Propongo responderme a mí mismo una pregunta que de vez en vez me hago y es, seguramente, la que muchos de Vds. se habrán hecho.
¿QUIENES SOMOS LOS PORTUENSES? ¿DE DONDE HEMOS VENIDO? ¿CUAL ES NUESTRO ORIGEN?
Si tomamos como principio el genético, ha de concluirse que nada debemos ni a los tartesios, ni a los fenicios, ni a los griegos, ni a los cartagineses, ni a los romanos, ni a los visigodos, ni a los moros. Esto, como digo, desde el punto de vista genético. Porque la sorprendente lectura de acarreos culturales, nos llevaría a otros planteamientos menos positivistas e integradores. Fenómenos tan excelsos como la cultura griega son resultado una integración larga e inconscientemente transmitida. Todo un proceso sutil de transmisión de testigos culturales concluyen creando una forma de ser y un modo de vivir en que influyen, en no poca medida, el clima y la geografía.
Me encanta citar un texto de Diego Catalán al hablar de la supervivencia del romancero durante siete siglos. Dice: «Si siete siglos no han sido lo suficientemente heterogéneos como para quebrar la continuidad del canto romancístico, ¿cómo vamos a rechazar la posible continuidad de otros “guadianas” ?»
También aquel otro relato de San Agustín, que en el siglo IV después de Cristo, oye hablar en Túnez a unos hombres en lenguaje púnico. «¿Quiénes sois,?» les pregunta. «Somos cananeos» que es lo mismo que decirle somos fenicios. Siamo Cananei. Fue el lema de la exposición que en el Palacio Grassi, en Venecia se organizó, hace unos años sobre los Fenicios y en la que esta zona de la Bahía de Cádiz y El Puerto tuvieron mucho que decir.
Así, aunque rechacemos todo positivismo en el hecho cultural; en el tema que nos ocupa, vamos a abordarlo desde un objetivo positivismo genético que nos ayude a encontrar los caracteres del portuense tipo.
Y ello sin que esta charla se tiña de ninguna connotación xenofóbica. Nada más extraño al espíritu portuense, decididamente integrador y generosamente acogedor.
El Puerto, aun desde antes de conformarse como Puerto de Santa María, es lugar de destino en la universalidad conocida.
Así es que esta unidad diversa de destino en lo universal, que es El Puerto, carece en este caso de toda la connotación que en el ambiente de esta sala pudiera preocupar por aquello de que los términos han sido escrupulosamente plagiados por mí de los que, en su día dijera el Fundador de Falange Española.
El Puerto es un lugar de destino para mucha gente. Lo fue para Menesteo, después de la guerra de Troya y lo ha sido y sigue siendo para maestros y policías que nos vienen de Extremadura, para telefonistas que nos vienen de otros lugares de Andalucía, para funcionarios de prisiones o para marinos de guerra que arriban de cualquier parte de la geografía española.
Nuestra posición geográfica en el centro de la Bahía de Cádiz, proporciona a esta Ciudad una situación evidentemente privilegiada. Evidentemente, esto, unido al clima y a las posibilidades de ser puerto seguro es lo que atrajo desde a los fenicios, por ejemplo, a todos los que nos han habitado. Esto es lo que contribuyó en gran manera a que nuestro río fuera base e invernadero de las galeras reales de España y el comercio y las expediciones marítimas que desde aquí partieron.
Nuestros nombres, Portus Menestei, Portus Gaditanus, Alcanate (Puerto de las Salinas), Santa María del Puerto, o El Gran Puerto de Santa María tienen una constante, la palabra Puerto. El Puerto es puerto por antonomasia y un Puerto tiene mucho de cosmopolita. Nuestras señas de identidad, aparte de ser sugestivamente esponjosas, han ido siendo forjadas a base de muchas entregas del testigo cultural cuyos resultados finales nunca se aprecian definitivos. Nuestro propio carácter abierto y nuestra ingenua e ilimitada capacidad de sorpresa, proporciona un buen caldo de cultivo para que cualquiera nos venda una innovación. Estamos en el punto de mira de mucha gente desalmada que, a poco que vistan bien el muñeco, nos convencen y nos arrolla.
Sin embargo, yo sé que pocos, pero bien avenidos, han luchado en todas las épocas por mantener viva la llama de nuestra cultura más entrañable y las tradiciones que quedaron encastradas en nuestra forma de ver y de ser.
No voy a hablar de nuestra continuidad cultural, pero sí de quienes son los que han proporcionado el vehículo para que se haya ido forjando y perdure.
Me refiero al soporte poblacional que ha permitido mantener vivas todas esas manifestaciones. Por eso la pregunta de quienes somos y de donde venimos va a ser la clave de esta exposición.
Quizás fuera conveniente comenzar ahora por decir que la escasa población autóctona de Alcanate desapareció sin dejar rastro con la llegada de los almohades en 1144. Los mozárabes, cristianos, herederos de los romano-visigodos que estaban viviendo en tierras de moros, han de huir, ante la llegada de los almohades, los primeros musulmanes que persiguen a los cristianos, y se van , cuentan los documentos, a Toledo, con el Obispo de Sidonia. Pero ese fenómeno ocurre en toda Andalucía.
Alcanate, con todas sus alquerías queda despoblado y desolado.
En su territorio no se mantiene ningún resto de población antigua.
En esos años que van desde 1144 a 1260, nuestro territorio pertenece al reyezuelo moro de Jerez. Cádiz, con todas los lugares costeros carecen de interés para los moros, pero tienen una especial importancia para la corona de Castilla. Primero, para Fernando III que logra hacerse con ellos después de la reconquista de Sevilla. Y, luego, para su hijo el Rey Sabio, que tras haberse perdido estos territorios, logra, mediante pactos, hacerse de nuevo con ellos. De entre todos, Alcanate, ocupa un lugar preeminente en su empresa soñada no solo de defensa de la costa de los ataques e incursiones marroquíes, sino de la empresa que él llamó el fecho de la mar que no era otra cosa que el intento de conquista de las plazas costeras e incluso interiores de África.
En el aspecto poblacional, si para mantener los pactos, Alfonso X se ve obligado incluso a emplear al maestro Alí, mudéjar, para la construcción del santuario-fortaleza de Santa María del Puerto, es lo cierto que cuando emprende la tarea repobladora, parte de cero.
No queda en el lugar de Alcanate, ni en sus alquerías restos de población mudéjar, precisamente porque toda ella es expulsada tras la conquista de Jerez en 1264.
El sueño conquistador de las plazas africanas y la defensa de la costa de ataques marroquíes, es lo que decide finalmente a Alfonso X a repoblar estos territorios.
Hace unos días oí en una magnífica conferencia del Profesor Franco Silva, dada en Jerez, cómo se había gestado la repoblación de la zona costera de la bahía de Cádiz. Y me alegró escuchar que la tarea repoblacional partió de la nada. El Rey tuvo que otorgar numerosos privilegios, principalmente de orden fiscal, para atraer a la gente a estos lugares.
La incorporación a la corona de Castilla de los territorios de Alcanate y sus alquerías, además de la zona anexionada de Sidueña, se termina en 1281, con el otorgamiento de la carta puebla por Alfonso X, el sabio.
Sus pobladores son procedentes de la cornisa cantábrica, marineros sin duda, y procedentes de las cinco villas de la marisma santanderina, de San Vicente de la Barquera, de Castro Urdiales, de la propia Santander, y asturianos de Avilés y de Gijón. Estos van a ser el hilo poblacional conductor de todo el cíclico aluvión poblacional que El Puerto, a lo largo de los siglos va a recibir.
En cierta ocasión, y un tanto en broma, respondí a un periodista que me preguntaba qué era lo que hacía falta para ser portuense, diciéndole que para ser portuense-portuenses era necesario haber nacido en el Puerto y tener en las venas alguna gota de sangre montañesa.
