Nació nuestra protagonista hace 66 años, el Día de los Inocentes de 1943 en una casa que fue habitada por SSMM los Reyes de España en 1729 y 1730: en la Casa de las Cadenas. Es churrera por tradición y por familia y la única superviviente de cuantos puestos de masa frita habían en la Plaza de Abastos. El lugar que ocupa en la actualidad, es el de la antigua tienda de ropa 'El Metro', esquina con calle Sierpes, ayudada por uno de sus hijos. El padre de Charo, Miguel Salguero Suárez, churrero de profesión y su madre Dolores Venegas Rodríguez, tuvieron seis hijos, de los que vivien cinco, y de los cuales Charo es la mayor.
En el año de su nacimiento, 1943, mientras en España el gobierno recordaba la prohibición de celebrar el Carnaval en una tierra tan coplera como ésta, el planeta temblaba con la II Guerra Mundial y los españoles nos recuperábamos, lentamente, de la conflagración civil. Ese mismo año nacen los escritores Jesús Torbado y Eduardo Mendoza, los cantautores estadounidenses Janis Joplin y Barry Manilow, el cantante Joselito, Julio Iglesias y Joan Manuel Serrat, así como el ajedrecista islandés de origen estadounidense Bobby Fisher. en India, Mahatma Gandhi inicia una huelga de hambre para protestar contra su detención.
Rosario, despachando churros junto a su esposo, en la parte del freidor. Entonces se usaban grandes anafes fabricados en bidones reutilizados, siendo el combustible carbón y leña.
Se casó en 1964 con 21 años, tras ocho de noviazgo con Alfonso Romero Núñez, natural de Vejer que llegó a nuestra Ciudad con 16 años, con quien tuvo cuatro hijos. Ha enviudado recientemente, hace escasametne cinco meses. Inconfundibles sus ojos pintados --siempre de la misma forma, siempre de la misma manera-- con ese rabillo que aun realza su belleza. La que tuvo, retuvo y guardó para la vejez. Le gusta el fútbol --un hijo suyo ha jugado en el Racing-- y los toros.
En el primitivo puesto de patatas fritas del Parque, que hoy regenta su hermano José Luis y su cuñada Teresa.
Estudió Charo de pequeña en el Colegio donde estaba Bellas Artes y luego en el de la calle Luna, pero, con 13 años tuvo que abandonar la escuela. Su padre el churrero, empezó a trabajar en Terry y ella, la mayor de los hermanos tenía que arrimar el hombro en el negocio familiar y así hasta hoy, ya va para cincuenta y cuatro años de churrera, siempre en La Plaza, aunque también ha regentado el kiosko de patatas fritas del Parque Calderón, que en la actualidad lleva su hermano José Luis, con nótula 093 en Gente del Puerto. Precisamente este hermano es quien, junto a su mujer Teresa, explota dicho kiosko del Parque y, además sustituye a nuestra Charo en su día de descanso, los lunes, ya que trabaja de martes a domingo.
En el Puesto de Churros que patrocinó Bodegas Terry y que salió ardiendo.
De sus conocimiento como empleado de Bodegas Terry, el padre de Charo consiguió el patrocinio de un puesto de madera con la imagen de marca de dicha bodega, que estuvo situado en los exteriores de La Plaza. Un día ocurrió un accidente laboral y se prendieron el carbón y leña apilados y, consecuentemente, desapareció el kiosko. El ayuntamiento tomó cartas en el asunto y mandó construir, de obra, cuatro kioskos pareados, en las confluencias del Mercado con la calle Ganado, kioskos que desaparecieron con la última reforma del edificio.
Despachando churros al paso de una procesión de Semana Santa. (Foto Agustín Álvarez).
Los anafes de carbón y leña vinieron a ser sustituidos también, por modernos peroles alimentados con gas, donde su hermano o su hijo fríen en aceite hirviendo los churros finos --los más solicitados, los más típicos de aquí-- y los gordos que llevan levadura y necesitan un tiempo de reposo para que tomen cuerpo y se hinchen. Destacan sus churros porque sabe aplicarle en la fórmula el punto exacto de sal y agua.
Colas en la madrugada de Nazareno. Observénse los pantalones de campana. 25 de Marzo de 1975. (Foto Rafa).
Charo es una persona muy alegre despachando churros y cantando a la vez: "Con los churros yo soy feliz", decía el comienzo de una canción que interpreta la churrera, entre rueda y rueda de 'calentitos'. --Y no lo hago para vender mas, sino porque me sale de dentro", afirma. Es tambien muy querida por su parroquia, "--La verdad es que la gente me mira muy bien" algo de lo que damos fe. Cuando fuimos a hacerle esta entrevista una clienta de fuera preguntaba a quien esto escribe si seguiría en internet para cuando elle regresase a su casa a la vuelta de las vacaciones, para poder leerlo. "--Cuando salí hace un par de semanas en el programa de Canal Sur, con Roberto Sánchez 'Aquí Estamos' (con nótula 173 en Gente del Puerto), que estuvo dedicado a El Puerto, me han visto muchas clientes veraneantes quienes, cuando han venido a pasar el veraneo, me lo han recordado". Algo que llama la atención son sus ojos pintados, con sombra de color azul, "--Desde siempre. Y las madres mandan a sus hijos a que le compren churros a 'la muchacha de los ojos pintados': siempre me los he pintado igual".
Cuadro del desaparecido Convento de los Descalzos.
"La Plaza de Abastos fue construida con el material de cantería del derribo del Convento de San Antonio de los Franciscanos Descalzos en 1868, tras la desamortización de los bienes de la iglesia decretada por la Junta Revolucionario creada en El Puerto, tras el triunfo del pronuncioamiento militar iniciado por el almirante Topete el 18 de septiembre de ese mismo año. Se acordó la expulsión de la Orden de la Ciudad. El Convento ocupaba todo el solar que hoy es plaza pública, así como el del edificio del antiguo ayuntamiento. En su origen, esta plaza fue creada como un lugar de esparcimiento público en pleno centro de la ciudad, que en un principio sólo fue un terrizo sin urbanizar y que iba a llevar el nombre de plaza de la Libertad, fue conocida como plaza de los Descalzos hasta 1890, año en que por petición popular se le dio el de Isaac Peral". (CMPH).
RECETA PARA PREPARAR CHURROS.
Ingredientes: Agua: 1/2 taza , Leche: 1/2 taza , Sal , Harina: 1 taza , Aceite , Azúcar para espolvorear.
En una cacerola se pone a hervir el agua, la leche y la sal. Cuando la mezcla empiece a hervir, agregue de golpe la taza de harina y remueva de forma enérgica hasta que se forme una masa que se desprenda de la cacerola. Apártelo del fuego unos instantes. Retire y vuelque la masa sobre un recipiente. Póngalo dentro de una churrera y haga los churros en forma de bastones, de roscas, o como prefiera. Fría los en abundante aceite caliente hasta dorar sobradamente ambos lados. Conforme los vaya escurriendo, páselos por azúcar, si es de su gusto, o déjelos tal cual. Es preferible usar una churrera en lugar de una manga pastelera, ya que en ésta pueden quedar burbujas de aire en la masa que, al freírlas, pueden reventar los churros, lo que sería toda una pena.