Propongo responderme a mí mismo una pregunta que de vez en vez me hago y es, seguramente, la que muchos de Vds. se habrán hecho.
¿QUIENES SOMOS LOS PORTUENSES? ¿DE DONDE HEMOS VENIDO? ¿CUAL ES NUESTRO ORIGEN?
Si tomamos como principio el genético, ha de concluirse que nada debemos ni a los tartesios, ni a los fenicios, ni a los griegos, ni a los cartagineses, ni a los romanos, ni a los visigodos, ni a los moros. Esto, como digo, desde el punto de vista genético. Porque la sorprendente lectura de acarreos culturales, nos llevaría a otros planteamientos menos positivistas e integradores. Fenómenos tan excelsos como la cultura griega son resultado una integración larga e inconscientemente transmitida. Todo un proceso sutil de transmisión de testigos culturales concluyen creando una forma de ser y un modo de vivir en que influyen, en no poca medida, el clima y la geografía.
Me encanta citar un texto de Diego Catalán al hablar de la supervivencia del romancero durante siete siglos. Dice: «Si siete siglos no han sido lo suficientemente heterogéneos como para quebrar la continuidad del canto romancístico, ¿cómo vamos a rechazar la posible continuidad de otros “guadianas” ?»
También aquel otro relato de San Agustín, que en el siglo IV después de Cristo, oye hablar en Túnez a unos hombres en lenguaje púnico. «¿Quiénes sois,?» les pregunta. «Somos cananeos» que es lo mismo que decirle somos fenicios. Siamo Cananei. Fue el lema de la exposición que en el Palacio Grassi, en Venecia se organizó, hace unos años sobre los Fenicios y en la que esta zona de la Bahía de Cádiz y El Puerto tuvieron mucho que decir.
Así, aunque rechacemos todo positivismo en el hecho cultural; en el tema que nos ocupa, vamos a abordarlo desde un objetivo positivismo genético que nos ayude a encontrar los caracteres del portuense tipo.
Y ello sin que esta charla se tiña de ninguna connotación xenofóbica. Nada más extraño al espíritu portuense, decididamente integrador y generosamente acogedor.
El Puerto, aun desde antes de conformarse como Puerto de Santa María, es lugar de destino en la universalidad conocida.
Así es que esta unidad diversa de destino en lo universal, que es El Puerto, carece en este caso de toda la connotación que en el ambiente de esta sala pudiera preocupar por aquello de que los términos han sido escrupulosamente plagiados por mí de los que, en su día dijera el Fundador de Falange Española.
El Puerto es un lugar de destino para mucha gente. Lo fue para Menesteo, después de la guerra de Troya y lo ha sido y sigue siendo para maestros y policías que nos vienen de Extremadura, para telefonistas que nos vienen de otros lugares de Andalucía, para funcionarios de prisiones o para marinos de guerra que arriban de cualquier parte de la geografía española.
Nuestra posición geográfica en el centro de la Bahía de Cádiz, proporciona a esta Ciudad una situación evidentemente privilegiada. Evidentemente, esto, unido al clima y a las posibilidades de ser puerto seguro es lo que atrajo desde a los fenicios, por ejemplo, a todos los que nos han habitado. Esto es lo que contribuyó en gran manera a que nuestro río fuera base e invernadero de las galeras reales de España y el comercio y las expediciones marítimas que desde aquí partieron.
Nuestros nombres, Portus Menestei, Portus Gaditanus, Alcanate (Puerto de las Salinas), Santa María del Puerto, o El Gran Puerto de Santa María tienen una constante, la palabra Puerto. El Puerto es puerto por antonomasia y un Puerto tiene mucho de cosmopolita. Nuestras señas de identidad, aparte de ser sugestivamente esponjosas, han ido siendo forjadas a base de muchas entregas del testigo cultural cuyos resultados finales nunca se aprecian definitivos. Nuestro propio carácter abierto y nuestra ingenua e ilimitada capacidad de sorpresa, proporciona un buen caldo de cultivo para que cualquiera nos venda una innovación. Estamos en el punto de mira de mucha gente desalmada que, a poco que vistan bien el muñeco, nos convencen y nos arrolla.
Sin embargo, yo sé que pocos, pero bien avenidos, han luchado en todas las épocas por mantener viva la llama de nuestra cultura más entrañable y las tradiciones que quedaron encastradas en nuestra forma de ver y de ser.
No voy a hablar de nuestra continuidad cultural, pero sí de quienes son los que han proporcionado el vehículo para que se haya ido forjando y perdure.
Me refiero al soporte poblacional que ha permitido mantener vivas todas esas manifestaciones. Por eso la pregunta de quienes somos y de donde venimos va a ser la clave de esta exposición.
Quizás fuera conveniente comenzar ahora por decir que la escasa población autóctona de Alcanate desapareció sin dejar rastro con la llegada de los almohades en 1144. Los mozárabes, cristianos, herederos de los romano-visigodos que estaban viviendo en tierras de moros, han de huir, ante la llegada de los almohades, los primeros musulmanes que persiguen a los cristianos, y se van , cuentan los documentos, a Toledo, con el Obispo de Sidonia. Pero ese fenómeno ocurre en toda Andalucía.
Alcanate, con todas sus alquerías queda despoblado y desolado.
En su territorio no se mantiene ningún resto de población antigua.
En esos años que van desde 1144 a 1260, nuestro territorio pertenece al reyezuelo moro de Jerez. Cádiz, con todas los lugares costeros carecen de interés para los moros, pero tienen una especial importancia para la corona de Castilla. Primero, para Fernando III que logra hacerse con ellos después de la reconquista de Sevilla. Y, luego, para su hijo el Rey Sabio, que tras haberse perdido estos territorios, logra, mediante pactos, hacerse de nuevo con ellos. De entre todos, Alcanate, ocupa un lugar preeminente en su empresa soñada no solo de defensa de la costa de los ataques e incursiones marroquíes, sino de la empresa que él llamó el fecho de la mar que no era otra cosa que el intento de conquista de las plazas costeras e incluso interiores de África.
En el aspecto poblacional, si para mantener los pactos, Alfonso X se ve obligado incluso a emplear al maestro Alí, mudéjar, para la construcción del santuario-fortaleza de Santa María del Puerto, es lo cierto que cuando emprende la tarea repobladora, parte de cero.
No queda en el lugar de Alcanate, ni en sus alquerías restos de población mudéjar, precisamente porque toda ella es expulsada tras la conquista de Jerez en 1264.
El sueño conquistador de las plazas africanas y la defensa de la costa de ataques marroquíes, es lo que decide finalmente a Alfonso X a repoblar estos territorios.
Hace unos días oí en una magnífica conferencia del Profesor Franco Silva, dada en Jerez, cómo se había gestado la repoblación de la zona costera de la bahía de Cádiz. Y me alegró escuchar que la tarea repoblacional partió de la nada. El Rey tuvo que otorgar numerosos privilegios, principalmente de orden fiscal, para atraer a la gente a estos lugares.
La incorporación a la corona de Castilla de los territorios de Alcanate y sus alquerías, además de la zona anexionada de Sidueña, se termina en 1281, con el otorgamiento de la carta puebla por Alfonso X, el sabio.
Sus pobladores son procedentes de la cornisa cantábrica, marineros sin duda, y procedentes de las cinco villas de la marisma santanderina, de San Vicente de la Barquera, de Castro Urdiales, de la propia Santander, y asturianos de Avilés y de Gijón. Estos van a ser el hilo poblacional conductor de todo el cíclico aluvión poblacional que El Puerto, a lo largo de los siglos va a recibir.
En cierta ocasión, y un tanto en broma, respondí a un periodista que me preguntaba qué era lo que hacía falta para ser portuense, diciéndole que para ser portuense-portuenses era necesario haber nacido en el Puerto y tener en las venas alguna gota de sangre montañesa.
Esto dicho así puede parecer un exabrupto. Pero lo cierto es que si se contempla, a lo largo de los siglos cómo se ha conformado la población portuense, no podemos tildar la afirmación de frivolidad.
El constante aluvión de población montañesa a nuestra Ciudad, desde su repoblación hasta la llegada de los últimos chicucos de tiendas de montañés, forman un núcleo genético y bien definido que constituye el meollo poblacional, no solo de nuestra Ciudad, sino de muchas de las costeras repobladas por Alfonso X. Y me refiero a toda la bahía, e incluso del interior, y me refiero a Jerez.
Pero por otra parte, y desde el principio, nuestra Ciudad, ha sido punto de destino de gente diversísima. La pesca, el comercio y las expediciones marítimas que aquí se gestaron, el ser base e invernadero de las galeras reales y sede de la Capitanía General de la Mar Océana y Cádiz de la Casa de Contratación, no son sino alguno de los muchos atractivos que nuestro territorio presenta para que a él afluyan multitud de gente varia y multicolor.
