Francisco de Paula Plácido Xavier de Uriarte y Borja, nació en nuestra Ciudad en 1753, hijo de un vasco de Azpeitia y de una riojana. Fue marino, llegando a la mayor dignidad de su carrera, es decir Capitán General de la Real Armada Española en 1836. Asistió a la famosa batalla naval de Trafalgar, al mando del navío Trinidad, que fue el que puso fuera de combate al buque almirante inglés en el que Lord Nelson halló la muerte. Contrajo matrimonio en 1800 con su sobrina carnal Francisca Xaviera de Uriarte y Gálvez. En 1822 se retiró a nuestra Ciudad, donde falleció en noviembre de 1842, sin dejar descendencia. En 1983, sus restos mortales, como Capitán General, fueron trasladados desde el Cementerio de El Puerto hasta el Panteón de Marinos Ilustres de la vecina localidad de San Fernando, en una acto solemne y poco visto en los últimos años, organizado por el entonces concejal Luis Suárez Ávila, siendo alcalde el comunista Rafael Gómez Ojeda. El retrato de Francisco de Paula Plácido Xavier que encabeza esta nótula, se conserva en el Museo Naval de Madrid. Es un óleo sobre lienzo (96 x 84 cm), copia de un original desconocido, por Ramón de Salvatierra y Molero, realizada en 1853. Es un retrato de medio cuerpo, de pie; viste uniforme pequeño de Capitán General de la Real Armada, con las solapas abiertas a la moda de la época de Isabel II; una carta enrollada en la mano; bandas y placas de Carlos III y San Hermenegildo y la Cruz de Santiago.
Croquis inglés sobre la disposición de las flotas combinadas de Francia y España y la flota inglesa en la Batalla de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805.
Francisco de Paula Plácido Xavier sentó plaza de guardiamarina en 1774. Se halló en las campañas de Argel (1775) y Santa Catalina (1776-1777). A las órdenes de Luis de Córdova y al mando del navío Firme concurrió al bloqueo de Gibraltar y combate del cabo Espartel (1782). Participó en la expedición científica al estrecho de Magallanes, a las órdenes de Antonio de Córdoba (1788-1789). Sirvió en la campaña de Rosellón (1739) y el año siguiente, mandando la fragata Lucía, realizó un viaje al Río de la Plata para traer caudales. Obtuvo sucesivamente los mandos de los navíos Terrible y Concepción de la escuadra de Mazarredo, con el que estuvo en Brest, el Príncipe de Asturias, el Guerrero, el Argonauta -con el que transportó a los Reyes de Etruria- y, finalmente el Santísima Trinidad, con el cual participó en el combate de Trafalgar, resultando herido y prisionero de guerra. En 1806, ascendido a jefe de escuadra, Uriarte fue nombrado mayor general de la escuadra estacionada en Cádiz y consejero de la Guerra. En Madrid se encontraba al ocurrir los sucesos de 1808, por lo que se presentó a la Junta de Sevilla y fue nombrado gobernador militar de la isla de León, donde asistió al sitio a que fue sometida la plaza por los franceses. En 1811 obtuvo el mando del arsenal de La Carraca y de allí pasó a Cartagena como gobernador político y militar. Ascendido a teniente general de la Real Armada, fue nombrado capitán general del departamento de Cartagena en 1816. En 1822 se retiró a nuestra Ciudad, donde falleció en noviembre de 1842
EL SABLE DE HONOR.
Este es el Sable de Honor de Francisco de Paula Plácido Xavier. El arma, de 98 cm de longitud, estilo imperio, construida por Nicolás Boutet en Versalles. Hoja curva de acero, empuñada de latón dorado, vaina de madera recubierta del mismo metal dorado. En el canto del recazo figura la leyenda KLINGENTHAL, y en el metal de la primera parte de la vaina M.F. TURÉ A VERSAILLES ENT. SE BOUTET. Fue regalado por Napoleón Bonaparte, Primer Cónsul de la República Francesa, nuestro Capitán de Navío, a la sazón, comandante del navío Príncipe de Asturias cuando se hallaba estacionado en Brest. Lo usó en el combate de Trafalgar, ell 21 de octubre de 1805, mandando el Santísima Trinidad. Hallándose herido y prisionero en Gibraltar de resultas de la acción en que su navío se hundió, conocedor el almirante Collingwood, sucesor de Nelson, de la gran estima en que Uriarte tenía este sable, mandó hacer una requisa en su escuadra y se lo devolvió como testimonio honroso de su comportamiento durante el combate.
Donado al Museo por Isidoro de Uriarte, sobrino del general. Fue restaurado en 1996.
