Nacido hace 50 años en la calle Ganado, junto a la Pensión Frasquita, tuvo siempre Juan Luis Rincón Ares, la visión de la tapia del Hospitalito al salir de casa. Estudiante -y compañero de clase del Colegio de La Salle-, conoció los dos institutos de entonces -el Técnico de Santo Domingo y el Muñoz Seca- para luego estudiar la que ha sido la profesión de su vida -maestro- en La Normal de Cádiz. Todavía busca Juan, en sueños, su casa frente al Hospitalito y tiene que reorganizarlo en la duermevela pues al llegar allí, a aquella casa de vecinos donde vivió 15 años, no encuentra a quienes compartieron con él tantas vivencias de aquella España real y tan lejana que le tocó vivir. En su memoria hace el itinerario por las casas en las que vivió y recuerda como le formó vivir en esa calle a la que acude a veces, a coger aire. Y afirma: «me cuesta vivir de otra manera a la que aprendí en aquella calle». Escribe cuentos, especialmente, desde hace 10 años, por los cuales ha recibido, a fecha de hoy, ochenta premios.
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(*) Maestro de Educación de Adultos y Autor de Cuentos ochenta veces premiado, es el verdadero título de este artículo.
Recuerda Juan que la afición a escribir le viene desde siempre, del colegio. Recuerda aquellas redacciones que ponía D. Jerónimo que era el que le animaba a escribir, pues le decía que valía contando cosas. Y también recuerda como un día le desanimó, poniéndole un cinco raspado a un trabajo del que se sentía especialmente orgulloso, pues él decía que en su clase no puntuaba las redacciones con más de cinco. Y también recuerda a su padre, Luis, que le inculcó la pasión por la lectura. El relato del que se siente más orgulloso -y de la convocatoria también- es «Tomás, el miedo y yo» que ganó en 1984 el Premio Internacional Café Compás, al que concurrieron más de 400 creaciones literarias. Cuenta la historia de dos miopes, Tomás y nuestro amigo Juan, y lo que pasó en el colegio La Salle, aquel año en el que la meningitis se llevó a un compañero. (La miopía de Juan no fue corregida hasta los 18 años: en casa había para comida, zapatos, ropa y poco más... --«Papá en clase no veo bien la pizarra» --»Niño, pues ponte delante»).
Juan es padre adoptivo tardío. Con su mujer educan a dos niños de 13 y 11 años, que les consumen en el apasionante mundo de verlos crecer y sacarlos adelante, lo que les consume muchas horas. Ese es el motivo por el que Juan no renuncie a todo por la escritura: tiene que atender a su familia y están en una edad crítica. Por eso, con los premios que llevan dotación económica --unos diez o doce al año, y ya van ochenta--, entre una cosa y otra recibe al año un par de pagas que ayudan a su sueldo de maestro a tirar para delante. (Esta es la fotografía que Juan, de adolescente, entregaba a sus novias).
De Luis Rincón, su padre, afirma: «anda ya cercano a los 80 y ha vivido de todo: fue niño en una postguerra atroz de hambre y oscuridad, fue monago insumiso y cómplice de estraperlista, militante antifranquista clandestino, obrero fabril y albañil capaz, vecino solidario y patriarca de una prole inmensa y diversa con más bocas que vergüenza». De casa le viene la afición por el compromiso social y de izquierdas. El sindicalismo paterno llevó al compromiso político; su padre era socialista de siempre, de los del PSP de Tierno Galván que mas tarde se integraría en el PSOE. Su padre se relacionaba con Esteban Caamaño, Elias Py, Isidoro Gálvez, Mariángeles Cortabarría. (En la fotografía, durante la Primera Comunión de Ángeles. Luis y Juan de pequeños, su padre y su madre, embarazada de su hermana Sole).
Juan tuvo una juventud furiosa, militante en todos los aspectos que tocó los extremos en lo religioso, en lo político, ... No fue nada tibio, estuvo metido hasta el cuello en política, en las proximidades del PCR. El no fue partidario de la transición sino de la ruptura y se metió en todo tipo de charcos extremos, pero no extremistas. Aunque la policía que venía de la dictadura opinaba lo contrario e intentaba asociarlo a grupos terroristas, algo que no se corresponde con la realidad. Estuvo detenido dos veces, en total siete meses. En 1980 en la cárcel de Zamora y en 1981 en la de Sevilla. Recuerda aquellos periodos con placidez. De hecho estaba deseando ir a la cárcel y dejar de sufrir las torturas que padecía durante los 20 días de detención preventiva. La cárcel era una liberación y le enseñó a compartir y aguantar, solidariamente con otros presos políticos, su lucha por las libertades. Salió sin cargos y para él la vida, la libertad, ya la iba a ver de otra manera para siempre. Cuando hace seis años se manifestó ante la sede del PP local contra la Guerra de Irak, le fue impuesta una multa por la Subdelegación del Gobierno, junto al actual Teniente de Alcalde de Fomento, el andalucista Antonio Jesús Ruíz Aguilar y la socialista y a la sazón Teniente de Alcalde, Consuelo Gamero, merced a un informe del entonces Comisario de Policía, José María Deira, hoy Comisario Provincial. Del juicio de sobre la guerra resultaron abueltos varios inculpados, entre ellos Antonio Jesús y Consuelo, pero el juez mantuvo la multa -aunque la redujo a 1000 euros- para Ignacio Garcia, parlamentario andaluz de IU y para Juan. En la opinión del juez influyó sobre todo el informe de Deira -con referencias a su supuesta militancia anterior de un cuarto de siglo atrás- y los posteriores testimonios policiales. La multa fue pagada por la solidaridad popular.