La gente montañesa viene de Castilla pura. El montañés que se pueda tener por más mezquino, a poco que se escarbe en su genealogía, tiene debajo del brazo una ejecutoria de hidalguía, cuando no de nobleza. Esto es de suma importancia para comprender que, cuando los comerciantes, los cargadores a Indias, los bodegueros, han hecho fortuna, lo primero que hacen es labrarse un palacio, o comprarlo ya construido. Lo segundo, dotarse de mobiliario y ajuar lujoso. A veces, también, adquiere una magnífica biblioteca o un gabinete de numismática o de arqueología. Cuando ya tiene todo eso, le falta la hidalguía o, en algunos casos, la nobleza. Esta la consigue mediante convenientes matrimonios con varones o mujeres procedentes de la Montaña, de Santander. A veces, el tal, ha comenzado con un título pontificio, que para empezar no está nada mal, y ha seguido con enlaces tímidamente hidalgos, para desembocar en una cascada de casamientos con nobles procedentes de la cornisa cantábrica. Por no poner ejemplos del lugar, sino bien cercanos, apuntaré un caso de Jerez, con los Domecq. Cuando aparecen desde Francia, al cabo del tiempo, consiguen el título de Marqués de Casa Domecq (pontificio), pero, al poco, entroncan con los muy antiguos montañeses, como los López de Carrizosa , por ejemplo, que llenan de títulos nobiliarios la genealogía Domecq. Es un caso de los muchos que pudieran traerse aquí.
Por otra parte, la situación privilegiada de El Puerto, con la cara al mar, no pone límites al término municipal. Porque, a diferencia de los pueblos interiores, que pueden tener términos más o menos amplios, “nuestros vecinos de enfrente son de América” que dijo el poeta Fernando Villalón. El mar proporciona un horizonte siempre renovado, anchuroso, sobrado, y profundo. Además permite el atractivo de la llegada, el primer contacto con la tierra de destino y, acaso, constituir el mismo destino definitivo. El mar y el abrigo de las aguas del Guadalete son un acicate que ha permitido a esta Ciudad ser cosmopolita y acogedora. No tener mar encorseta y adocena; limita y retrae. El mar enriquece y libera
Catalanes, levantinos, navarros, vascos y gallegos entre los españoles y armenios, malteses, portugueses, bretones, francos, flamencos, alemanes, genoveses irlandeses... entre los extranjeros, acuden con diverso propósito a nuestra Ciudad se asientan, pululan, comercian, viven o sobreviven y se integran o marginan, medran o desaparecen. A los que permanecen, termina por unirles con los originales, el vínculo matrimonial o el nacimiento de unos hijos que, a la tercera o cuarta generación han olvidado sus principios y se han vinculado, necesariamente, con algún miembro descendiente de la antigua repoblación.
Sin ánimo de ofender, yo compararía a la población portuense con una grandísima tela de araña, dulce y apetitosa como el almíbar, hecha por una gran araña montañesa, a la que, poco a poco, van acudiendo insectos de muy diversa especie que, o van siendo comidos por la gran araña, o logran despegarse, vivos o muertos, después de haber hecho ciscos un trozo de la tela.
Los que son deglutidos por la inmensa araña montañesa, adquieren sus mismas propiedades y caracteres, una vez son defecados. Los que logran despegarse, luego de dejar rota la tela, es que nunca tuvieron ánimo de echar raíces y solo acudieron a gozar de las mieles del almíbar.
Aquellos, en el símil escatológico que empleo, son los portuenses. Estos, son los que mi padre llamaba paracaidistas, que para él eran quienes caían, desde no se sabe dónde, al Puerto y, sin saberse cómo, urdían, tramaban, intrigaban, arribaban, bullían y recalificaban, hasta incluso llegar a ostentar puestos a los que, increíblemente, accedían. Generalmente esta especímen, luego dejar una ingrata memoria, haber derribado uno o varios edificios notables, y algún que otro desaguisado, o ahuecaba el ala, esto es se najaba, sin dejar dirección ni teléfono, o, perdido el inicial empuje, se diluía y emprendía una vida gris y adocenada.
Pero como en todo, el paraciadista, no es un especímen puro. De él hay, que hacer distinciones.
El paraciadista propiamente dicho, que es quien ni siquiera tiene capacidad de sorpresa. Cae y jode la marrana.
Por esa razón no fueron, paracidistas ni Juan de la Cosa, ni Don Luis Carrillo Sotomayor, ni Don Juan de Austria, ni Miguel de Cervantes, ni Juan Nicolás Böhl de Faber, ni el Profesor Diego Ruiz Mata, por poner un ejemplo reciente y presente.
Del paraciaidista, permitidme, voy a intentar unas divisiones y subdivisiones, en las que, sin nombrar a nadie, Dios me libre, podréis ir identificando a personas, lejanas en el tiempo o presentes en la actualidad.
Así se me ocurren citar al paracidista ilustrado, al iletrado pero laborioso, al rebotado, al forzoso, al destinado, al de la orden del tuvo, al añorante, al convincente, al demócrata de toda la vida ex-preso por la libertad, al dominical, al afilador.... y así sucesivamente.
Esta fauna distorsionadora, pretendidamente influyente e incapaz, habría que explicarla y, para el coloquio que se entable, invito a ampliarla con el enriquecimiento de vuestras experiencias. Así,
- El paracaidista supuestamente ilustrado. Suele mear colonia. Sorprende a los paracaidistas previamente colocados y, en un abrir y cerrar de ojos, se hace de la situaciòn, e incluso antes de coger el tren para marcharse, puede llevar consigo la medalla de oro de la Ciudad o tener la promesa de alguna canongía. Generalmente son de Madris, aunque vengan de muchos otros sitios. Pueden quedar perfectamente identificados con la expresión de Vivo de Cái.
- El paracaidista iletrado pero laborioso, que cae y se hace a sí mismo, se enriquece y cuenta con dinero antes que con cultura, es otro especímen digno de tenerse en cuenta. Aunque es un paracaidista de buena fe, puede resultar a la ciudad un elemento altamente distorisionador por cuanto que, después de haber derribado una serie de edificios notables, se la monta a modo. Luego, cuando adquiere inquietud cultural, que no cultura, lamenta los pasos que ha dado, pero que ya, ni él ni los que lo permitieron pueden remediar. Sin saber propiamente lo que es el patrimonio histórico-artístico, se reconvierte en su defensor a ultranza, en cuya defensa resulta aun más peligroso.
- El paracaidista rebotado, esto es que tiene un amplio historial paracaidista en otras poblaciones, y cae en El Puerto. Suele ser lo que en argot de la zona se llama un piojo resucitado que ha ido poco a poco escalando puestos inmerecidos y llega aquí como a tierra de promisión. Su llegada es apabullante y fastuosa. Su caída súbita. Sorprende y admira a todos los que dominan el arte del apretón, que pretenden subir a su sombra.
- El paracaidista forzoso, apenas tiene influencia propia en nuestra Ciudad. Se trata de la población reclusa, antes en galeras y ahora en el penal famoso. Sin embargo ese paraciadista, aunque no tiene peso específico directo, sí, en cambio, ha provocado la presencia de sus familiares y, en el caso de las galeras, pícaros como Estebanillo González o un sin fin de gitanos que se asientan y permanecen luego en nuestra Ciudad.
- El paraciadista destinado, es puramente un cumplidor de su trabajo aquí o en Pekín, eso es indiferente. Se trata del maestro, del policía, del funcionario de prisiones, del marino de guerra, del jefe de aduanas, o del Administrador de Correos. En unos casos son los llamados culos de mal asiento y van con la casa a cuestas como el caracol y para obtener el certificado de matrimonio y las partidas de nacimientos de sus hijos han de dar la vuelta al mundo. En otros, los que se hacen remolones y perduran, incluso intentan influir en la Ciudad. Quienes lo pretenden, o escogen la vía de las Hermandades de penitencia, el Club Nautico, la Adoración Nocturna y los de menos aspiraciones, escogen una peña o pegarse a alguien.
- El paracidista de la Orden del Tuvo. Es el que para reafirmarse en su ego cae y no para de pronunciarse con lo que papá tuvo, mamá tuvo, abuelo tuvo... claro que nadie conoció a papá, ni a mamá, ni a abuelo. Ni tan siquiera, en profundidad al hijo.
- El paracaidista añorante. Por lo común es vasco. Salvo que no sea educado y aun siéndolo, no cesa de hacer ascos de la cocina portuense, afirmando sin paliativos que como se come en los restaurantes vascos no se come en ningún sitio; que aquí no hay cocina; que en Nueva York hay restaurantes vascos... etc. A quién quiera responderle le sugiero contestarle que en Euzkadi hay restaurantes porque no se cocina ni come en las casas, y que aquí siempre se ha cocinado bien en las casas y los restaurantes eran para los viajantes de comercio y para los transeuntes con vales de Cáritas.
- El paracaidista convincente, es el que trata, incansablemente, de aparentar ser portuense porque viste serlo. Usa una serie de lugares comunes que ha aprendido, (pues se caracteriza por ser un excelente ladrón de oído), que suelta por doquier peguen o no , en prueba de su integración. Cuando se le pregunta de dónde es, dice invariablemente que del Puerto, aunque un leve examen demostrará que es un verdadero mentiroso.