EL SANTÍSIMA TRINIDAD
El “Santísima Trinidad” fue el más famoso y problemático de los buques que se construyeran en La Habana. Era el mayor navío de guerra a flote en ese momento en el mundo, poseía 136 cañones. Sus enormes dimensiones dificultaban su maniobra. Benito Pérez Galdós lo describió así: “El Santísima Trinidad era un navío de cuatro puentes. Los mayores del mundo eran de tres. Aquel coloso, construido en La Habana con las más ricas maderas de Cuba en 1769, contaba con treinta y seis años de honrosos servicios (...) Las cámaras situadas a popa eran un pequeño palacio por dentro, y por fuera una especie de pequeño alcázar; los balconajes, los pabellones de las esquinas de popa, semejantes a las linternas de un castillo, eran como grandes jaulas abiertas al mar (...) Nada más grandioso que la arboladura, aquellos mástiles gigantescos, lanzados hacia el cielo como un reto a la tempestad”.
El navío fue construido en La Habana por Mateo Mullan bajo la dirección de Juan de la Colina Rasines, botado en el 1769, inicialmente se construyó como navío de tres puentes y 118 cañones, terminando después de tres reformas (1778, 1797, 1803) como navío de cuatro baterías corridas y 130/140 cañones. (En la maqueta, se puede observar a babor las baterías de cañones desplegadas).
El “Escorial de los Mares” como solían llamarle en su tiempo, tuvo una historia azarosa. Doscientos años después de la batalla de Trafalgar, el navío español "Santísima Trinidad" ha sido rescatada. Se trata de una réplica del que fuera navío insignia de la flota naval española desde 1769 hasta 1805 en el que los ingleses tomaron el relevo de la hegemonía naval española y la Armada Invencible fue derrotada frente a las costas de Cádiz. (En la ilustración, óleo de autoría inglesa que muestra el momento en el que el barco se fue a pique).
Fué el barco mas grande de su tiempo y uno de los mas hermosos, con sus 2.163 toneladas era muy sólido pero también se mostraba lento al navegar y siempre dió problemas al respecto, terminó sus días en la batalla de Trafalgar, hundido por el temporal el 24 de Octubre de 1805, después de haber sido apresado por los ingleses. (En la fotografía la réplica del Santísima Trinidad, surta en el muelle de Algeciras. Foto: Xavier A. Rivera).
UN CERTICADO CON LA FIRMA DE URIARTE
Don Francisco Javier de Uriarte y Borja
Jefe de Escuadra de la Real Armada y Comandante que Fue del Navío Santísima Trinidad, en el Combate de la Escuadra Combinada de España y Francia contra la Inglesa en el día 21 de octubre de este año.
CERTIFICO: Que el primer contramaestre Tomas Tosso, ha servido con el cargo de tal en nuestro Buque bajo mis ordenes desde su armamento, hasta 24 del citado Octubre que de resultas de aquel combate se fue a pique; en cuyo tiempo ha manifestado la conducta recomendable y la Sobresaliente inteligencia que tiene acreditada en todos sus antiguos y honrados servicios, y que en el día del mencionado Combate, desempeñó todas sus obligaciones con valor e inteligencia mucho más allá de cuanto yo pueda decir en elogio de este honrado y benemérito oficial de Mar, a quien considero dignísimo de las gracias y piedad del Rey Don Carlos IV de España y Sajonia tenga a bien dispensarle y para que conste en donde convenga le doy la presente en el Puerto de Santa María a 20 de Noviembre de 1805.
Ndo en la Lista de oficial de mar de la Comandancia del arsenal al Fº 124.»
LARRA, LAS CARTAS DE FIGARO Y URIARTE. (Fragmento).
Segunda carta de Fígaro a su corresponsal en París, acerca de la disolución de las Cortes, y de otras varias cosas del día (de Mariano José de Larra).
«Es lo peor que en 16 de enero, ocho días después, no estábamos más adelantados en punto a estilo de reales órdenes, porque Su Majestad, por real decreto de dicho día, promueve a don Francisco Javier Uriarte y Borja a la dignidad de capitán general de la armada «sin aumento alguno de goce, a que generosamente renuncia Uriarte en atención a las presentes circunstancias». Convengo en que las presentes circunstancias no son para muchos goces, pero también es gran lástima que desde el 16 de enero no pueda gozar el señor Uriarte sino precisamente lo mismo que gozara hasta aquel día, y que haya de tener tan en el fiel la balanza de sus penas y placeres. Es decir, que si al día siguiente del real decreto le hubieran dado al señor Uriarte una buena noticia, como por ejemplo la disolución del Estamento, debería haberse mirado mucho en gozar de aquella satisfacción que debería naturalmente caberle, porque ése sería aumento de goce, supuesto que en su vida habrá tenido otro igual antes del 16 de enero.
¿No sería bueno que para mejorar la suerte del señor Uriarte, y aun la del director de Correos, se comenzasen a emplear en los ministerios gentes que supiesen ya leer por lo menos y escribir?» Fígaro. Mariano José de Larra.
Sobre impreso y con matasellos especial con motivo de la Exposición Filatélica organizada como Homenaje a Don Francisco Javier de Uriarte y Borja, entre los días 25 y 29 de noviembre de 1982, en nuestra Ciudad. El matasellos es un dibujo de la 'Santísima Trinidad'.