"En Muxía las gaviotas del muelle, las palomas de las torres, tienen por días las patas más negras y en la punta de las alas se deposita poco a poco la muerte que, quizás mañana, quizás pasado corte su vuelo y las haga morir ahogadas como las que hoy hemos recogido en As Pedriñas. Quizá el esfuerzo de hoy , haya salvado la vida a una sola pareja de gaviotas pero sean ellas las que repueblen de graznidos de vida A Costa da Morte." De 'Croniquillas desde el Chapapote (IV)'. (En la fotografía, Juan Rincón, en Muxia, en enero de 2003, colaborando durante las vacaciones, en la limpieza de la costa gallega gras el desastre ecológico producido por el hundimiento del 'Prestige', petrolero cargado con fuel de mala calidad que asoló el litoral de Galicia).
Ahora que hace veinticinco años de casi todo: del Centro de Planificación Familiar, de la Oficina Municipal de Turismo, también lo va a hacer del Centro de Educación de Adultos. En el 2009 se cumplen 25 años de aquellas circunstancias que cambiaron el rostro de Andalucía, de El Puerto. Se cumplen 25 años de la creación del Centro de Educación de Adultos, algo que es la vida de Juan, donde ha aprendido a convivir con mujeres y hombres que le han enseñado una forma de encarar la existencia que le hacen vivir como un hombre feliz, mientras les intercambiaba esos conocimientos por otros de índole más académica: cifras y letras. Su libro, Cardito de Puchero, ilustran tantas vivencias... (Juan, en una clase del Centro de Adultos).
CARDITO DE PUCHERO.
Recientemente el libro ha visto su segunda edición. Es un buen argumento para regalar por estas fechas del consumo en crisis. Los que lo han probado, han dicho de “Cardito de Puchero”:
- Cardito de Puchero constituye una historia de dignidad y superación personal, un cuarto de siglo de educación en do mayor. Juan Rincón Ares, (…) relata con inusual ternura y sencillez las vicisitudes de la educación de adultos y, por tanto, de la evolución social de esta tierra. (Enrique Alcina en Diario de Cadiz).
- Sin duda alguna, es un libro necesario para conocer de verdad esta experiencia educativa única en la historia de la educación en Andalucía, en él reflejas planteamientos educativos, pedagógicos, didácticos y, a la vez, vitales, ideológicos, sociales, antropológicos, intentando poner en marcha, y consiguiéndolo en muchos centros, no sin superar enormes dificultades, el paradigma pedagógico de educación liberadora propugnado por nuestro “padre” Paulo Freire, santo y seña del modelo de alfabetización andaluz, y del cual, de su puesta en marcha y su generalización, también me honro enormemente de haber podido participar activamente, por lo que me considero un privilegiado profesional de la educación. ( Paco Poveda. Inspector de Educación)
- ¡Qué maravilla, Juan! Esto deberían dárselo a los profesores nuevos. Es de libro de texto. ( Maria Luisa Miras. Web El Diálogo. Almería)
- Juan, has escrito palabras, yo he leído imágenes, he visto vuestras caras, he reído y también he llorado. El secreto escondido de las mujeres: nuestras madres, abuelas ...está a salvo contigo. (Virtudes Lopez. Directora del Certamen de Relatos de la Asociación "Cerdá y Rico". Jaén)
- La primera impresión leyendo los primeros capítulos, me parecía un libro fundamentalmente dirigido al mundo de la enseñanza y la educación. Continuando con la lectura, la ternura se hace dueña y señora de todas las páginas, aunque inicialmente sorprenda la parte autobiográfica, me parece que ayudan a comprender mejor las relaciones entre profesor y alumno, sobre todo cuando la lectora (es decir yo) no tiene ningún tipo de relación con el mundo de la enseñanza y menos con la Educación de Adultos. Por último, sinceramente, un relato encantador, tierno y delicado, muy lindo y muy intenso en su parte sentimental, tanto que incluso me ha hecho llorar al final (no se lo digas a nadie, vale?) (Edurne C., Guipuzkoa)