- El paracidista demócrata de toda la vida y ex-preso por la libertad. Es el que cae en El Puerto y, nada más llegar se afilia a un partido progre en donde casi todos los componentes o han sido de Falange o seminaristas. Por lo general, se ocupan en Telefónica.
- El paracidista dominical. Es un especímen unicamente diurno y veraniego. Lo más corriente es que venga de Jerez, de autobús a autobús, o de tren a tren, con la sandía debajo del brazo. Su especialidad es la de dar de cuerpo en el agua de mar y, en bastantes casos ahogarse por bañarse en plena digestión.
- El paracaidista afilador aparece y desaparece sin dejar más rastro que una semana de levante. Efectivamente, cuando comparece en nuestras calles un especímen de este género tocando su flauta, al día siguiente y durante siete más verá Vd. a los locos hablando solos por las calles.
Pero en todo paracaidista cabe la regeneración. Es evidente que el paracaidista, cuando cae en El Puerto, viene a tiro hecho y, si por las malas o por las buenas, no consigue los fines para los que fue creado, puede decidir regenerarse y cambiar de vida. Así ha ocurrido con muchos. Su conversión o naturalización, por lo común, es a través de la vía urinaria.
El paracaidista naturalizado por vía urinaria puede subdividirse en paracaidista naturalizado de modo directo y en paracaidista naturalizado con efecto retardado.
El primero contrae matrimonio con portuense y el tálamo lo va naturalizando por aquello muy cierto de que dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición.
El segundo, que cae ya casado, obtiene su naturalización merced al conyuncio carnal con la cadena perpetua, pero por vía de la prole. Es un especímen que, por lo común, permanece grismente, sin pena ni gloria y, a la tercera generación, sus nietos son hijos de portuenses.
La lista podría seguir interminable, pues cada paracaidista tiene su alma en su almario y podríamos estar años citando tipos y clasificaciones.
Expuesto sucintamente el tema, sería enriquecedor entablar un coloquio porque, en este mundo el saber está muy repetido, como dijo aquel, y Vds., sin duda, pueden darme mucha luz para responder a las preguntas que en un principio me hice. Gracias.
Luis SUÁREZ ÁVILA.
Conferencia pronunciada
en el Ciclo Cultural de la
Tertulia Flamenca 'Tomás El Nitri'.
Estimado Luis, no se si a este diccionario le llaman "EL CASARES", solo se lo que te transcribo: DURVAN S. A. de EDICIONES, por cesión de EDITORIAL MARIN, S.A. edición 1.964 y elaborado desde 1.956.
Como verás, el grupo PRISA no existía entonces, pero da igual, para mi los dueños de este grupo siguen siendo capitalistas con la etiqueta de progresistas. Creo que coincidirás conmigo.
Este diccionario dice lo siguiente:
PORTEÑO, ÑA. adj. Natural del Puerto de Santa Maria. U.t.c.s. 2. Perteneciente a esta ciudad. 3. Bonaerense natural de Buenos Aires. U.t.c.s.
PORTUENSE. (1. portuensis,) adj. natural de cualquier población denominada Puerto. U.t.c.s. Perteneciente a ella. 3 Del Puerto de Ostia en Italia.
Esto solo es a titulo de aportar algo de luz a este debate, de ninguna manera quiero entrar en el.
Los caballeros sesudos de la Real Academia están para cuidar y preservar el idioma y no se descarrie, pero tambien es verdad que cuando las masas populares incluyen en su lexico palabras nuevas estos señores tambien las incluye en el diccionario.
Si no fuese así, todavía estariamos hablando el CASTELLANO-GALAICO.
Una observación: hoy en dia no es raro ver y oir a presentadores y otras personas nacidas en Valladolid y otros lugares de la cuna de la lengua decir; TO por TODO, NA por NADA. Y yo creo que esta reducción de las palabras es genuinamente andaluza. Con el tiempo, aparecera en el diccionario tal como se dice y como ahora se escribe.
Avanzamos en todo y tambien en las palabras. Afortunadamente.
Y no te cabree más Luis, que no merece la pena. Un saludo fraternal.
Que no, José María, no te pongas bien, que porteño no es natural de el Puerto de Santa María. No le des más vueltas.
Sou portuense do O Porto e tenho grande admiração pela minha cidade natal e desejo dar-lha a conhecer pelo mundo cibernautico do 'Gente del Puerto'..
O Porto é a alegria dos Portuenses
Estimado Miguel Marroquín. "El Casares" que así se llama vulgarmente ese diccionario que tienes es bueno, pero el único, el genuino, el auténtico, el oficial es el de la Real Academia, que está en dos tomitos, editados por la editorial Santillana (Grupo Prisa,se nota quién tiene poder) y antes, de toda la vida, lo editaba Espasa. Seguro que en cualquier Librería de El Puerto lo hay. Te copio, de internet, del diccionario de la Real Academia:
portuense.
(Del lat. portuensis).
1. adj. Natural de alguna de las poblaciones denominadas Puerto. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a ellas.
3. adj. Natural de Puerto de Santa María, localidad española en la provincia de Cádiz. U. t. c. s.
4. adj. Del puerto de Ostia, en Italia. Obispo portuense.
También te copio lo que dice el Diccionario de Real Academia sobre porteño:
porteño, ña.
1. adj. Natural de algunas de las ciudades de España y América en las que hay puerto. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a estas ciudades.
3. adj. Natural de la ciudad de Buenos Aires, capital de la Argentina. U. t. c. s.
4. adj. Natural de Valparaíso, ciudad de Chile. U. t. c. s.
5. adj. Natural de Puerto Carreño, ciudad de Colombia. U. t. c. s.
6. adj. Natural de Puerto Cabello o de Puerto La Cruz, ciudades de Venezuela. U. t. c. s.
7. adj. Perteneciente o relativo a alguna de estas ciudades.
8. adj. puntarenense2. Apl. a pers., u. t. c. s.
Un abrazo, Luis
Estimado LSA: Como siempre, leo tus escritos con el maximo interés y dedicación y la verdad es que tiene una pluma agil, fina y a veces cachonda. Digo a veces, porque en otras no coincido contigo. Pero bueno, lo wueno (en lengua de alyamia) es, que en democracia opinamos y deberiamos respetar las opiniones de los demás.
Hombre claro, con los efluvios del menesteo se hace lo que dice y más, hasta emulamos a los cantaores, claro que si.
Gracias por la información que me adjuntas, tratare de conseguirlo para enriquecer mis conocimientos, gracias.
Orientame si el diccionario que tengo tiene validez:
Está escrito bajo los auspicios de DON RAMON MENENDEZ PIDAL, director de la Real Academia Española.
La colaboración especial de 23 PREMIOS NOBEL.
FRANCISCO M. BIOSCA, Ph, D., Sc. B. (director)
LUIS RODRIGO, Int.Merc. (jefe ejecutivo de producción)
Incluye un Lexico con el prologo de DON JULIO CASARES, secretario perpetuo de la Real Academia Española. Edición de 1.964. Desde entonces está en mis manos, para adquirir mas conocimiento y cultura.
Hombre es el que tengo, y no es precisamente para buscar la palabra PORTEÑO O PORTUENSE, si no para buscar las palabras que no entiendo, pero claro si no vale no vale, y hombre decirle a estos sr. lo que canta EL ARENERO DE TRIANA:
Dile a tu maestro,
el que te enseñó a querer,
que te devuelva el dinero
que no te enseñó bien.
Gracia LSA.
Estimado Miguel Marroquín: el Diccionario de la Lengua Española, el oficial, el de la Real Academia Española, puede encontrarse en cualquier librería o biblioteca pública o privada. También se puede consultar en internet, poniendo "Real Academia Española". A la izquierda de la página hay varias entradas . Allí encontrarás el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia.
Es un libro que debería estar en todas las casas donde se lee. Es más, cuando se lee, no debiera pasarse una palabra desconocida o dudosa y no consultarla en ese Diccionario de la Real Academia. Yo eso lo practico desde muy jovencito y me ha ido muy bien en mi formación intelectual.
Así pues, en el Diccionario de la Real Academia es donde encontrarás "portuense", como específicamente natural de El Puerto de Santa María.
Es cierto que "portuense" es también natural de ciudades donde hay puerto. Así El Puerto de la Cruz, en Canarias, aunque no lo recoge específicamente el Diccionario de la Real Academia, o el Puerto de Ostia, en Roma, que sí lo recoge el diccionario de la R. A. E. En el Trastévere, en Roma, donde vivía Rafael Alberti, hay una zona que limita con el Tiber que se llama "Portuense". Los de Oporto, aunque José María Morillo opine lo contrario , se llaman portopolitanos, que eso lo descubrió Mamnolo Pacheco Albalate , al estudiar a Don Juan Luis Roche.
En "Porteño" no encontrarás nada, en el Diccionario de la Lengua de la Real Academia, que se refiera a El Puerto de Santa María.
