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Por aquello de que El Corte Inglés se inventó celebrar el Día de la Madre el 8 de diciembre, día de la Inmaculada, --aunque la inventiva comercial lo ha trasladado ahora y desde hace años al primer domingo de mayo--se me ha venido a la memoria recordar  a tres madres portuenses, de hijos famosos de muy distintas épocas. Ser madre de famoso, de notable y recordable, no lo es cualquiera. Y si además esa madre ha nacido en El Puerto debemos recordarlo con particular empeño. Porque haber sido el troquel donde se ha forjado un hombre que ha dado gloria a las armas, al arte, a las ciencias o a las letras, es cosa de recordar y traer a la memoria colectiva. Me llaman la atención tres madres portuenses que me vienen al recuerdo:  Catalina del Puerto, Milagros Posadillo y Josefina Lozano. Dicho así seguramente no dan muchas pistas sobre los vástagos que  dieron a luz. Pero tienen el enorme mérito de ser madres portuenses, que pasaron anónimamente, a pesar de ser madres de famosos.

juandelacerda_puertosantamariaLa primera,  Catalina Del Puerto, conocida por los genealogistas como Catalina Vique de Orejón, pero que, en realidad se apellidaba Alonso Alonso, nació en esta Ciudad en el siglo XV. Fue la madre del único Duque de Medinaceli, Señor del Puerto y nacido, también, en esta Ciudad, Don Juan de la Cerda, II Duque de Medinaceli y II Conde del Puerto de Santa María, nacido en 1485. Esta señora era sirviente del Duque Don Luis de la Cerda y, a pesar de que Don Luis,  de su matrimonio con la Infanta Ana de Aragón y de Navarra, tuvo una hija legítima, llamada Leonor esta le premurió. Casaron a Leonor con un hijo ilegítimo del Cardenal Mendoza, pero el hijo de este matrimonio murió con un año y Doña Leonor a los 25. Se quedaba sin sucesión. Sin sucesión el Duque, que no quería dejar como heredero a su hermano Iñigo, y viudo y sesentón, en 1501, se casa con Catalina Alonso, Catalina del Puerto y así legitima a su hijo y heredero Don Juan. Este portuense ilustre, hereda el Ducado y los estados de Medinaceli y es educado esmeradamente. Fue un gran mecenas humanista y un gran protector de las artes. A él debe El Puerto la erección de muchos edificios entre los que se encuentran la terminación de la Prioral, la Puerta del Sol y el Monasterio de la Victoria.

GregorioMarañon_puertosantamariaLa segunda, Milagros Posadillo, es nada más ni nada menos que la madre del Doctor Don Gregorio Marañón Posadillo (1887-1960). Esta mujer portuense nació y vivió en el llamado Palacio de Oneto en la calle Larga. Gregorio Marañón, como es sabido, es un famoso médico, que dio días de gloria a la medicina, a la investigación, a las artes y las letras. Sus tratados y ensayos sobre endocrinología, sobre historia, sobre sexualidad, sobre literatura, publicados en Espasa, son de una actualidad increíble. Fue, además de médico eminentísimo, un gran humanista reconocido mundialmente y un político destacado. Gregorio Marañón Moya, su hijo, siguió frecuentando El Puerto,  y cuenta, en un artículo, que, con una concha que perteneció siempre a su familia, a él, su padre lo ·bautizó portuense” en las playas de El Puerto y con agua del mar de la Bahía. El nieto Gregorio Marañón Bertrán de Lis, frecuenta cada verano nuestra Ciudad. En estas fechas se celebra en Madrid una exposición  con el patrocinio de la Fundación Tyssen-Bornemiza de los pintores Sargent y Sorolla. En un lienzo de este último, un  magnífico retrato de Gregorio Marañón,  Joaquín Sorolla lo identifica en la leyenda al pie del cuadro “Gregorio Marañón Posadillo, 1929”. Posadillo, hijo de Milagros Posadillo, portuense.

octaviopaz_puertosantamariaLa tercera, es Josefina Lozano, que aunque hija de un comerciante de Cádiz y de una señora de Medina Sidonia, nació y vivió en El Puerto. Viuda la madre, ella y su hija Josefina regentaron una tienda de vinos en la esquina de la calle Luna y Misericordia, donde estuvo el Bar Navío y hoy hay una tienda de chucherías. Luego emigraron a Méjico, donde Josefina se casó con un hijo del general zapatista Don Irineo Paz, escritor y periodista liberal. Y es Josefina Lozano nada menos que la madre del Premio Nóbel de Literatura de 1990, Octavio Paz Lozano, nacido en Méjico, en la colonia Juarez, en 1914, poeta, novelista, ensayista, a quien tuve el honor de conocer y tenía a  gala su ascendencia portuense. Por cierto, que cuando le otorgaron el Nóbel, lo llamé por teléfono al Colegio de México, donde vivía, sin contar los cambios de hora. Así que lo desperté a media noche. No obstante, muy educado, me agradeció la llamada, aunque, de verdad, me debía haber mandado al cuerno, por haberle importunado en su sueño.
Por hoy, vaya el recuerdo de esas tres madres portuenses, anónimas, como tantísimas mujeres, como casi todas las madres, de hijos famosos que han brillado en el mundo.  Y es que esta Muy Noble y Muy Leal Ciudad de El Gran Puerto de Santa María es mucho Puerto. (Textos: Luis Suárez Ávila).

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