Esto dicho así puede parecer un exabrupto. Pero lo cierto es que si se contempla, a lo largo de los siglos cómo se ha conformado la población portuense, no podemos tildar la afirmación de frivolidad.
El constante aluvión de población montañesa a nuestra Ciudad, desde su repoblación hasta la llegada de los últimos chicucos de tiendas de montañés, forman un núcleo genético y bien definido que constituye el meollo poblacional, no solo de nuestra Ciudad, sino de muchas de las costeras repobladas por Alfonso X. Y me refiero a toda la bahía, e incluso del interior, y me refiero a Jerez.
Pero por otra parte, y desde el principio, nuestra Ciudad, ha sido punto de destino de gente diversísima. La pesca, el comercio y las expediciones marítimas que aquí se gestaron, el ser base e invernadero de las galeras reales y sede de la Capitanía General de la Mar Océana y Cádiz de la Casa de Contratación, no son sino alguno de los muchos atractivos que nuestro territorio presenta para que a él afluyan multitud de gente varia y multicolor.
La gente montañesa viene de Castilla pura. El montañés que se pueda tener por más mezquino, a poco que se escarbe en su genealogía, tiene debajo del brazo una ejecutoria de hidalguía, cuando no de nobleza. Esto es de suma importancia para comprender que, cuando los comerciantes, los cargadores a Indias, los bodegueros, han hecho fortuna, lo primero que hacen es labrarse un palacio, o comprarlo ya construido. Lo segundo, dotarse de mobiliario y ajuar lujoso. A veces, también, adquiere una magnífica biblioteca o un gabinete de numismática o de arqueología. Cuando ya tiene todo eso, le falta la hidalguía o, en algunos casos, la nobleza. Esta la consigue mediante convenientes matrimonios con varones o mujeres procedentes de la Montaña, de Santander. A veces, el tal, ha comenzado con un título pontificio, que para empezar no está nada mal, y ha seguido con enlaces tímidamente hidalgos, para desembocar en una cascada de casamientos con nobles procedentes de la cornisa cantábrica. Por no poner ejemplos del lugar, sino bien cercanos, apuntaré un caso de Jerez, con los Domecq. Cuando aparecen desde Francia, al cabo del tiempo, consiguen el título de Marqués de Casa Domecq (pontificio), pero, al poco, entroncan con los muy antiguos montañeses, como los López de Carrizosa , por ejemplo, que llenan de títulos nobiliarios la genealogía Domecq. Es un caso de los muchos que pudieran traerse aquí.
Por otra parte, la situación privilegiada de El Puerto, con la cara al mar, no pone límites al término municipal. Porque, a diferencia de los pueblos interiores, que pueden tener términos más o menos amplios, “nuestros vecinos de enfrente son de América” que dijo el poeta Fernando Villalón. El mar proporciona un horizonte siempre renovado, anchuroso, sobrado, y profundo. Además permite el atractivo de la llegada, el primer contacto con la tierra de destino y, acaso, constituir el mismo destino definitivo. El mar y el abrigo de las aguas del Guadalete son un acicate que ha permitido a esta Ciudad ser cosmopolita y acogedora. No tener mar encorseta y adocena; limita y retrae. El mar enriquece y libera
Catalanes, levantinos, navarros, vascos y gallegos entre los españoles y armenios, malteses, portugueses, bretones, francos, flamencos, alemanes, genoveses irlandeses... entre los extranjeros, acuden con diverso propósito a nuestra Ciudad se asientan, pululan, comercian, viven o sobreviven y se integran o marginan, medran o desaparecen. A los que permanecen, termina por unirles con los originales, el vínculo matrimonial o el nacimiento de unos hijos que, a la tercera o cuarta generación han olvidado sus principios y se han vinculado, necesariamente, con algún miembro descendiente de la antigua repoblación.
Sin ánimo de ofender, yo compararía a la población portuense con una grandísima tela de araña, dulce y apetitosa como el almíbar, hecha por una gran araña montañesa, a la que, poco a poco, van acudiendo insectos de muy diversa especie que, o van siendo comidos por la gran araña, o logran despegarse, vivos o muertos, después de haber hecho ciscos un trozo de la tela.
Los que son deglutidos por la inmensa araña montañesa, adquieren sus mismas propiedades y caracteres, una vez son defecados. Los que logran despegarse, luego de dejar rota la tela, es que nunca tuvieron ánimo de echar raíces y solo acudieron a gozar de las mieles del almíbar.
Aquellos, en el símil escatológico que empleo, son los portuenses. Estos, son los que mi padre llamaba paracaidistas, que para él eran quienes caían, desde no se sabe dónde, al Puerto y, sin saberse cómo, urdían, tramaban, intrigaban, arribaban, bullían y recalificaban, hasta incluso llegar a ostentar puestos a los que, increíblemente, accedían. Generalmente esta especímen, luego dejar una ingrata memoria, haber derribado uno o varios edificios notables, y algún que otro desaguisado, o ahuecaba el ala, esto es se najaba, sin dejar dirección ni teléfono, o, perdido el inicial empuje, se diluía y emprendía una vida gris y adocenada.
Pero como en todo, el paraciadista, no es un especímen puro. De él hay, que hacer distinciones.
El paraciadista propiamente dicho, que es quien ni siquiera tiene capacidad de sorpresa. Cae y jode la marrana.
Por esa razón no fueron, paracidistas ni Juan de la Cosa, ni Don Luis Carrillo Sotomayor, ni Don Juan de Austria, ni Miguel de Cervantes, ni Juan Nicolás Böhl de Faber, ni el Profesor Diego Ruiz Mata, por poner un ejemplo reciente y presente.
Del paraciaidista, permitidme, voy a intentar unas divisiones y subdivisiones, en las que, sin nombrar a nadie, Dios me libre, podréis ir identificando a personas, lejanas en el tiempo o presentes en la actualidad.
Así se me ocurren citar al paracidista ilustrado, al iletrado pero laborioso, al rebotado, al forzoso, al destinado, al de la orden del tuvo, al añorante, al convincente, al demócrata de toda la vida ex-preso por la libertad, al dominical, al afilador.... y así sucesivamente.
Esta fauna distorsionadora, pretendidamente influyente e incapaz, habría que explicarla y, para el coloquio que se entable, invito a ampliarla con el enriquecimiento de vuestras experiencias. Así,
- El paracaidista supuestamente ilustrado. Suele mear colonia. Sorprende a los paracaidistas previamente colocados y, en un abrir y cerrar de ojos, se hace de la situaciòn, e incluso antes de coger el tren para marcharse, puede llevar consigo la medalla de oro de la Ciudad o tener la promesa de alguna canongía. Generalmente son de Madris, aunque vengan de muchos otros sitios. Pueden quedar perfectamente identificados con la expresión de Vivo de Cái.
- El paracaidista iletrado pero laborioso, que cae y se hace a sí mismo, se enriquece y cuenta con dinero antes que con cultura, es otro especímen digno de tenerse en cuenta. Aunque es un paracaidista de buena fe, puede resultar a la ciudad un elemento altamente distorisionador por cuanto que, después de haber derribado una serie de edificios notables, se la monta a modo. Luego, cuando adquiere inquietud cultural, que no cultura, lamenta los pasos que ha dado, pero que ya, ni él ni los que lo permitieron pueden remediar. Sin saber propiamente lo que es el patrimonio histórico-artístico, se reconvierte en su defensor a ultranza, en cuya defensa resulta aun más peligroso.