Consultando el Diccionario de la Lengua de la Real Academia es como podemos ir adquiriendo, poco a poco, vocabulario y saber el exacto sentido de las palabras. Hay otros diccionarios, digamos, "privados", baratitos o caros, e incluso Diccionarios "Pulga" y de los veinte duros, que hay que evitar a la hora de saber español. Incluso el de don José Alemany, tan traído y llevado en esta página, hay que evitarlo, porque no es el oficial.
La Real Academia Española tiene otros diccionarios específicos. El Diccionario Histórico de la Lengua, el Etimológico... y trabaja, ahora, con todos los Presidentes de las Academias de la Lengua Española de Hispanoamérica y de Filipinas, en un Diccionario de Americanismos que precisamente se está haciendo en El Puerto de Santa María, donde hay reuniones anuales de trabajo muy fructíferas. El año pasado tuve el honor de atender a todos esos Presidentes de Academias para enseñarles el Castillo de San Marcos.
O no me he explicado o no me has comprendido en lo que expreso sobre Casa Lucas. Casa Lucas es uno de esos "santos lugares" portuenses desgraciadamente desaparecidos. Yo, que estoy en la lista de los asistentes a esas tertulias inefables y simpáticas de Casa Lucas, en la historia de esa taberna que escribió don Manuel Lojo Espinosa, defiendo a capa y espada a los contertulios de Casa Lucas. Yo, como lo he vivido, lo defiendo, me afirmo en ello y, sinceramente, no dejo de reconocer: 1º Que Casa Lucas no fue la Real Academia Española de la Lengua. 2ª Que allí había animadas tertulias y eminentes e ingeniosos tertulianos, buenísimas personas y, algunos, muy embusteros y amantes de las bromas pesadas. 3º.- Que, con el Fino Menesteo ,algunas veces, se terminaba en exaltación de la amistad, cantos regionales, insultos al clero y negación de la evidencia. 4º.- Que los Vélez, los propietarios, todo bondad, han tenido, a prueba de bombas, una gran capacidad de aguante y una paciencia comparable con la del Santo Job para soportar a algunos parroquianos de Casa Lucas.
Un abrazo.
Puerto de la Cruz es un municipio español perteneciente a la provincia de Santa Cruz de Tenerife, en Canarias. Nosotros, sus habitantes somo conocidos como portuenses, y en algunos casos se nos generaliza como ranilleros, pero originalmente este gentilicio pertenecía solamente a los del Barrio de la Ranilla dentro del mismo Puerto de la Cruz y de fuerte tradición pesquera.
Admirado LSA, desearia me indicase a donde me puedo dirigir para conseguir el Diccionario Oficial de la Real Academia Española al que te refiere. Llevo algunos meses observando este debate de; PORTEÑO O PORTUENSE y la verdad que no me aclaro.
No soy docto en nada, bueno si, solo en buenas maneras, y me ha resultado chocante la definición... que hace de los tertulianos de la desaparecida CASA LUCAS.
Un abrazo
Para hablar de las Cantigas hay que leerlas, querido wuason. En las veinticuatro Cantigas de la serie de "Santa María do Porto", se refiere a una imagen mariana: a Santa María del Puerto "por otro nombre Nuestra Señora de los Milagros" . Todos los documentos del XIV y siguientes (testamentos, escrituras, donaciones), se se refieren al llamar a la imagen de la Patrona como Santa María del Puerto. A partir del siglo XV se simultanean los dos nombres (Santa María del Puerto y Nuestra Señora de los Milagros).
Cuando Alfonso X se refiere a la alquería de Alcanate, dice El Gran Puerto de Santa María en todos los documentos. Así que no me confunda los términos, por favor.
No se poye en los poetas. los poetas no son filólogos, ni historiadores. Ya lo dijo Horacio cuando algo se tergiversaba: poetis atque pictoribus. Es decir que los poetas y los pintores ven según les parece la realidad. Están en otra onda, en otro mundo.Crean. incluso, mundos irreales.
Google, mi querido wuason, no es el Diccionario de la Real Academia, único oficial para conocer la lengua castellana o española ( como decía Covarrubias en 1611). En Google toquetean y se meten toda clase de personas documentadas y millones de indocumentados. Tener por modelo a los indocumentados no es saludable, ni edificante.
Vaya al Diccionario oficial de la Real Academia y verá qué es porteño y qué significa portuense.
No se devane los sesos. Si no quiere ir al Diccionario de la Academia, creo que usted no tiene redención en esta discusión tan bizantina, por parte de usted.
Hábil uso de la observación y el razonamiento deductivo para resolver casos difíciles, apoyándome en esta ocasión en Google, me reafirma en mi arraigo de porteño.
Y yo me pregunto el porqué en las Cantigas de Santa María del Rey Alfonso X El Sabio (S. XII-XIII), se dice Puerto de Santa María o Santa María del Puerto, incluso algún poeta, añade que más da…
Pues eso mismo es lo que yo digo. Por cierto, en Casa Lucas, mi admirado Luis, en cuanto al Clero, según me contaba mi querido y entrañable Alfredo Bootello, la frase más repetida era: "Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho".
Con todo afecto.
Casa Lucas, querido wuason, no es precisamente la Academia de la Lengua. Transcríbame un solo documento, pero transcrito, no inventado, anterior a la Carta Puebla, la propia Carta Puebla y documentos --digo documentos, no diccionarios de la Señorita Pepis- posteriores en se diga que los naturales de El Puerto de Santa María son porteños. No invente, ni menos sea caprichoso.
Esos "descubrimientos" de documentos, hay que traerlos aquí, transcribirlos literalmente, y demostrarlo. Simplemente hablar por hablar, así se hablaba en Casa Lucas, con los efluvios del fino Menesteo y la exaltación de la amistad, cantos regionales, insultos al clero y negación de la evidencia, que son, a lo que se dice, los estados en los que hallaban los concurrentes, a tan formidables y admirables tertulias.
Ni en la copla de "La Lola se va a los Puertos", ni en la obra de los hermanos Machado del mismo título, se cita la palabra "porteño". ¿O es que no las ha leído?.
Tampoco en la canción ,del mismo título, de Rafael de León. Cuando transcriba, no añada de su cosecha entre paréntesis "porteño", porque es una transcripción falsaria. Sea fiel a los textos escritos que copia.
“1860, en la isla de San Fernando. De aquí sale la voz de Lola, la cantaora, camino de aquel mar, de aquellos puertos, en un adiós y en un retorno permanente, en los que siempre hay tristeza. Lo asegura una copla: "La Lola se va a los puertos, la isla se queda sola". Lola lleva a su lado una guitarra, la de Heredia, un hombre (porteño) que ha hecho de su amor un respeto, un largo silencio (como el de las noches de las marismas que lo vio nacer, Puerto de Menesteo). Son muchos los que desean a la cantora. Don Diego la ha invitado a su cortijo y Lola acude con lo único suyo que deja que se comparta: su voz.”
Menesteo, porteño de toda la vida Voy progresando adecuadamente pues he descubierto que Incluso antes de la Carta Puebla del rey Sabio aparece el gentilicio porteño… Elemental querido Luis...
PD entre chiquitas y medias chiquitas de Fino Menesteo en Casa Lucas ya se hablaba de todo esto por lo que no es nada extraño que los Morillo y un servidor defendamos a nuestros progenitores.
Recuerdo que a Pepe Morillo, en alguno de sus momentos sublimes acompañado con Fino Menesteo, uno de sus pupilos en la radio se le ofrecía a ponerle el abrigo, a lo que Pepe contestaba: "Fulanito, no me descuajaringues".
Después se iban al Instituto a representar las obras de Teatro que radiaban.
"Teníamos un cuarto abovedado, vacío, donde se realizaban los efectos de sonido, con un considerable eco:
Fuego: papel de estraza arrugado.
Oleaje: plomillos de escopeta deslizándose en una caja.
Caballos: dos medios cocos chocando entre sí.
Trueno: Una hoja de lata en movimiento.
Bombardeo: un marco arrojado a la habitación, rodando.
... " (Relatado por un integrante del 'elenco' de actores).
Porteño significa esencialmente como adjetivo: "del Puerto" o "que vive en el puerto" en tal caso es el gentilicio de los oriundos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en Argentina y de El Puerto de Santa María - Cádiz, en España.
Pero no hay que ser tan cabezotas, dejen que cada uno se denomine como quiera porque ambas formas, ambos gentilicios, son válidos.
Para Porteñ@ Porteño es natural de cualquier puerto. Porteño es también natural de Buenos Aires. Portuense es natural de ciudad o pueblo que tenga puerto, pero ESPECÍFICAMENTE es el natural de El Puerto de Santa María.
Porteñ@, yo sí sé leer. No leo al revés y mantengo biblioteca muy leída y manoseada y, sobre todo los diccionarios de la Real Academia Española, únicos que hacen fe y son oficiales. No me vengáis con diccionarios de las tiendas de los chinos, ni de las de los veinte duros.
A ver si reina de una vez la cordura. Somos portuenses, porque somos de El Puerto de Santa María. Eso es lo que nos singulariza. Ser de cualquier puerto e incluso de Buenos Aires, es ser porteño.
