En la imagen del grupo, posiblemente el autor de los Baños Termales, el maestro mayor Manuel Romero Planas, acompañando a las autoridades, en una visita de inspección. A la derecha de la imagen se puede apreciar a obreros y un andamio. La casi totalidad de su obra ha desaparecido. (Foto Colección Carlos Pumar Algaba).
Se cumple estos días (diciembre de 2007) un nuevo aniversario de la declaración de la ciudad como conjunto histórico-artístico y es tiempo también de seguir lamentando la furtiva y obstinada expoliación de su casco histórico, que está dejando una ciudad sin memoria de su pasado arquitectónico a cambio de no sabemos qué futuro. Uno de los ejemplos más deplorable de esta situación es la obra del maestro mayor Manuel Romero Planas (1895-1944), desaparecida en su mayor parte a causa de intervenciones en las que primó el desprecio hacia su valor patrimonial, incluidos algunos edificios de los felices años veinte que llegaron a erigirse en referentes de la promoción de la ciudad, como los Baños Termales y la casa de Sánchez-Cossío, en la plaza de Peral.
La Casa de Sánchez Cossío, donde con el tiempo estaría el Banco Español de Crédito y, posteriormente la Caja de Ahorros de Cádiz. También estaba la Taquilla de la Plaza de toros. A la izquierda, barriendo la acera de la casa de Luis Pérez Grant. (Foto Colección Carlos Pumar).
El mismo espacio, en la actualidad, han desaparecido la mayoría de las casas que se veían en la imagen anterior. (Foto: Carlos Pumar Algaba).
Manuel Romero Planas había nacido en El Puerto el 1 de octubre de 1895, realizó sus estudios de aparejador en Sevilla y Cádiz y fue nombrado maestro mayor de obras titular del Ayuntamiento de la ciudad el 4 de diciembre de 1918, tras la renuncia de José Romero Lora, su antecesor en el cargo, y en el que permaneció hasta su prematura muerte, el 21 de junio de 1944.
Interior de los Baños Termales. (Foto: Colección Carlos Pumar Algaba).
Continuador de la arquitectura del siglo XIX, es la fábrica de harinas de la calle Postigo el primer proyecto del que se tiene constancia, siguiéndole una serie de reformas de fachadas hasta 1921, en que realiza la bodega del Fino Coquín, en Pozos Dulces, así como uno de los edificios más emblemáticos de la época: los Baños Termales. Situado en la rotonda de la Puntilla, se erigió en aquellos momentos en símbolo de la incipiente promoción turística de la ciudad.
Dos años después llevó a cabo el proyecto de otro de los inmuebles de mayor atractivo en la ciudad, compendio de eclecticismo arquitectónico: la casa de Sánchez-Cossío, en la esquina de la plaza de Peral y la calle Larga, donde se encontraba el 'Casinillo', y realizó también la reforma del palacio de Cumbre Hermosa, en la manzana Valdés, Aurora, Bajamar, suprimiendo sus entresuelos.
Detrás del Corazón de Jesús, la Casa de Martínez de Pinillos. (Foto Colección Mata).
Detalle de fachada del jardín de la Casa de Martínez de Pinillos, en la confluencia de las calles Cielos y Larga, detrás del Corazón de Jesús. (Foto José Luis Benjumeda).
El mamotreto existente -Edificio Carabela- en el lugar donde estuvo la Casa de Martínez de Pinillos. Inexplicablemente se autorizó en 1989. La foto es en la actualidad. (Foto Vicente Utrera - Alberto Trigueros).
Posteriormente surgen dos proyectos en los que aparecen las plantas de distribución diseñadas con la exquisitez de la sociedad de la época: en 1926, la fábrica de conservas Sur, de Roberto Osborne y en 1927 la casa de Benjumeda Martínez de Pinillos en la plaza de los Jazmines, al comienzo de las calles Larga y Cielos, algunos de cuyos elementos se adivinan hoy sobreviviendo aplastados bajo el enorme lienzo de fachada que se le ha superpuesto. Si las construcciones industriales ocuparon gran parte de su actividad profesional, fue de esta clase la última obra que realizó, un almacén para Obras Públicas, en la margen izquierda del Guadalete, durante la etapa como ingeniero de Obras del Puerto de don Antonio Durán, a principios de los años cuarenta. Fue el primero de estos edificios que se sustentaba mediante arcos de medio punto, realizándose después cuatro más con la misma estructura, todos también derribados hace escasas fechas.
El Cinema España inaugurado en mayo de 1941, poco antes de la muerte del autor del edificio, nuestro maestro mayor Romero Planas. El cine cerraría en 1974. (Foto Colección Carlos Pumar Algaba).
El Cinema España en la actualidad alberga un bar de tragos largos. En la década de los ochenta del siglo pasado, tuvo en su interior y terraza un restaurante de comida rápida y confitería 'La Cabaña de McCobo'. (Foto Carlos Pumar Algaba).
Desgraciadamente, ese ha sido el fin de buena parte de su obra. A día de hoy ha sido en su mayor parte borrada constituyendo, salvo para la memoria y algún testigo como la fachada del Cinema España, un itinerario imposible de recorrer. (Textos: José Ignacio Buhigas Cabrera).