- El paracaidista rebotado, esto es que tiene un amplio historial paracaidista en otras poblaciones, y cae en El Puerto. Suele ser lo que en argot de la zona se llama un piojo resucitado que ha ido poco a poco escalando puestos inmerecidos y llega aquí como a tierra de promisión. Su llegada es apabullante y fastuosa. Su caída súbita. Sorprende y admira a todos los que dominan el arte del apretón, que pretenden subir a su sombra.
- El paracaidista forzoso, apenas tiene influencia propia en nuestra Ciudad. Se trata de la población reclusa, antes en galeras y ahora en el penal famoso. Sin embargo ese paraciadista, aunque no tiene peso específico directo, sí, en cambio, ha provocado la presencia de sus familiares y, en el caso de las galeras, pícaros como Estebanillo González o un sin fin de gitanos que se asientan y permanecen luego en nuestra Ciudad.
- El paraciadista destinado, es puramente un cumplidor de su trabajo aquí o en Pekín, eso es indiferente. Se trata del maestro, del policía, del funcionario de prisiones, del marino de guerra, del jefe de aduanas, o del Administrador de Correos. En unos casos son los llamados culos de mal asiento y van con la casa a cuestas como el caracol y para obtener el certificado de matrimonio y las partidas de nacimientos de sus hijos han de dar la vuelta al mundo. En otros, los que se hacen remolones y perduran, incluso intentan influir en la Ciudad. Quienes lo pretenden, o escogen la vía de las Hermandades de penitencia, el Club Nautico, la Adoración Nocturna y los de menos aspiraciones, escogen una peña o pegarse a alguien.
- El paracidista de la Orden del Tuvo. Es el que para reafirmarse en su ego cae y no para de pronunciarse con lo que papá tuvo, mamá tuvo, abuelo tuvo... claro que nadie conoció a papá, ni a mamá, ni a abuelo. Ni tan siquiera, en profundidad al hijo.
- El paracaidista añorante. Por lo común es vasco. Salvo que no sea educado y aun siéndolo, no cesa de hacer ascos de la cocina portuense, afirmando sin paliativos que como se come en los restaurantes vascos no se come en ningún sitio; que aquí no hay cocina; que en Nueva York hay restaurantes vascos... etc. A quién quiera responderle le sugiero contestarle que en Euzkadi hay restaurantes porque no se cocina ni come en las casas, y que aquí siempre se ha cocinado bien en las casas y los restaurantes eran para los viajantes de comercio y para los transeuntes con vales de Cáritas.
- El paracaidista convincente, es el que trata, incansablemente, de aparentar ser portuense porque viste serlo. Usa una serie de lugares comunes que ha aprendido, (pues se caracteriza por ser un excelente ladrón de oído), que suelta por doquier peguen o no , en prueba de su integración. Cuando se le pregunta de dónde es, dice invariablemente que del Puerto, aunque un leve examen demostrará que es un verdadero mentiroso.
- El paracidista demócrata de toda la vida y ex-preso por la libertad. Es el que cae en El Puerto y, nada más llegar se afilia a un partido progre en donde casi todos los componentes o han sido de Falange o seminaristas. Por lo general, se ocupan en Telefónica.
- El paracidista dominical. Es un especímen unicamente diurno y veraniego. Lo más corriente es que venga de Jerez, de autobús a autobús, o de tren a tren, con la sandía debajo del brazo. Su especialidad es la de dar de cuerpo en el agua de mar y, en bastantes casos ahogarse por bañarse en plena digestión.
- El paracaidista afilador aparece y desaparece sin dejar más rastro que una semana de levante. Efectivamente, cuando comparece en nuestras calles un especímen de este género tocando su flauta, al día siguiente y durante siete más verá Vd. a los locos hablando solos por las calles.
Pero en todo paracaidista cabe la regeneración. Es evidente que el paracaidista, cuando cae en El Puerto, viene a tiro hecho y, si por las malas o por las buenas, no consigue los fines para los que fue creado, puede decidir regenerarse y cambiar de vida. Así ha ocurrido con muchos. Su conversión o naturalización, por lo común, es a través de la vía urinaria.
El paracaidista naturalizado por vía urinaria puede subdividirse en paracaidista naturalizado de modo directo y en paracaidista naturalizado con efecto retardado.
El primero contrae matrimonio con portuense y el tálamo lo va naturalizando por aquello muy cierto de que dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición.
El segundo, que cae ya casado, obtiene su naturalización merced al conyuncio carnal con la cadena perpetua, pero por vía de la prole. Es un especímen que, por lo común, permanece grismente, sin pena ni gloria y, a la tercera generación, sus nietos son hijos de portuenses.
La lista podría seguir interminable, pues cada paracaidista tiene su alma en su almario y podríamos estar años citando tipos y clasificaciones.
Expuesto sucintamente el tema, sería enriquecedor entablar un coloquio porque, en este mundo el saber está muy repetido, como dijo aquel, y Vds., sin duda, pueden darme mucha luz para responder a las preguntas que en un principio me hice. Gracias.
Luis SUÁREZ ÁVILA.
Conferencia pronunciada
en el Ciclo Cultural de la
Tertulia Flamenca 'Tomás El Nitri'.
¡Que bueno este escrito antropologicofestivo sobre habitantes del puerto!! Eres genial Luis!!!... pero yo que soy de campo.. ¿que clase de paracaidista soy?.. yo creo que voy en parapente porque ahora he paracaido en los Jereles.
Saludos cordiales Luis, me alegro mucho recordar otras vidas leyendo tu articulo.
¿ y qué más dará cómo nos llamemos ? qué pérdida de energía en este debate ( cerrado magníficamente por Antonio, dicho sea de paso ).
Nada, nada..., ni portuenses, ni porteños, ni coquineros, tendríamos que llamarnos en nuestro gentilicio COSTEÑOS, que no lo tiene nadie y así seríamos únicos.
Cuando nos preguntaran de donde somos diríamos COSTEÑOS y comentarían: !anda! si son de El Puerto de Santa María.
cuando me preguntan de donde eres?
siempre digo: del Puerto sin mas, quien quiera ampliacion que me la solicite, he encontrado a poca gente que me la hayan requerido.
Si hubiese dicho soy de Puerto, muchos se preguntarian de que puerto marinero seria, asi que el articulo nos da la referencia, debe seguir estando ahi. Saludos para todos los portuenses que vivan dentro o fuera. Viva "El Puerto"
Estimado amigo Tomás: Leído que he (después de nuestro ocasional encuentro de este medio día) tu interesante aportación al tema de Buenos Aires y su posible relación, o no, con fundadores de nuestra Ciudad, mi enhorabuena por tu trabajo de investigación y las aclaraciones aportadas, que parecen ser de peso; nada que objetar por mi parte al resultado de tu búsqueda, toda vez que, lo que yo exponía, decía habérselo oído decir a nuestro gran poeta José Luis Tejada. Yo no he movido un dedo para buscar nada al respecto y recuerdo que en mi intervención anterior, lo que hacía era alentar precisamente a generaciones más jóvenes a la mía, a trabajar en el tema. Así que, de nuevo, mis felicitaciones y mis más expresivas gracias por haber recogido el "guante amable” lanzado en mi anterior intervención, es todo un gesto digno de agradecimiento que creo te debemos todos los que, como tú, nos interesamos por las cosas de este Puerto nuestro.
Por cierto, hay una guía turística del Puerto en Internet “Guía de Turismo Accesible”, en la qué, abundando en los postulados establecidos por la Imprenta Bollillo desde 1.983, nuestro querido amigo José Ignacio Buhigas en 1.987 y posteriormente por Javier Maldonado y otros, para nombrar a nuestro Puerto de Santa María, con el imprescindible “EL”, se dice que nuestra Ciudad se llamó “EL Puerto DE Menesteo”, para que por “huebo” (con “b” de obligación) el topónimo se parezca, ya desde los fenicios, a "EL Puerto DE Santa María" (y eso que, por aquellos tiempos, aún no le había dado tiempo a Alfonso X el Sabio a poder expresarse); lo dicen, lo escriben y se quedan tan tranquilos y lo hacen de la siguiente guisa: “Se cuenta que El Puerto de Santa María como Ciudad fue fundada tras la Guerra de Troya por Menestheo, caudillo de Atenas, quedándose en ella y llamándola El Puerto de Menestheo” ¡Toma ya ¡. Que alguien con más méritos y más ilustrado que yo corrija esos disparates, por favor, que los puden leer gente de fuera de casa (que vergüenza). Un abrazo, Eloy.