Muy bien, Manolito Sánchez, a los que tengan diccionarios de la tienda de los veinte duros, hay que hablarles así. A mí tampoco me da la gana de llamarme porteño, pues no lo soy: Soy portuense que es lo que son los naturales de El Puerto de Santa María.
Tus razones son de peso, pero la historia, los documentos y el Diccionario de la Real Academia Española lo es mucho más. Somos portuenses.
Porteño, la Revista fundada por Dionisio Pérez y que ha servido y sigue sirviendo para encontrar información clave sobre muchos episodios de la historia de nuestra ciudad se fundó 40 años antes que el equipo de fútbol. Y se llamó REVISTA... PORTUENSE.
Y ahí escribía Muñoz Seca, por ejemplo, que también hizo alguna dedicatoria al Casino... portuense.
Entérate pues; pero me reafirmo: cada uno que sea como se sienta. A mí no me da la gana de llamarme como los de Buenos Aires por las razones que ya expuse.
Hola no entiendo como LSA lee al reves o no lee y dicta su criterios sin una base real,, SOY DEL PUERTO DE SANTA MARIA Y POR TANTO PORTEÑO,,,, el Generico es el otro el portuense, que es de cualquier ciudad llamada puerto ,, amigo LSA a ver si te enteras,, hace mas de 15 años ya escribi yo alguna carta al director de diario de cadiz sobre este tema, afortunadamente para la cultura de nuestro pueblo leo que se habla de PORTEÑOS que se sienten orgullosos de serlo, los demas que se vayan al "FURBO" a pegar gritos.
saludos
La REDACCIÓN parece Don Cicuta, pero tiene más razón que un santo. Lo siento cariñosamente por don LSA. Los porteños tienen un sólo camino, en cambio los portuenses una vía láctea.
Manolito Sánchez, llevas más razón que un santo. Si alguno quiere ser de cualquier puerto, que se ponga porteño. Si es de El Puerto de Santa María, será solamente portuense. Eso es así, por la historia, la filología, la tradición y el Diccionario de la Real Academia Española, único oficial. Todas esas especulaciones para conseguir que la gente nos llamen porteños., no tienen apoyo ninguno científico.
En latín y griego no existía el artículo. Si pusieron a esta ciudad de nombre "PORTVS", eso significa "EL PUERTO". Lo que importaba en el topónimo no era esto, sino a quién estaba dedicado o el adjetivo que se le pusiera para distinguirlo de otros puertos. En este caso, el de Menesteo.
Y no vale la comparación con Puerto Real, porque está fundado por los reyes católicos mil años y pico después que El Puerto de Santa María, con lo cual ya no había latín ni griego en uso por estos lares. No ha tenido otro nombre que ese y no está traducido de nada.
Y pues latino es el nombre, latino es el gentilicio: portuense. Pero desde luego, siempre han existido en el habla popular otros gentilicios en todas partes, conque este tema ya es "pecata minuta". Onubense es el oficial de Huelva, y en las sevillanas se dice "la marisma Huelvana". Arcobrigense es el gentilicio de Arcos y un torero se apoda "el Arqueño". En fin, que ya es cosa personal. En lo que a mí respecta, no me da la gana de llamarme como los de Buenos Aires, que un día detestan a alguien y al siguiente lo hacen Dios, como a Maradona y a Menem. Portuense soy y seguiré siendo. Los demás, como quieran.
Mi bisabuelo, Antonio González Felices propietario de la Casa del Ejido de San Juan que existe aún y que tiene en la puerta de entrada rotulado AVE MARIA, estaba casado con Francisca Franco sus hijos Antonio, José mi abuelo, Abelardo, Gabriel, Maria y otro que no recuerdo su nombre y que los sobrinos cariñosamente le llamaban el rubio, se apellidaban González Franco pero el apodo de Guindate le venia por González, al final del siglo XIX eran propietarios de varias fincas de labor y tenian negocio de transportes con carros, con el tiempo vendieron las fincas y con la llegada de los camiones perdieron el negocio, José por los años 20 era propietario de un pequeño Rancho justo donde está hoy el casino Bahia de Càdiz y era propietario deunos cabestros y unos bueyes que algún año prestó para la cabalgata de los Reyes Magos, he visto alguna foto con mis tios Antonio "El Rongo" y Pepe con chaquetilla corta a caballo llevando los toros del Hato de la Carne a la Plaza de toros y saliendo la cabalgata de los Reyes de la fabrica de productos quimicos de D. Augusto Haupold
Mi familía desciende de los Guindates también por la rama de mi tatarabuela, pero tengo entendido que, exísten en El Puerto de Santa María muchas ramas diferentes.
Asunto GUINDATE. Tengo entendido que mi abuelo era de "Los Guindate", se llamaba Manuel Vallejo Franco.-Alguien puede confirmarme su parentesco con Guindate?-Gracias anticipadas.J.L.Vallejo.
Las coplas de Juan Panadero a Antonio Álvarez, de Alberti comienzan:
Portuenses, coquineros,
Después de cuarenta años,
me maravillo de veros.
Usa portuenses, como sinónimo de coquineros, sobrenombre que, como "cañaillas" se aplica a los naturales de la Isla de San Fernando, o "choqueros" a los naturales de Huelva, por ejemplo.
Pero lo más importante es que Alberti usa el patronímico de "Portuenses".
Yo me quedo con la coquina, ya expliqué y arriba se ha dejado claro quienes son porteños pero yo me quedo con la coquina.
A la plancha.
Al vapor.
Coquinas guisás.
Coquinas con fideos.
Coquinas con babetas.
Coquinas al falucho.
Coquinas de fango (necesitan purgarse al menos 24 horas en agua de la marea, cambiándola cada 2 ó 3 horas para que no se mueran).
Recién sacadas del fango y bien lavadas, crudas: exquisitas.
El pijo de la coquina de fango, si se deposita una buena cantidad de coquinas en un recipiente ancho, nosotros usábamos el mismo lebrillo metálico en que nos lavábamos con 7 cubos de agua, por la mañana se aprecian pijos que llegan a tener casi 20 cm. ¡Es algo extraordinario! Se van retirando con cuidado, y dejando el fango depositado en la zona inferior del recipiente.
No quiero ni hablar de la otra "coquina" porque ya
es pa morirse cuando está en su punto. Por eso digo que donde se ponga una buena coquina que se quite un obispo. Coquinas de toas toas y todos nos entendemos.
Jesús María Serrano
Mira por donde el DRAE nos ilustra a los porteños y/o portuenses:
coquinero, ra.
1. m. y f. And. Persona que coge o vende coquinas.
¿Quiere esto decir que el porteño y/o portuense que no coge o vende coquinas no es natural de El Puerto?
O acaso que, ¿todos los que cogen o venden coquinas son naturales de El Puerto?
Item más, el que habiendo nacido en El Puerto y no quiere coger o vender coquinas ¿ya no es de El Puerto?
Al final ¿qué hacemos? ¿Cogemos o no cogemos coquinas? o ¿habiendo cogido una sola coquina siendo o no siendo de El Puerto, ya te da derecho a ser de El Puerto?
O no siendo de El Puerto y comiéndote una ración de coquinas ya sí eres de El Puerto...
En fin Herminio, al final como ves, todo se puede reducir a ese molusco acéfalo, cuyas valvas, de tres a cuatro centímetros de largo, son finas, ovales, muy aplastadas, y de color gris blanquecino con manchas rojizas. Vamos, la coquina misma.
Un cariñoso abrazo.
Por cierto creo que alguien debería de impedir que se hable a gritos y con frases que no tienen relación con el tema a tratar.
Yo me preocupé de ir a la biblioteca a mirar diccionarios de mediado del siglo XIX y en los dos que vi de esa época ponía que los naturales de El Puerto de Santa María se llaman porteños, y porteñas. Digo lo de porteñas por que en el nombre de portuense ni siquiera se nombra el femenino; desde que nací y tengo 50 años éramos porteños como dicen los diccionarios antiguos
y las portuensas existen? seguiremos con la incoherencia y la incultura?
El único diccionario que hace fe en lo que a la lengua castellana o española es el vigente de la Real Academia. Don José Alemani es un autor de Diccionario, digamos privado, como lo son muchos otros.
Veamos lo que dice el Diccionario de la Real Academia:
portuense.
(Del lat. portuensis).
1. adj. Natural de alguna de las poblaciones denominadas Puerto. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a ellas.
3. adj. Natural de Puerto de Santa María, localidad española en la provincia de Cádiz. U. t. c. s.
4. adj. Del puerto de Ostia, en Italia. Obispo portuense.
En cuanto al puerto de Ostia, debo decirte que, a orillas del Tíber, al lado del Trastévere hay unas zona llamada "Portuense".
Prefiero esta denominación de "portuense", que es la clásica de toda la vida de Dios, y porque, además, tiene precedente latino. Porteño es usado por algunas personas en cuanto a naturales de El Puerto, pero es neologismo, creo que sin futuro.