- Es un libro cuajado de la ingenuidad y la picaresca andaluza, características ambas, que hermanadas, pueblan las páginas, repleto de matices significativos, de pequeños profundos, y en el que sus letras y palabras, desprenden continuamente, un deje querencioso y un olor a confraternización y a tierra nuestra. (Enrique B. , Fuenlabrada)
- En tu libro está la esencia del trabajo, los prototipos de nuestras alumnas, las lágrimas insostenidas, las caricias, las horas de lucha profesional, los comecocos ideológicos, las dudas, muchas dudas, las convivencias pacíficas, las radicales, las furias juveniles, el reposo manso del guerrero a los cincuenta y .... (Ana Durán. Sevilla)
- Un tratado de humanidad y pedagogía. (Antonio Muñoz Cuenca en Tele Puerto)
- De ese "Cardito de Puchero" no me cansaría yo de tomar nunca. Según la parte que leas, le sacas sabor a vergüenza ajena, a amor, a penas, a alegrías, a risas (Maria Jesús Moragues. Alumna. El Puerto de Santa María)
- …el aroma entrañable de la hierbabuena buena del cariño, con la cuchara mojada de tantas ilusiones, tantas vivencias , tantos avatares, tantos y tantos años.... (Soledad Gomez. San Fernando)
- ¿Sabes?, en aquel trazo que marcabas con el dedo no había un cero, ni siquiera un deo. Sigue habiendo un "circulo de tiza" que aún no hemos conseguido romper. Romper el círculo, desterrar la tiza y poder ver los "deos". (Ricardo. Jimena de la Frontera)
EL CARNAVAL
Desde que se recuperó el Carnaval en El Puerto andaba Juan sacando charangas en el Centro de Adultos y chirigotas de las denominadas 'ilegales' con su familia. Primero participó en el “Circo Locón” y a partir de ahí vinieron “Las Casetas de la Puntilla” (foto adjunta) –en el año en que el ayuntamiento las defenestró- “A las nueve la cortan“, “El Coro Rociero de la aldea Gala”, “2024, Olimpiada en el Poblado”, y andando el tiempo, “Los Cangrejos mojoneros” – en alusión al calificativo a los ecologistas y una de las primeras perlas dialécticas de nuestro electo Nandía (Apócope de Hernán Díaz, palabro original de Enrique Alcina, hecho famoso en la desaparecida revista electrónica 'La Bahía del Mamoneo'- y “El retorno de Alien”. Su singladura carnavalesca “legal” empieza, por culpa del Chano, a principios de los noventa del siglo pasado con la chirigota “Raíces Profundas”. Iban de dentistas y abanderaron la resistencia contra la brutal tala de la Plaza Peral con un pasodoble que puso de pie al público en el Cine Moderno y furioso a Hernán en la cabalgata. Luego vinieron “Pa Matarse”, -la única que triunfó a medias en Cádiz- “Sabores Lejanos”, “Las Cositas del Querer” y “Más bonita que ninguna”. Dio el salto a la comparsa y sacó “Abogados del Diablo”, “Tres de Mayo” –que estuvo a nada de colarse en la final de Cádiz, con Víctor, su amigo sordo, haciendo de Goya– “La Tabla Redonda”, “El Barrio alto”, “Maquis”, “La Cantera” y “Meninos dea rua”. Finalmente volvió a lo suyo, al callejeo y al salseo y se pasó al romancero “La Leyenda de Sherrywood” encarnado al Sir Lanzarote. Su despedida tuvo lugar hace unos siete años, de momento; fue con otro romancero, “La Pirámide Jernankamón”, en alusión a la Glorieta de Pozos Dulces, al que pertenecen estas letrillas:
Dicen que en el Sur del Sur
Cerca de la antigua Gades
Descubrió una gran glorieta
Hércules, en su viaje
Y Allí puso una leyenda
Que decía “ Non Plus Ultra”
Que traducido resulta
“Hernakamón es un menda”
Vivió en la antigüedad
Un faraón muy IPoderoso.
Que se construyó una esfinge
Un monumento fastuoso
La Esfinge de IPozos Dulces
Otra glorieta no hay
Mas fea ni peligrosa
En to los pueblos de Cai
Por contemplar su belleza
Muchos hombres se han perdido
Ahogado en el Guadalete
Porque se han distraído
Se llamaba Hernankamóm
Temido por sus esclavos
Que cantaban su canción
Al son de los latigazos
(Estribillo):
Ay Jernankamon
Gran Jernankamon
Gran Jernankamon
¡no me seas mas mamón!
No descarta volver a ese mundillo pero hoy son otras y muy diferentes sus prioridades.