Con motivo de mi visita a la preciosa ciudad de Valparaíso (Chile), me enteré de que sus habitantes se conocen como porteños, lo que dio lugar a un aprovechosa disquisición con mi anfitrión, LIM, cuyos detalles resumo a continuación.
Yo conocía, como todo el mundo, la denominación de porteños para los habitantes de Buenos Aires (mientras que bonaerenses se reserva para quienes viven en la provincia del mismo nombre). Pero además de estos dos lugares, muchos otros están habitados por porteños. La Academia dice que este nombre alude a los naturales "de algunas de las ciudades de España y América en las que hay puerto". Concretamente:
Buenos Aires, capital de la Argentina
Valparaíso, ciudad de Chile
Puerto Carreño, ciudad de Colombia
Puerto Cabello o de Puerto La Cruz, ciudades de Venezuela
Puntarenas, ciudad de Costa Rica
Sin embargo, el DRAE no cita otros notables porteños, los habitantes del:
Puerto de Santa María (Cádiz, España).
Puerto de Sagunto (Valencia, España).
Si en un caso como éste el gentilicio sirve más bien de confusión que para aclarar, en otras ocasiones tiene una gran especificidad:
Santiago de Chile: santiaguino.
Santiago de Compostela (La Coruña, Galicia, España): compostelano.
Santiago de Cuba: santiaguero.
Santiago de la Puebla (Salamanca, Castilla y León, España): santiagués.
(Fuente: la lista de gentilicios de la Wikipedia).
Para diferenciarse, estos derivados de un mismo antropónimo hecho topónimo han apelado a la rica morfología de derivación de la lengua española (santiagu -ino / -ero / -és). Y también a otro recurso típico de los gentilicios: usar la segunda parte de un nombre compuesto (compostelano).
¿Conocen los lectores otros casos de gentilicios comunes a varios lugares, o bien de recursos de diferenciación a partir de un mismo topónimo?
Hasta ahora lo que diga uno u otro, no sirve de nada. Ninguno de los opinantes es filólogo románico, ni siquiera filólogo aficionado o de "prestigio". Niguno es de fiar. Por tanto, dejemos estar la cuestión. Respetemos el Diccionario vigente de la RAE seamos, por tanto, portuenses y santas pascuas.
Estoy totalmente de acuerdo con la opinión comentada por la Redacción de GdP sobre el asunto de los gentilicios ya que como apuntaba mi querido wuason: “no faltará quien, con criterio respetable, reclame que no mareemos más la perdiz…” Procediendo a continuar con el debate una vez regrese de su viaje a la capital LSA: “hasta ver por qué la R.A.E. ha cambiado de criterios y en base a qué documentos y estudios, porque lo mejor es ver la ficha de las palabras. Y eso solamente se puede ver allí. Cuando vaya a Madrid y tenga un ratito de lugar, seguro que me respondo a esta incógnita…” De cualquier manera, conociendo la guasa de los parroquianos, recomendaría a LSA Acta Notarial de la averiguación…
a Eloy Fernandez Lobo, respecto a la fundación de la capital argentina de Buenos Aires, según documentos históricos existentes, brevemente te comento:
La primera fundación es es del 3 de Febrero de 1536 por Pedro de Mendoza (nacido en Guadix), y lo llama Santa Maria del Buen Ayre, aunque otros autores dicen que Nuestra Señora del Buen Ayre o Ciudad y Puerto de Santa Maria del Buen Aire.
Dibujo de Buenos Aires, poco después de su fundación en 1536.
Zarpó del puerto de Sanlúcar el 24 de Agosto de 1535 al mando de una expedición formada aproximadamente por 13 navíos, y dicen que 3.000 mil hombres (supongo que seria en distintos viajes porque también se habla de 100 caballos, y ademas irían mujeres entre los colonos para repoblar). Fácilmente se puede pensar que irían en la expedición ciudadanos del Puerto enrolados, y más en aquellos años que habían gentes preparadas y era unas de las principales actividades de la zona. Pero el nombre de Santa Maria del Buen Aire es en honor de la Virgen del mismo nombre, patrona de los marinos de Cerdeña. Nuestra Señora del Buen Ayre (Madonna de Bonaria) era considerada por los navegantes españoles como la patrona de los navegantes y su nombre fue la que dió origen al nombre dio origen al de ciudad de Buenos Aires. Para ello habría que remontarse al año 1.323 en Cerdeña, cuando los aragoneses conquistaron la isla. En señal de gratitud construyeron una iglesia, que donaron a la orden mercedaria, sobre la cima del monte que era conocido con el nombre de "Buen Ayre" y luego "Bonaria" por los italianos. Según la creencia, en 1.370, un barco mercante español, ante una peligrosa tormenta próxima a la península itálica, obligó a deshacerse de la mayor carga posible, y cuando arrojaron una gran caja, el mar y la tormenta se calmaron en forma repentina, manteniéndose la caja a flote, y la siguieron intentando acercarse a ella durante toda la travesía sin conseguirlo hasta que llegaron a a Cerdeña, que la caja se varó. Los marineros intentaron abrir la caja sin éxito, traslandándola al convento de los mercedarios, que la abrieron sin dificultad, con la sorpresa de encontrar en su interior una imagen de Nuestra Señora de la Candelaria con una candela encendida en su mano derecha.
Basílica de Bonaria.
Deciden entonces entronizarla en el altar mayor de la Iglesia bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Aire. Al conocerse la milagrosa historia de como la imagen había salvado a los marineros, los navegantes comenzaron a venerarla y se convirtió en su patrona. Uno de esos navegantes fue Pedro de Mendoza, que en 1.536 arribó a lo que llamó bahía de la Candelaria, en el rio de la Plata, bahía de la actual Montevideo, y luego decidió esperar el 2 de Febrero, día de la Candelaria, para arribar a la costa oeste y fundar oficialmente al dia siguiente el asiento de Nuestra Señora del Buen Ayre. Dos religiosos llevaron ademas una imagen de la Virgen.
Virgen del Buen Ayre. Azulejos pintados S. XVIII. Museo Historico del Norte. Salta. Argentina. En la actualidad, una imagen donada por la Federación Sarda Argentina hace medio siglo, se encuentra en la plaza Cerdeña, frente a la Dirección Nacional de Inmigraciones. Según se desprende, y a diferencia a lo que a mi me pareció en su día, parece que el nombre primitivo de Buenos Aires, a pesar de su igualdad o similitud, no tiene nada que ver con nuestro Puerto de Santa María. De todas formas, si hubiese sido motivado por los portuenses, ya hubiese sido archiconocido por todos sus habitantes a lo largo de la historia, y hubiese sido mucho mas patente en nuestra ciudad con numerosas referencias a este hecho en forma de monumentos, lapidas conmemorativas, hermanamientos etc. Un saludo, y espero que haya dado un poco de luz sobre esta coincidencia histórica.