DEJAROS DE COÑAS: SOMOS "PORTUENSES" Y NO POR EL RACING. EL VOCABLO ES MUY ANTERIOR. BASTANTE ANTERIOR. LO DE PORTEÑOS ES COSA DE LOS MORILLO. LEAN Y VEAN TEXTOS DEL XVIII Y DEL XIX.
ADEMÁS ES MUY ANTIGUO EL APELATIVO DE "COQUINEROS" A LOS PORTUENSES. ASÍ EN LAS COPLAS DE JUAN PANADERO A ANTONIO ÁLVAREZ HERRERA, DE RAFAEL ALBERTI, QUE EMPIEZAN. "PORTUENSES, COQUINEROS,..." O EN LAS ETIQUETAS DEL AMONTILLADO FINO "COQUINERO" DE OSBORNE Y EN MUCHOS TEXTOS MÁS. LAS HERMANAS ANTONIA, PEPA Y MILAGROS GALLARDO, CÉLEBRES CANTAORAS Y BAILAORAS DEL XIX Y PRINCIPIOS DEL XX, CON GRAN FAMA EN TODA ESPAÑA, SE APODABAN LAS "COQUINERAS". PIO BAROJA
ESCRIBE QUE PRESENCIO EN EL CANTANTE DE LA PLAZA DEL CARBÓN PORTUENSE UNA ACTUACIÓN DE PEPA LA COQUINERA. EN FIN, QUE HAY MUCHA LITERARTURA A LA QUE ECHAR MANO PARA DOCUMENTAR "PORTUENSE" Y "COQUINERO".
VEAN LO QUE DICE EL DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA DE PORTEÑO (COPIO Y PEGO):
porteño, ña.
1. adj. Natural de algunas de las ciudades de España y América en las que hay puerto. U. t. c. s.
2. adj. Perteneciente o relativo a estas ciudades.
3. adj. Natural de la ciudad de Buenos Aires, capital de la Argentina. U. t. c. s.
4. adj. Natural de Valparaíso, ciudad de Chile. U. t. c. s.
5. adj. Natural de Puerto Carreño, ciudad de Colombia. U. t. c. s.
6. adj. Natural de Puerto Cabello o de Puerto La Cruz, ciudades de Venezuela. U. t. c. s.
7. adj. Perteneciente o relativo a alguna de estas ciudades.
8. adj. puntarenense2. Apl. a pers., u. t. c. s.
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¿Los portuenses ? creo que es el nombre moderno que se le puso a los nativos de mi pueblo por culpa del futbol ......que pena
ahora y por siempre PORTEÑOS Y PORTEÑAS
Para todos los portuenses, para todos lo que conocen El Puerto, y para los que todavía no lo conocen:
Video en Youtube:
http://www.youtube.com/watch?v=oDJ_QNKTT9s
A: Menestea, le agradezco infinito su aportación, su elogio y su aliento, tiene Vd. una capacidad de comprensión clara y diáfana, le puedo asegurar, que mi nieta, con sólo once años ha sabido asimilar esas simples explicaciones y me ha dicho: "Claro Yeyo, no se puede decir ...a El Puerto .., y menos escribir ese "el" con mayúscula", a mi nieta le auguro un "intelectual" futuro, propio de su capacidad para discernir; Vd., sea cual sea su edad, ha alcanzado ese umbral, y no porque me de la razón, sino porque mis argumentos son: "Razones para personas razonables", con capacidad de discernir, para mentes críticas y analíticas; los "Dioses", casi seguro que, no se bajarán de sus pedestales, aunque éstos sean de barro. Si quiere dirigirse a mí personalmente, lo consideraría un cumplido y un honor. Puede pedir mi dirección electrónica a la Redacción, le contestaría encantado.
Excelente lecición de gramática.
Es una pena que estas cosas aún ocurrieran a finales del siglo XX.
Por una parte, le puede quedar la satisfacción de hacer saber a la nueva generación que hubo un antes y un después. O mejor aún, que hagan un pleno extraordinario en el Ayuntamiento para rectificar y quitar el artículo determinado "EL" del nombre de la ciudad.
Personalmete pienso que al nombre "Puerto de Santa María" , ni le sobra ni le falta nada. Ya de por sí es un nombre que resulta atrayente,bonito, entrañable, histórico, etc. No necesariamente-o ignorantemente- necesitan aplicarle el artículo "El" para tener aires de grandeza ni poder diferenciarse de otros.
Esta intervención va destinada, principalmente, a los intelectuales del Puerto, a la gente con seso y mollera, a las personas con sensibilidad, con responsabilidad y con responsabilidades, a todos los que participan en conferencias, de ingreso en instituciones varias y en otras, en foros culturales, en instituciones docentes, en archivos y bibliotecas, a todo aquel que, con humildad, esté dispuesto a abrir su mente y su corazón y a anteponer la verdad, a su orgullo o a su “prestigio” personal, yo no tengo ni quiero ninguno. Lucho por la verdad.
Pidiendo perdón porque está ya incluido en otro hilo por iniciativa de la Redacción, incorporo unos ejemplos de cosecha propia, en forma de poema, del uso que siempre se hizo y que siempre hicieron los eruditos y estudiosos junto a los menos eruditos y los menos estudiosos, del nombre de nuestra Ciudad, durate siete siglos, nada menos, y hasta 1.986 / 7.
13. CANTO A MI PUERTO DE SANTA MARÍA.
Puerto de Santa María, puerto palaciego,
Puerto de Santa María, puerto solariego, pueblo marinero.
Nuestro Puerto de Santa María, mi Puerto, tu Puerto,
este Puerto de Santa María nuestro.
¡Que historia la del Puerto!, la de Santa María del Puerto,
como se llamó también, hasta los albores de 1.500.
Toros en el Puerto, me voy al Puerto y del Puerto vengo.
En el Puerto de Santa María todo lo que quiero tengo y está todo lo que quiero.
El Puerto de Santa María es un pueblo marinero,
el Puerto de Santa María es un pueblo bodeguero.
¡Viva el Puerto!, mi Puerto, mi Ciudad, mi pueblo.
A continuación, explicaciones gramaticales y ejemplos comparativos de estas estructuras y todos sus posibles usos:
Con esta nueva aportación termino mis intervenciones, perdonad mi insistencia, pero si prestáis un poco de atención a lo que sigue, veréis que la polémica no tendría sentido si, en primer lugar, todos los que mantienen opinión contraria a la mía, o están interesados en averiguar qué ha pasado, se molestaran y recurrieran a las fuentes; si echaran sólo un vistazo en todos los archivos documentales del Puerto de Santa María, desde el año 1.986 hacia atrás, hasta llegar a Alfonso X el Sabio (700 años de historia), si lo hicieran (en vez de polemizar) comprobarían, con sus propios ojos, que el nombre de esta Ciudad fue, en esos pasados 700 años, “Puerto de Santa María”; el por qué fue así hasta 1.986 (año en el que, una sola persona introdujo el cambiazo por “El Puerto de Santa María”, incorporándole “el” como parte del nombre propio), es una cuestión muy elemental de gramática, que se sigue aplicando a absolutamente todos los topónimos y otros nombres propios de idéntica o parecida construcción.
Es curioso, que hoy día, con respecto a la anteposición de artículo determinado al nombre propio compuesto, unido por “de” y similares, se esté extendiendo una moda (incorrecta) precisamente en el sentido contrario al qué nos impusieron para el Puerto de Santa María; como se puede apreciar en el párrafo que reproduzco más abajo, procedente de un recorte de prensa; extrañamente, al revés de lo que pasa con el Puerto, se ha eliminado del contexto el artículo determinado, a pesar de ser correcta, perfectamente posible y lógica, su utilización.
Las normas sobre el uso y omisión del artículo determinado, antepuesto a nombres propios compuestos unidos por >“de”, y cuándo, ese “el” debe ir con minúscula o mayúscula, están perfectamente definidas en la gramática española y asimilado su uso, ya lo estaba cuando yo era niño y desde siglos. Para aquellos que no conozcan esos usos o tengan dudas de ellos, y con la finalidad de que nadie se vea o sienta obligado a “reinventar” lo establecido, aprovecho la ocasión surgida con el recorte de prensa, sobre “el Instituto de Fomento”, para exponer los distintos supuestos. Simplemente a esto se reduce el problema generado con el uso del nombre de nuestro Puerto de Santa María, a una cuestión de conocimiento básico de principios gramaticales fundamentales, de muy fácil explicación y asimilación. Por favor, leed y comprobad qué fácil se puede salir, del cacao gramatical que hay formado, que han formado, que una sola persona formó, allá por el no muy lejano 1.986.
........................................................................................................................
(De una columna de prensa).
INCORRECTO:
“ ....hay que hacer de Instituto de Fomento un lugar de regeneración económica que nos saque de la crisis en la que estamos sumidos ...” SIC.
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CORRECTO:
“ ....hay que hacer del Instituto de Fomento un lugar de regeneración económica que nos saque de la crisis en la que estamos sumidos ..”
.......................................................................................................................
Nota:
Al igual que “Puerto de Santa María”, “Instituto de Fomento” es un nombre propio compuesto con estructura “genitiva” o “posesiva” (falso genitivo), ambos admiten en el habla y en la escritura la anteposición de “el”, contraído con “a” / “de” cuándo y dónde proceda y utilizando en la escritura el artículo determinado, con letra mayúscula sólo en aquellos casos en los qué sea necesario por razón de las normas ortográficas.
Nombre de la Institución y de la Ciudad:
INSTITUTO DE FOMENTO /PUERTO DE SANTA MARÍA -
.........................................................................................................................
“El Instituto debe atenerse a ...”
“El Puerto tiene que crecer más...
“
Admite el artículo determinado; “el” se escribiría con mayúscula porque es principio de frase, al igual que si fuera después de punto o dos puntos. La forma simplificada del nombre propio (el Instituto”, utilizando sólo la primera palabra (escrita con mayúscula), de por sí un nombre común, es admisible y posible, dentro de contexto, entre personas que saben de qué están hablando. Sensu contrario, habría que utilizar el nombre propio completo.
“El Instituto de Fomento debe atenerse a ...”
“El Puerto de Santa María tiene que crecer más...”
Admite el artículo determinado; “el” se escribiría con mayúscula porque es principio de frase, al igual que si fuera después de punto o dos puntos. Este uso del nombre completo es formal, evita la duda de, “a qué instituto o puerto” nos estamos refiriendo.
“En el Instituto no se aprecia ...”
“En el Puerto no se progresa como ..”
Nos estamos refiriendo a dos lugares conocidos de los interlocutores (forma simplificada), le hemos antepuesto el articulo determinado, que pasa a escribirse con minúscula, por no formar parte integrante del nombre propio, y por no ir a principio de párrafo / frase ni después de puntos.
“En el Instituto de Fomento.
“En el Puerto de Santa María.
No se debe escribir: “En El Instituto”, ni “En El Puerto”
Igual que en el caso anterior, pero con el nombre completo, utilizado allí dónde no ha de caber duda del instituto o puerto del qué estamos hablando.
Nos estamos refiriendo al Instituto.
Nos estamos refiriendo al Puerto.
Uso incorrecto: "Nos estamos refiriendo a El Instituto / "Nos estamos refiriendo a El Puerto".
Nos estamos refiriendo al Instituto de Fomento.
Nos estamos refiriendo al Puerto de Santa María.
Uso incorrecto “a El Instituto de Fomento. ....” / “a El Puerto de ...”.
Esto es del Instituto.
Esto es del Puerto.
Uso incorrecto: “ Esto es de El Instituto” / “ Esto es de El Puerto”.
Esto es del Instituto de Fomento.
Esto es del Puerto de Santa María.
Uso incorrecto: “ Esto es de El Instituto de Fomento.”/ "Esto es de El Puerto de Sta. María"
Con “este melón se llenó el serón", el que no oiga no tendrá más remedio que ir al otorrino, y ese no será ya mi problema, espero que haya “buen oído”.
En la columna de referencia a los trabajos de esta página (o como se llame), y bajo el título: “DEDICATORIA A EL PUERTO”, Que como he dejado dicho en mis anteriores intervenciones, debería decir: “...AL PUERTO ...”, aparecen unas citas de Pedro Muñoz Seca, que reproduzco y a las qué añado mis comentarios, sin ánimo de herir susceptibilidades, sino por seguir abundando en la historia y sus hechos.
1ª)
"Para el Casino Portuense, bello rincón de El Puerto de Sana María, donde se reúnen los hombres más embusteros de España", Pedro Muñoz Seca, en la dedicatoria de su obra: "El Príncipe Juanón".
“.... bello rincón de El Puerto ...”, seguro que D. Pedro escribió : “... bello rincón del Puerto ...” que no es lo mismo; él sabía como debía escribirlo, por este camino, llegando a reinterpretarse hasta los textos, es como se ha conseguido erradicar el uso correcto del nombre de nuestra Ciudad.
2ª)
"Al Puerto de Santa María, el pueblo más bonito de España, donde yo nací, donde pasé los días más felices de mi vida, donde hay más alegría y más sol, donde viven mis 'viejos' de mi alma". Pedro Muñoz Seca, en la dedicatoria de su obra: “El Roble de la Jarosa”.
Ésta si está correctamente transcrita “Al Puerto de Santa María...”, y no “A El Puerto ...”, esto sí que es original de D. Pedro. Pido, reclamo, que no se prostituyan los textos y las referencias a ellos, es como desautorizar a sus sapientes autores, es enmendarles la plana, es quitarles la razón, es como decir, veladamente, D. Pedro, Vd. se equivocó, Vd. ignoraba que lo correcto era escribir “a El Puerto”, “de El Puerto”, “en El Puerto”, “ ......para El Puerto” (estos usos se han “inventado” a partir de 1.986). De esta forma se viene cambiando, en el Puerto, hasta los rótulos de documentos antiguos (mapas, planos, etc.) cuando se reproducen. Resulta inaudito.
Tengo pendiente de incorporar un último comentario sobre este problema, que ilustrará, con ejemplos comparados, lo correcto y lo incorrecto en esos usos; cuestión de gramática elemental, no de doctas opiniones, que las mías no lo intentan ser por muy enérgicas que suenen.
Me ha encantado leer por algún otro lugar, relacionado con el Puerto, creo que en unas notas de J. Mª Morillo y posiblemente también de otros, el término “porteño” como el gentilicio que define nuestros orígenes, pues bien, ese era el que yo más oía cuando era pequeño, allá por los años cincuenta: se solía decir: “porteños” para los oriundos del Puerto y “portorrealeños” para los nacidos en Puerto Real, no quiere esto decir que, coetáneamente, no se utilizara “portuense”, aunque me da la impresión que posiblemente se impusiera a “porteño” (posiblemente el más antiguo o coloquial), a lo mejor motivado por la aparición del “Racing Club Portuense”, me encantaría que algún estudioso indagara más sobre el asunto.
También se hace mención en esa aportación de José Mª Morillo, a la misma denominación para los nacidos en Buenos Aires, como efectivamente es; yo le oí a José Luis Tejada, con ocasión de un ciclo de charlas y conferencias sobre la presencia del Puerto en las Américas, citando las fuentes (que yo no recuerdo), a lo que añadió que eran absolutamente fidedignas, que fueron porteños del Puerto, marineros del Puerto, lo fundadores de la ciudad argentina; José Luis dijo que en recuerdo y homenaje a nuestra Ciudad, aquellos marineros / marinos, bautizaron a aquella como “Puerto de Santa María de los Buenos Aires”, quedando con el tiempo, por simplificación en el uso, sólo en “Buenos Aires”, de ahí que, a los bonaerenses se les designara, originalmente, con el mismo gentilicio nuestro. Decía él, que con el tiempo, el término quedó familiarmente restringido a sólo los habitantes de los barrios cercanos al puerto de Buenos Aires, es muy posible que se debiera a que los que allí vivían fueran los herederos directos de aquellos primeros “porteños” procedentes de nuestro Puerto. Emplazo aquí a los estudiosos de generaciones más jóvenes a la mía, a documentar este aspecto tan atractivo de nuestra historia.
Con respecto a la intervención de Luís Suárez y la aportación de la Redacción, agradezco que me remitan a Javier Maldonado, cuya erudición en multitud de campos no discuto, tampoco puedo poner en tela de juicio su doctorado; en cuanto a su conferencia, que tuve el placer de oír, en el Monasterio de la Victoria (preciosa y muy ilustrada), insisto en qué, en el caso que nos ocupa, NO se trata de averiguar lo sabido (lo conocido no hay que averiguarlo), los investigadores y los historiadores tratan de averiguar lo desconocido, o de corregir lo erróneamente concebido, enseñado o utilizado; Por supuesto que el qué desconoce algo, y tiene inquietudes, trata de averiguarlo. Yo no tuve necesidad de averiguar el nombre de mi Puerto. El nombre de nuestra Ciudad, de este Puerto de Santa María nuestro, se sabía perfectamente hasta los finales de los ochenta (época en que se introdujo la confusión). Se sabía con certeza, porque era utilizado de una manera y no de otra, porque está, con unanimidad absoluta , incorporado en millones de documentos procedentes de cientos de miles de fuentes, eso son hechos históricos absolutamente irrefutables. Es trilería o arquitectura dialéctica pura, recurrir a argumentaciones subjetivas, literarias, lingüísticas, filológicas, incluso históricas para demostrar como SE LLAMÓ nuestra Ciudad hasta bien entrados los ochentas. Amigos Luís y Morillo, la cuestión no está en recurrir a un juez, ni a un árbitro, yo os remito, a todos lo que estéis honradamente por la labor histórica, y no por mantener doctos criterios personales, a una búsqueda cronológica en todos los archivos citados en mi primer comentario, partiendo del momento en que se introdujo la aberración.
La gramática española trata este tipo de estructuras toponímicas, indefectiblemente, en la forma que se vino utilizando el nombre del Puerto de Santa María hasta la fecha indicada; el otro tipo de uso se nos ha impuesto por decreto y por capricho, a partir de esas fechas, por los qué, en esta cuestión, actuaron como unos “ CEPORROS ATREVIDOS”.
Reproduzco un fragmento de la conferencia de Javier Maldonado:
“ ........................... En cualquier caso, refiriéndonos exclusivamente a nuestro idioma, podría decirse que Puerto de Santa María es una variante SUSTITUTIVA de El Puerto de Santa María SÓLO para algunas expresiones emotivas y poéticas”
Por favor, ¡ que atrevimiento !. Lean Vdes.:
Mi Madrid no lo cambio por nada, ¿Es eso una expresión poética? Mi Puerto (de Santa María) no lo cambio por nada, ¿Es eso una expresión poética?. ¿Cómo os sonaría: “ Mi El Puerto de Santa María, este El Puerto de Santa María con tanta historia y nuestra España toda, han recibido las más distintas influencias culturales a través de los siglos”, ¿ Como queda esa frase, que cumple, fielmente, los cánones de la prosa histórica establecida arriba por Javier Maldonado?.
Luego continua: “ ............que El Puerto es una forma coloquial válida únicamente entre hablantes en cuyos dominios cognitivos equivale a El Puerto de Santa María, pues de no ser así se confundiría con instalaciones portuarias; y que la variante El Puerto de Santa María es la única que se identifica inconfundiblemente y universalmente con la ciudad de El Puerto de Santa María: por eso es su nombre”.
Que “el Puerto” es un uso coloquial referido al Puerto de Santa María, es de cajón, y aquí, en la zona no hay confusión posible. De ahí a que la variante “El Puerto de Santa María” como lo escribe Javier, incorporando el artículo determinado como parte integrante del nombre propio, sea la única que se identifica inconfundible y universalmente con la ciudad del Puerto de Santa María, hay un abismo. Según Javier, en el pasado, durante cientos de años, los ajenos no pudieron identificar inconfundible y universalmente a nuestra Ciudad, estuvo perdida, puesto que en todos sitios aparecía definida., escrita e impresa: “PUERTO DE SANTA MARÍA”. En cuanto al argumento de las instalaciones portuarias, no cabe duda, y existe un chiste sobre ello, que si en Cádiz, le dices a un taxista, que te lleve al Puerto, no te trae aquí, te lleva al puerto de Cádiz, tendrías que decirle que te lleve al Puerto de Santa María, así de fácil fue para mí y para todos los portuenses hasta bien entrados los ochenta, y lo sigue siendo para mí. No hay confusión alguna; me permito repetir una frase ya citada en mi comentario primero: “ en el puerto del Puerto”, o más completa en el puerto del Puerto de Santa María.
Termina Javier Maldonado su conferencia:
“ ...................... Quiero que sepan que, aunque haya aparentado seguridad en cuanto he dicho, la realidad es que tengo dudas sobre muchas de mis argumentaciones. Como les dije al principio, este discurso no es más que una reflexión en voz alta sobre un tema tan importante e interesante, y del que queda tanto por saber, como es el del nombre de El Puerto de Santa María.”
Yo no aprecio dudas en las argumentaciones, detecto que pretende sentar cátedra, que "afirma categóricamente", en infinidad de citas y opiniones; la humildad de los últimos renglones contradice la rotundidad magistral que se aprecia a todo lo largo del texto. Por otro lado, ¿ del nombre del Puerto de Santa María, queda tanto por saber ....... ?, ¿.... del utilizado de forma continuada durante siglos y hasta finales de los ochenta ......?. Por mi madre, que no lo entiendo.
Citemos de nuevo unos cuantos de esos nombres propios unidos por la preposición “de” (cuya lista se haría interminable) que admiten la anteposición de “el” dentro de contexto, pero en los qué, sin excepción alguna, ese “el” no forma parte integrante del nombre:
Banco de Andalucía.
Castillo de San Marcos.
Barrio de la Macarena,.
Palacio de la Zarzuela.
Casa de la Moneda.
Plaza de Isaac Peral.
Plaza de la Iglesia.
Plaza del Castillo.
Palacio del Congreso.
Cámara de Diputados.
Patio de los Leones.
Picos de Europa.
Conde de Osborne.
PUERTO DE SANTA MARÍA.
Línea de la Concepción.
Camino del Águila.
Hijuela del Tío Prieto.
Camino de los Enamorados.
Plaza de la Noria.
Plaza de Colón.
Plaza de los Caídos. etc., etc., etc.
A partir de mañana, por la incuestionable opinión de los doctos (a los qué yo, sólo para este asunto, llamo, cariñosamente: “ CEPORROS ATREVIDOS”) cambiemos todos los nombres citados arriba y escribamos los rótulos de esos lugares, a partir de mañana, “DEBIDAMENTE”:
“La Plaza del Castillo”, “La Parroquia de San Marcos”, “El Palacio del Congreso”; y escribamos, sin dudarlo: “Ayer, el Estado le hizo un préstamo a El Banco de Andalucía”; “Mira Antonio, de El Camino de los Enamorados no quiero ni oír hablar”, ¡ Vamos ya, hombre !; la ilustración no necesariamente nos hace maestros de todo. Yo nunca me atrevería a enseñar fontanería, mucho menos utilizando argumentos relacionados con la metalurgia del hierro. Sería un timo.
"Portuense de Cuarta Generación" escribió:
“El Gran Puerto de Santa María”. Recuperado el artículo determinado, e incorporado ya el apócope del adjetivo ‘grande’, en este caso ‘Gran’, para un poco más abajo poner un ejemplo comparativo, pero en cierto modo contradictorio, que apoya lo que sostengo en mi comentario anterior:
Dice Portuense de Cuarta Generación: "Ejemplo: Gran Maestre de San Juan", ¿Por qué no, "El Gran Maestre de San Juan"?. No obstante no está en mi ánimo entrar en debates que nunca, antes de los ochenta y tantos, se dieron sobre el nombre de nuestra Ciudad (Puerto de Santa María) me remito a los archivos citados en mi comentario anterior; tengo sesenta y seis años, se de lo qué estoy hablando, es mi propia vida y son los hechos del pasado; el Puerto tenía un nombre que fue cambiado, de forma torticera, por opinión de una o dos personas, sin propuesta, sin debate, y con desprecio absoluto, al tan cacareado, derecho del pueblo.
A mi querido amigo Luís Suárez también le traiciona su pasado (por edad, el mismo que tuve yo) cuando dice arriba: .................. "El Puerto, aun desde antes de conformarse como Puerto de Santa María, es lugar de destino en la universalidad conocida".............. Yo sólo a esto me refiero, es lo qué expongo en mi primer comentario; en materia de historia me remito al uso continuado en los pasados siglos, muchísimos años sin interrupción: "Puerto de Santa María", con la incorporación coloquial, dentro de contexto, como se hacía y se hace, allí dónde la gramática y el uso lo permite, del artículo determinado "el"; ese ha sido el uso, esa es la Historia (con mayúscula), esa es mi postura, no entro en análisis sutiles de un momento o momentos concretos del pasado, no entro en lo que pudo haber sido y no fue.
Interesante el debate planteado: El Puerto con o sin el artículo, a pesar de que fuera formalmente aprobado con El por la Corporación Municipal en su día. La historia, los usos, la política, la lingüística, podrán darnos luz y mientras podemos enriquecer dicho debate, siguiendo las indicaciones de Suárez, con el 'Discurso de Ingreso en la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia de El Puerto de Santa María de Iltmo. Sr. D. Javier Maldonado Rosso' con el título 'Sobre el nombre de El Puerto de Santa María', publicado en el número 4 de 'Pliegos de la Academia', 2ª época, del año 2003. Mientras solicitamos permiso a su autor para reproducirlo íntegramente, en el que hace referencia a su predilección por el tema en cuestión, con referencias históricas, geográficas, lingüísticas, de uso o literarias de conocidos autores, empezando con las cantigas del rey Sabio o la propia Carta Puebla, nos permitimos transcribir sus conclusiones sobre el particular, en el resumen a modo de conclusión que hace en el dicho discurso:
"-- Que las variantes El Puerto de Santa María y Puerto de Santa María surgieron simultáneamente en los años fundacionales de la villa, aunque el empleo de ésta última se extendió posteriormente.
-- Que esta dualidad nominal es resultado de las posibilidades y las limitaciones del lenguaje y del idioma, según su estadio de evolución, y, sobre todo, de las dificultades que se nos presentan para denominar los objetos reales y los del conocimiento y para diferenciar los nombres comunes y propios.
-- Que entre El Puerto de Santa María y Puerto de Santa María no hay diferencia de significados, pero puede haber matices significativos_ parece que el artículo le confiere alnombre de la ciudad mayor carga expresiva.
-- Que la posibilidad de optar entre la presencia o la ausencia del artículo en el nombre de la ciudad, según las funciones del lenguaje, debe ser considerada positivamente. No se trata de una disyuntiva sino de una alternativa. La alternancia del artículo en el nombre de la ciudad es un patrimonio lingüistico que permite ampliar nuestra capacidad comunicativa.
-- