a su actual propietario era regentado por el propio Sánchez Sousa.
Luego vendría la tienda de Los Dos Pepes, el de los picos brasileños, extravagante personaje que bien merece nótula aparte. Baste recordar que viajaba en su Mini, con un maniquí sentado al lado en el asiento del copiloto y que editaba billetes de 500 pesetas con su efigie, que luego sería la Confitería La Perla. En la Casa de los Leones, hoy apartamentos turísticos, vivía la famlia de los Rodríguez Ceballos, propietarios del 'Bar Casa Paco Ceballos' el de las populares 'pavías rebozadas' y el "Bar Liba" al frente de cuyos establecimientos se encuentran en la actualidad Baldomero e Ignacio Rodríguez Sánchez, en el primero y Paco en el segundo. Y cerrando el recorrido el Bar Vicente (nótula núm. 014) haciendo esquina con la calle Sierpes. Allí eran famosas las tertulias con Rafael Moreno Porto, 'el Lengue', Don Buenaventura, Ramón Insúa, el tío de Manuel Gutiérrez Morillo, el Calé, Anzonini, el Chano y junto a otros cantaores, que con la fresquita se reunían a tomar café y a ver pasar a la gente que desfilaba por los ambientes de la Plaza. (En la imagen superior, una señora vendiendo frutas y hortalizas en la casapuerta de la Casa de los Leones. En la imagen inferior, los puestos al aire libre de la calle Sierpes).
En el centro de La Placilla y adosado a algunas paredes, se instalaban puestos desmontables o no. El de Sal de Diego, los dos Aceituneros, el puesto de Bollos de Miguel Salguero (nótula num. 350), que saldría ardiendo, el puesto de charcutería instalado por el de los picos brasileños, montado por todo lo grande para la época... el puesto de ”quita y pon” de vajillas de cerámica de Domingo Ajenjo y el de verduras y hortalizas de María y el “Toto”, el carrillo de Carmelita “La Rubia”. En la esquina de la calle Santa María se intalaba, cada 15 días, un camión con charlatanes de feria que vendían por lotes: 3 mantas, 2 sábanas, 1 peine y 1 bote de algo... También por esa esquina se hacían las descargas rápidas de los camiones con fruta y verduras de extraperlo procedentes del campo, es decir que no habían pasado por el puesto de Consumo y no habían pagado los arbitrios o impuestos correspondientes al Ayuntamiento.
La churreria de Miguel Salguero, en un puesto de madera que salio ardiendo.
Y la picaresca de la época. En la España de entonces algunos ciudadanos aprovechaban las aglomeraciones en las tiendas, a veces con la complicidad del tendero, para 'rozarse', si no algo más, con alguna clienta inocente. En cierta ocasión una de las agredidas lo denunció ante la autoridad de La Placilla y, el guardia Salas destinado allí, aplicó la justicia sobre la marcha y además del guantazo que se llevó el agresor, propietario de una tienda, se lo llevó detenido dejando el negocio sin dependiente, ante la burla y el escarnio de su parroquia. También, en alguna tienda que por respeto a los herederos no mentamos, se organizaban improvisadas “Casas de Trato” para alivio del entorno de los amigos del dueño y clientes fijos, que tenían un triste plus en aquella época de penurias y pobreza.
PERSONAJES POPULARES.
Muchos personajes populares (nótula núm. 144) deambulaban por La Placilla y La Plaza o Mercado, buscándose la vida. Romualdo ('Remujardo'), Joselito 'el Caca', mandadero al que los chiquillos mortificaban con sus bromas; Kiko 'el Betunero', Dominguito, el hermano de Antoñita, la novia víctima de 'El Arropiero'. 'Coquinete' un señorito venido a menos, sin oficio ni dinero que todos los días bajaba a afeitarse, limpiarse los zapatos, fumarse un puro o tomarse una copa de vino fino en 'La Perdiz' y todo sin costarle un duro, 'de gañote', gracias a la bondad de sus 'patrocinadores': el barbero, el dueño del bar, un cliente que le pagaba el betunero y otro la copa de vino; el caso es que vivía como pudiente, sin trabajar. Otro personaje, 'Caneco', que siempre hablaba con su media lengua, de su hijo. Y Javier Julo Julo, o 'el Mula', personaje pintoresco, aficionado al vino tinto, que cada vez que era convidado soltaba la siguiente retahila: "--Me cago en los sentimientos católicos de las tuberías del Valdepeñas". (En la imagen, el Julo Julo, en una bodega de los Gil de Reboleño, posando en plan caricato ante la camara. Foto AGRI)
La plaza, el Mercado, era otro territorio, otro ámbito, otra gente...