Tomás Rodríguez Rendón
Utilizábamos la misma denominación que para los nacidos en Buenos Aires, pero desde mucho antes; mucho antes del descubrimiento (1.492) como efectivamente es; yo le oí a José Luis Tejada, con ocasión de un ciclo de charlas y conferencias sobre la presencia del Puerto en las Américas, citando las fuentes (que yo no recuerdo), a lo que añadió que eran absolutamente fidedignas, que fueron porteños del Puerto, marineros del Puerto, lo fundadores de la ciudad argentina; José Luis dijo que en recuerdo y homenaje a nuestra Ciudad, aquellos marineros / marinos, bautizaron a aquel otro puerto como “Puerto de Santa María de los Buenos Aires”, quedando con el tiempo, por simplificación en el uso, sólo en “Buenos Aires”, de ahí que, a los bonaerenses se les designara, originalmente, con el mismo gentilicio nuestro. Decía él, que con el tiempo, el término quedó familiarmente restringido a sólo los habitantes de los barrios cercanos al puerto de Buenos Aires, es muy posible que se debiera a que los que allí vivían fueran los herederos directos de aquellos primeros “porteños” procedentes de nuestro “Puerto de Santa María” (Cádiz) España. Emplazo aquí a los estudiosos de generaciones más jóvenes a la mía, a documentar este aspecto tan atractivo de nuestra historia”.
Eloy Fernández Lobo
A los bonaerenses se les conoce también por porteños o portuenses, y portuenses son también los naturales de la población gaditana del Puerto de Santa María. Si Cádiz se compara con La Habana, yo compararía al Puerto de Santa María con Buenos Aires, pero pensando en el siglo XVIII, en lo que ambos puertos fueron en el siglo XVIII, cuando la ciudad del Plata tenía muy poco que ver con lo que llegaría a ser en la segunda mitad del XIX.
Aquilino Duque
Yo me comformo con que los detractores reconoscan que SIEMPRE nos hemos llamado PORTEÑOS, y eso de portuense es un modernismo ajeno a nuestra Gran Ciudad y Puerto de Santa Maria.
Marcos Jiménez de la Espada en una obra suya, moderna, cita un texto antiguo. Ese texto está entre comillas y no dice nada de porteños. Luego el citador usa la palabra porteño, pero no es de la cita antigua. Así que no es prueba del uso antiguo del gentilicio porteño.
“…Y eso solamente se puede ver allí. Cuando vaya a Madrid y tenga un ratito de lugar, seguro que me respondo a esta incógnita…” LSA.
Tal y como van las cosas, no faltará quien, con criterio respetable, reclame que no mareemos más la perdiz y que nos demos por satisfechos con la que está cayendo…
¡Ojú mare mía! Aquí se divorcia más de un Anacleto…
A ver si Anacleto se divorcia de una vez y, en contra de lo que dice, deja de imponer sus tesis y como buenos hijos de Dios dejamos que aquí convivan los gentilicios de porteños y portuenses y que cada uno llame o se llame como le de la gana (menos portuarios, que de esos, quedan pocos).
He dicho (o escrito).
La guerra del moro a fines del siglo XV
© Marcos Jiménez de la Espada
"Puerto de Santa María estaba facultada por mandato real y por derecho consuetudinario para sacar de la ciudad de Jerez el pan que necesitase. Hubo el cabildo jerezano de oponer en el año de 1489 algunas dificultades á la saca. Presentóse ante él Charles de Valera con carta del concejo de aquella villa, en 7 de Agosto, á pedir su justicia; y aunque ésta parecía asistirle, con todo eso, el cabildante y 24 Juan de Herrera, se opuso resueltamente á que la petición se otorgara, si antes los porteños no desagraviaban á los vecinos de Jerez de «las injurias que les hacían en llevarles la dobla castellana por las embarcaciones á monte, y medio real por el pasaje, siendo lo estipulado seis maravedís, y también pedían pagar por el anclaje, cosa jamás vista y usada.» A nuestro alcaide no le traía cuenta romper abiertamente con sus paisanos, pues tenía en Jerez su caudal ó patrimonio. Disculpóse con que lo del anclaje, monteo ó carena y demás era cosa del duque de Medinaceli, y regresó á su casa."
Quan dius "porteños"... estàs parlant dels habitants de Buenos Aires? O dels del Puerto de Santa María?
Al Talentoso le ruego que diga a qué Corporación (alcalde, por lo menos) y en qué acuerdo o documento se originó el llamarnos portuenses. Inventar citas, fechas y corporaciones, no es un método científico y normal para escribir caprichos porpios y ajenos.
Sr. Porteño, una cosa es la cultura, otra la inquietud cultural y otra el barnicillo cultural. Amando de Miguel puede entrar en alguna de las clasificaciones, pero, posiblemente sea un escritor de artículos periodísticos, al que no se le exige mayor rigor que a un filólogo, por ejemplo. El rigor del vocabulario nos es exigible a todos, pero particularmente a los filólogos. Usar, sin saberlo una palabra equivocada, es una equivocación. Usarla a sabiendas es una ordinariez. Más, quererla imponer a la fuerza en un medio, como este, rede de redes, para que se haga general, cuando lo general y de uso normal es otra palabra.
Bueno que un hombre de la categoria de Amando de Miguel diga y reconosco que los habitantes del Puerto de Santa Maria de toda la vida se les ha llamado PORTEÑOS, quiere decir que gentes con una gran cultura demostrada reconoce el nombre de siempre de los habitantes del Puerto.
Felicito a aquellos que han propiciado otro foro para que los porteños (digo bien
porteños y no portuenses) podamos expresarnos. Porteños sólo podemos llamarnos los nacido y residentes en nuestra ciudad, una pequeña aldea de Galicia, Maracaibo y El Puerto de Santa María de los Buenos Aires, capital nada menos que de la Argentina. Lo de portuense se le ocurrió a una Corporación Municipal de El Puerto para asimilarse a parisienses, madritenses? ¡Lástima que haya perdurado! Quién lo dude que lo consulte en los Diccionarios Espasa o Larrousse.
Un saludo.
Muy interesante lo del señor de Miguel, creo que los porteños de allá, a ellos les llaman bonaerenses pero a la ciudad le llaman la capital porteña,
Me viene a la memoria que el caso de nuestra ciudad Puerto no es única y muchas mas ciudades tienen varios nombres, valga el ejemplo de San Sebastian, Donostia, o la Bella Easo que en los tres casos es la misma ciudad.
En este lado del charco un “porteño” es un habitante del Puerto de Santa María (Cádiz). A los porteños de Buenos Aires los españoles quizá les reservemos lo de “bonaerenses”.
Amando de Miguel
http://www.libertaddigital.com/opinion/amando-de-miguel/onomastica-y-otras-derivaciones-28280/
“En 1260, Alfonso X el Sabio conquistó la ciudad a los musulmanes y le cambió el nombre árabe de Alcanatif por el de Santa María del Puerto. Este hecho es el argumento del texto de la Cantiga de Santa María nº 328, que forma parte del Cancionero de Santa María del Puerto. Dicho monarca organizó el repartimiento de las tierras y otorgó la Carta Puebla, pasando a formar parte desde entonces de la Corona de Castilla, como territorio del Reino de Sevilla…”
“Puerto de Santa María fue poblada y organizada por Alfonso X a través de una serie de actuaciones que culminaron en la concesión a la Ciudad el 16 de diciembre de 1281 de una carta-puebla que puede ser considerada justamente como el texto ... “
Dicho esto, además necesario, yo, sin pecar de chauvinista, me atrevo a decir que lo del título de “Gran Ciudad” otorgado por el Rey Sabio fue como consecuencia de ser lo más hermoso de las marismas de Castilla. En cuanto a Puerto de Santa María, posterior a Santa María del Puerto, de fecha 16 de diciembre de 1281, curiosamente coincidente con el día y el mes del nacimiento de otro poeta universal, el porteño Rafael Alberti. se debe a las riquezas naturales que albergaba este puerto de mar. Lo de Santa María, antes o después, era asumible.
Es evidente y eso si que es tremendo que hoy día está completamente todo desdibujado…
En la carta puebla de alfonso X se decia la gran Ciudad y Puerto de Santa Maria. osea que ni lo uno ni lo otro.
Y por supuesto que estamos orugullos de que en El puerto de Santa Maria de los Buenos Aires se sigan llamando Porteños.
Zaqueo gracias por tu comentario, durante años pensé que estaba solo en esto, un concejal de cultura me dijo que era una batalla perdida el pedir que nos nombraran con nuestro nombre verdadero de siempre, y al escribir en cartas al director del diario de cadiz mucha gentes me dio la razón, en fin que esto sirva de cultura y conocimiento a los futuros porteños les llamen como les llamen.
Zaqueo, no tenemos culpa los portuenses de que Alfonso X llamara a Alcanate, una vez ocupada, El Gran Puerto de Santa María. Eso es todo. Que se grande o pequeño, eso es según se mire. Todos los términos municipales de las ciudades interiores están limitados. El nuestro, que ,según Fernando Villalón "nuestros vecinos de enfrente son de América" , tiene delante al Océano, que es un gran patio de vecindad. Así que grande o pequeño, es según se mire, como le digo.
Que yo sepa, El Puerto no es ninguna gran ciudad.
Grandes ciudades son Barcelona, Valencia, Sevilla, Bilbao… ¡Qué nos gusta el auto-bombo!
Ciudad sí, esto es una realidad incuestionable.
Otra cosa es que la ciudad pueda contar con todos los títulos que tenga, pero no por eso cada vez que la citemos habremos de acompañar su nombre de todos ellos.
Es como si un militar de alta graduación muy laureado cada vez que saliera de su casa, fuera donde fuese, vistiera su uniforme de gala con todas y cada una de sus condecoraciones. O si vosotros mismos, por el hecho de tener un magnífico traje de chaqueta lo vistierais en todas las ocasiones sin excepción alguna, solo para y por sentiros orgullosos de tenerlo.
Hemos de saber cuándo y cómo hacer uso de tales títulos, pues no siempre vienen a cuento y se nos puede tachar de presuntuosos, como poco.
En cuanto al orgullo patrio, más que de títulos me siento orgulloso, por ejemplo, de aquellos porteños que fundaron en América la ciudad del Puerto de Santa María de los Buenos Aires, hoy capital de Argentina.
Por ejemplo, me siento orgulloso de aquellos porteños que marcharon voluntarios con D. Juan de Austria hacia la victoria en la batalla de Lepanto, hasta el punto que en agradecimiento por tan brillante y ejemplar actitud frente al enemigo, D. Juan entregase a nuestra ciudad el estandarte que ondeara en la nave capitana durante la contienda.
Me siento orgulloso de tantos y tantos ilustres conciudadanos, unos más conocidos, menos otros; afamados unos, otros en el anonimato, que no voy a citar porque sería tarea demasiado ardua.
No me siento tan orgulloso, sin embargo, de estos portuenses de ahora que parecen renegar de su gentilicio más auténtico, porque muchos de ellos piensan ser más propio de villa que de ciudad. Por cierto, Madrid es una villa y es una gran ciudad, una gran urbe. No se si tendrá tantos títulos como El Puerto, si será más o menos real, pero nunca he oído ni leído a nadie decir nuestra gran ciudad de Madrid ni nada por el estilo.
No me siento nada orgulloso de estos portuenses de ahora que, sin prisa pero sin pausa, se están cargando ese Puerto acogedor y coqueto que algunos tuvieron la suerte de vivirlo de niños y de jóvenes.
No me siento nada orgulloso de esos portuenses o “adosados” que solo buscan el pelotazo y llevárselo calentito, caiga quien caiga, caiga lo que caiga. Ni tampoco de esos portuenses que con su dejadez y descuido les han autorizado y tolerado, o simplemente han mirado para otro lado.
En fin, no voy a extenderme más, pues no es momento ni lugar.
Un cordial saludo a todos mis paisanos, mujeres y hombres del Puerto de Santa María, llámense como se llamen, porteñ@s y/o portuenses, que son honestos y leales, dignos herederos de aquellos porteños de antaño.
Y vuelta. En todo caso sería la Revista Portuense, existente al menos tres décadas antes que el Racing, la que lo cambiaría todo.
Si un lugar de donde se han nutrido tantos historiadores en El Puerto le parece una estupidez por el hecho de su nombre...
Aja, osea que yo puedo decir porteños y porteñas y otros tienen que decir hombres portuenses y mujeres portuenses.... osea todo generico en fin gracias a dios este tema ha creado polemica y las gentes se interesa por la cultura de nuestro pueblo y por la historia verdadera,antes de que la estupides del futbol lo cambiara todo.
saludos
Pero porteño, si no es cuestión de reconocimientos, es cuestión de gramática. Portuense es común en cuanto al género. Vuelve a leer el comentario de LSA el 12.07
Amigo italiano hablando de estatuas a ver si comentas con el personal de la famosa estatua ETRUSCA que tus paisanos vendieron al museo de historia de EE.UU. por un monton de dolares los estadounidenses creyeron que engañaban al italiano y la famosa estatua de cerca de dos metros no tenia 2000 años , si no unos meses jejejejeje.
Yo no sé cómo no se han hecho réplicas de las estatuas que he visto en fotografías antiguas en el Parque de la Victoria. Las que había eran réplicas,por lo que veo en las fotos de otras de la antigüedad clásica. En Italia en la Toscana, hay talleres muy buenos donde se pueden encargar réplicas de las mismas esculturas que había en la Victoria. Aquí hay un alumno de una escuela de escultura de Florencia, creo que de la familia Pantoja. En Pisa, en Florencia y en Lucca hay muy buenos escultores que hacen réplicas de esculturas antiguas en mármol. Me imagino que el Ayuntamiento que tanto debe velar por la cultura, la música, y las artes en general, habrá contactado con ellos para la restauración de la Victoria. Si no fuera así, quede aquí la sugerencia.
En el puerto esisten los porteños y las porteñas eso es lo normal, lo que no es normal es aceptar el generico de portuenses que ni siquiera tiene reconocido el femenino.
Como diría Fernando Fernán Gómez: ¡Señora!
Lo único que faltaba es que diera vidilla a LSA después de mil batallas y batallitas en este debate. Nos consuela que la “guerra” prácticamente esta ganada. Sin embargo, me parece que es un tributo muy grande a la causa su argumento sostificado. En fin. Si se siente bien como “portuensa” abrimos otro debate y hacemos participe a la Ministra de Igualdad, nuestra paisana Bibiana Aido, que casi con toda seguridad ha recalado en algún momento por GdP.
Afectuosamente.
Olvidé incluir otra alegría recibida, encontrada en el nuevo Artículo abierto por la redacción: ¿Portuense o Porteño?; esa alegría consistía en haber constatado, que la explicación que incluí en este hilo hace tiempo, oída a José Luis Tejada, sobre los orígenes de la capital de Argentina, fundada por marineros del Puerto (porteños), el nombre completo dado a la Ciudad, bautizada por nuestros intrépidos marineros "Puerto de Santa María de los Buenos Aires", y el gentilicio que se les aplicó a los originarios de aquel lugar, en función de los fundadores del enclave, también "porteños", estaba bien cimentada y era cierta.
Según decía José Luis, el gentilicio “porteños” quedó limitado, más tarde, a los residentes en el barrio portuario de Buenos Aires, lógico, porque en aquel espacio estaban las raíces de los porteños de nuestro Puerto de Santa María.
Pues a mi me gusta decir que soy portuensa antes que porteña, y sabes porque?, porque me suena mas sostificada la palabra portuense que la de porteña....... suena un poco mas cateto, no?
Teresa Marroquin de Goss
Estimado amigo Tomás:
Que alegría me has dado, mejor dicho "alegrías", porque han sido varias las satisfacciones. Pero vayamos a lo que lo que importa, como dicen los ingleses: "First Things First", felicidades Tomás, magnífico trabajo el tuyo, con la prisa no entré en detalles y se me pasaba lo principal, felicitarte; también a Luis, él sabe cuanto lo aprecio y valoro su sapiencia (ratón de biblioteca, devorador de libros, memoria de elefante, elegancia "calé", minero y buceador de las profundidades del arte y la cultura, ya sea popular, "rústica" o mística, ! que tío !), no obstante también disfruto tratando de picarlo, (sin conseguirlo).
Gracias Tomás por la inmersión que has hecho y la mágnifica borrachera que me has hecho coger del nombre de la Ciudad de mi cuna, este Puerto de Santa María de nuestras entretelas; el vicio de El Puerto es tanto (a pesar de que se estén retirando, del uso habitual, más artículos determinados que banderas de España de los balconoes) que, en la Urbanización "El Águila", allá por el año 1.987 bautizamos la única glorieta existente, como "Glorieta Santa María del Puerto"; pues bien, en la parada de autobús de dicha glorieta y en los impresos de los itinerarios, los que no pueden soportar ver un "Puerto" sin un "El" (los ceporros ilustrados), la han rebautizado como: "Glorieta Santa María El Puerto. ! Toma del frasco Carrasco !.
(Mis signos "!!!!!!" sólo tienen una posición, cosas de los chinos).
Emplazo aquí y ahora, a los influyentes en materia de cultura y turismo del Puerto, para que, desde las instituciones, no se tergivesen los nombres hasta el extremo, como en el referido caso, de llegar a prostituirlos, ¿Diría D. Alfonso X el Sabio, que tras "Santa María" había que escribir, o decir (porque las mayúsculas no se pronuncian): "El Puerto" ?, lo dudo.
Muchísimas gracias amigo Tomás por tu excelente trabajo de investigación acerca de nuestro gentilicio. Reconozco que esta noche dormiré a pierna suelta después de tu descubrimiento. Últimamente no lograba conciliar bien el sueño pensando en que 'Clemente' se me apareciera de pronto, y me reprendiera de parte de D. Luis por mi uso continuado de nuestro gentilicio más antiguo.
Un abrazo a ambos de este porteño de la calle San Juan.
Ante maestros así, solo me queda descubrirme. El sentido del humor que atesora le vendrá bien para encajar, después de sus pesquisas por la capital, que “porteño” es anterior a “portuense”.
Un abrazo.
Querido Wuason, no es que me sienta menos por haber discutido con el D.R.A.E. actual en la mano, y por la magnífica búsqueda y la atinada respuesta de Tomás Rodríguez Rendón. Me he enriquecido, por el contrario ,con estas discusiones. Pero persevero, persevero hasta ver por qué la R.A.E. ha cambiado de cirterios y en base a qué documentos y estudios, porque lo mejor es ver la ficha de las palabras. Y eso solamente se puede ver allí. Cuando vaya a Madrid y tenga un ratito de lugar, seguro que me respondo a esta incógnita.
En cuanto a que yo me meta con los arquitectos en mi columna de hoy, a lo mejor es que los arquitectos valen para otras cosas y no lo habíamos descubierto.
Tomarse a guasa las cosas, querido Wuason, es lo que permite fomentar el buen humor,las relaciones humanas y superar todas las crisis. Así que te admito todas esas bromas.
Pero me afirmo:"portuense" es lo vigente en el D.R.A.E. ¿Te parece poco?
Un abrazo.
¡Ay de aquél que crea que LSA es menos que antes! Promete regresar, si bien tendrá que dar muchas explicaciones como para volver a enarbolar el gentilicio portuense. Siguiendo con la “guasa” de Wuason, querido Luis, ha venido como anillo al dedo los comentarios atinadísimos de un arquitecto, precisamente en el día de hoy…
Así que solo me queda recomendarle que: “en lo sucesivo duplique el ayuno, los cilicios y las disciplinas”. Persevere, persevere; no se detenga jamás a medio camino hasta que alcance el punto de inflexión, que no es otro que el de admitir porteño como primer gentilicio de Santa María del Puerto y después Puerto de Santa María.
Por cierto, recuerdo de sor Beatriz, la tornera de la Concepción, una porteña nacida en Cádiz.
Con todo mi afecto
A, jocoso, "Porteño": No, son miembras.
A Tomás Rodríguez Rendón:
Querido Tomás: Buen trabajo el que has hecho en torno a las distintas ediciones del Diccionario de la Real Academia. Te felicito.
Sin embargo, debes reconocer que la Real Academía ha caído de su peso, desde hace varias ediciones, que son las que yo he consultado, porque limpia, fija y da esplendor. Y si ha fijado "Portuense" es desede luego por razones históricas de mucho calado. Me explicaré. No he encontrado en todos los documentos antiguos que he consultado, ni en la historia del Puerto de Ruiz de Cortázar (1764) nada relaticvo a porteño, como gentilicio de El Puerto, sino siempre portuense. Sin embargo, no debe adjudicarse lo de portuense al Racing.
Como se ha dicho aquí, en otro comentario, en el siglo XIX se fundó la Revista Portuense, el Casino Portuense, la Liga Portuense de Cazadores... Doy por zanjada la cuestión, pero no doy mi brazo a torcer, porque, Portuense es el gentilicio que está aprobado por la Real Academia, es el vigente y es el que debemos usar, para hablar y escribir con propiedad.
Celebro que estén frotándose las manos quienes crean que LSA es menos que antes. Soy, simplemente un convencido de que los fundados razonamientos son los que valen e ilustran a las personas.
Así que felicito a Tomás Rodríguez Rendón, pero aduzco todos los documentos históricos que han llevado a la Real Academia a adoptar el adjetivo "portuense", como definitivo gentilicio de los naturales del Puerto de Santa María, que "U. t. c. s.".
De todas formas, veré en la Real Academia todas las fichas históricas por las que han llegado a esta determinación razonable, vigente y obligatoria, si es que se quiere hablar y escribir bien. Lo que no digo es cuándo, pero lo veré (D.m.)
En cuanto al género," Portuense", o como sugiere el comentarista jocoso ( Porteño) "Portuensa", debo decir que, como adjetivo o sustantivo (Úsase también como sustantivo: U.t.c.s.), es de género común y solamente lo hace masculino o femenino el artículo determinado o indeterminado El, la los, las, un, una, unos, unas. Así: el portuense, la portuense, los portuenses, las portuenses... En cuanto adjetivo, por ejemplo Librería Portuense, también. Lo he consultado en el "Diccionario panhispánico de dudas "de la Real Academia Española de 2005, que creo que es el único publicado.
De todas formas, la discusión ha sido muy enriquecedora. Y seguirá....
A Eloy Fernandez le digo, como puedes comprobar, que en mi comentario anterior sobre ¨porteño¨ y ¨portuense¨ en el DRAE a lo largo de la historia, (que según LSA es lo importante), las referencias que hace el citado diccionario a nuestra ciudad, han sido transcrito tal y como aparece, sin cambiar ninguna letra.
Cuando me refiero en el mismo a nuestra ciudad, he cuidado muy mucho de añadir articulo algno para no polemizar.
Un saludo.
Hola LSA si tu eres portuense ¿las mujeres del puerto que son PORTUENSAS ?
lo dicho al furbo que es lo vuestro.
Algunas posturas "históricas" muy "ilustradas" me maravillan; por ejemplo: Cuando veo que personas muy formadas (muchísimo más que yo), refiriéndose a la historia documentada y a diccionarios de esta cuna o de la otra, rechazan o desacreditan opiniones sobre el gentilicio propio, o menos propio, de los naturales del Puerto ...de Sta. María (porteño / portuense, yo cuando niño oía decir porteño y portorealeños), pero, al mismo tiempo, extraen de esos mismas fuentes conclusiones que no es posible consten en las mismas, y que, sin embargo, escriben sin rubor, como si de esas fuentes procedieran.
Me explico: ¿Cómo es posible que refiriéndose a fuentes del pasado (diccionarios, libros, documentos), anteriores a 1.987, se pueda decir sin sonrojo, que la fuente citada decía que el gentilicio tal o cual, se aplicaba a los ciudadanos de El Puerto de Santa María, o de El Puerto, siendo imposible que, en época anterior al 87, las referencias a nuestra Ciudad se expresaran así; ya que, señores historiadores historiados, esas referencias, indefectiblemente, salvo a principio de frase o después de punto, cuando aparecen con el artículo determinado antepuesto, lo hacen siempre con minúscula porque no era, no fue y no ha sido nunca parte del nombre propio de la Ciudad (Puerto de Santa María). algún día os contaré como y por quien, se indujo (sin malsana intención) a qué, oficialmente, se fuera imponiendo tamaño disparate.
P.D. A mi buen amigo, e investigador, Manuel Pacheco Albalate, compañero de bachillerato, ya le he traspasado todo lo que he averiguado al respecto. Espero tengamos la oportunidad de charlar seriamente sobre el asunto.
Si puedo aportar mi granito de arena al debate de portuense o porteño según los diccionarios que se consulte, ahí va mi modesto comentario.
-- Año 1884. En el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) de 1.884 (pag 851,3) ya aparece la palabra ¨porteño¨ definida adj. Natural del Puerto de Santa. Maria. U.t.c.s. // Perteneciente a esta ciudad.
Sin embargo en la palabra ¨portuense¨ (pag 852,1) no hace ninguna referencia a Puerto de Santa Maria.
--Año 1899. En el DRAE de ese año (pag 800,1) a la definición anterior añade // Bonaerense, 1ª acep. U.t.c.s.
En la palabra ¨portuense¨ (Pag 800,2) no hace ninguna referencia a Puerto de Santa Maria.
--Año 1956. En posteriores DRAE, y hasta 1.956 se mantienen las mismas definiciónes de 1.899.
En la palabra ¨portuense¨ sigue sin hacer referencia a Puerto de Santa María.
--Año 1970. A la definición de ¨porteño¨de 1.984 (pag 1.051,2), se le añade // Perteneciente o relativo a la ciudad de la Santisima Trinidad y Puerto de Santa Maria de los Buenos Aires.
En la palabra ¨portuense¨ (1.051,3) no hace ninguna referencia a Puerto de Santa Maria.
--Año 1984. En el DRAE de 1.984 (pag 1.089,2), la palabra ¨porteño¨ esta definida como: Aplicase a naturales de diversas ciudades de España y América en las que hay puertos. // Por autonom. natural del Puerto de Santa Maria. Perteneciente o relativo a la ciudad de la Santisima Trinidad y Puerto de Santa Maria de los Buenos Aires de Argentina, hoy Buenos Aires. // Natural de Valparaiso. U.t.c.s. // Natural de Puerto Carreño.
En la palabra ¨portuense¨ (pag 1.089,3) sigue sin hacer referencia a Puerto de Santa Maria.
--Año 1985. Todo sigue como en 1.984.
--Año 1989. Es en ese año cuando en la palabra ¨porteño¨ desaparece toda referencia a nuestra ciudad.
En la palabra ¨portuense¨ (pag 1.263,2) sigue sin hacer referencia a Puerto de Santa Maria.
--Año 1992. La palabra ¨porteño¨ (pag 1.166,1) sigue igual que en 1.989, o sea sin referencia a nuestra ciudad.
En la palabra ¨portuense¨ (pag 1.166,2) aparece por primera vez la referencia a nuestro Puerto y la define como ya comentó Herminio el dia 15-3-2.009 y es como sigue:
1. adj. Natural de alguna de las poblaciones denominadas Puerto. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a ellas.
3. adj. Natural de Puerto de Santa María, localidad española en la provincia de Cádiz. U. t. c. s.
4. adj. Del puerto de Ostia, en Italia. Obispo portuense.
--Año 2001. La palabra ¨porteño¨ la define el DRAE como comentó LSA el dia 10-7-2.009, y es como sigue:
1. adj. Natural de algunas de las ciudades de España y América en las que hay puerto. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a estas ciudades.
3. adj. Natural de la ciudad de Buenos Aires, capital de la Argentina. U. t. c. s.
4. adj. Natural de Valparaíso, ciudad de Chile. U. t. c. s.
5. adj. Natural de Puerto Carreño, ciudad de Colombia. U. t. c. s.
6. adj. Natural de Puerto Cabello o de Puerto La Cruz, ciudades de Venezuela. U. t. c. s.
7. adj. Perteneciente o relativo a alguna de estas ciudades.
8. adj. puntarenense2. Apl. a pers., u. t. c. s.
Y la palabra ¨portuense¨ la define el DRAE como ya comentó LSA el dia 10-7-2.009, y es como sigue:
1. adj. Natural de alguna de las poblaciones denominadas Puerto. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a ellas.
3. adj. Natural de Puerto de Santa María, localidad española en la provincia de Cádiz. U. t. c. s.
4. adj. Del puerto de Ostia, en Italia. Obispo portuense.
Despues de esta exposición, y siempre según el DRAE, quizás fuéramos ¨porteños¨ desde 1.884 hasta 1.989; ni ¨porteño¨ ni ¨portuense¨ desde 1.989 hasta 1.992, y ¨portuense¨ a partir del 1.992 (año de la Expo).
Saludos y gracias por la paciencia al leer este comentario.
No es la parte por el todo. Es que la Real Academia Portopolitana, se creó y tiene su sede en Oporto, precisamente en Oporto. Tomo ese gentlicio de don Hipólito Sancho y aclarado por Manolo Pacheco, en sus trabajos sobre Don Juan Luis Roche.
Estoy de acuerdo y ya convencido de que los de Oporto son "portuenses", como los de El Puerto de Santa María somos portuenses.
Así que, de acuerdo.
Otra cosa bien distinta es lo de "porteño" para lo que te vales del diccionario de don José Alemany y otros diccionarios privados. Hay que valerse y lo vuelvo a repetir del Diccionario dela Real Academia. "Porteño" no se usado en esta Ciudad, ni por tradición, ni documental, ni históricamente, ni nada de nada. "Portuense", en cambio, es un gentilicio específico de El Puerto de Santa María. Aclarado.
Buscar en Google "Academia Portopolitana" y verán cómo es una Real Academia de Oporto, del siglo XVIII, a la que perteneció el erudito ilustrado portuense ( de El Puerto de Santa María) Don Juan Luis Roche.
Miguel, que no me cabreo.Lo que pasa es que toda la vida hemos sido portuenses, por la historia, por los documentos, por la filología y por tradición y ,ahora, unos cuantos pretenden ponernos el nombre de porteños, basados en diccionarios no oficiales. Eso es todo.
En cuanto a los de Oporto, es decir, en portuqués, El Puerto, según M-.Santos, se llaman portuenses. Me alegro. Portopolitanos se llaman también en algunos documentos hallados por Manuel Pacheco.
A ver si los de Oporto van a ser portuenses y nosotros no vamos a ir a porteños, sin razón alguna.
Diccionario de la Lengua de la Real Academia, es lo que hay que consultar. TYo ya lo he transcrito dos veces. Si no sirve, la próxima vez que vengan los Académicos este verano, les diré que pongan un comentario en "Gentes y Habitantes de El Puerto" para que acaben con las discusiones.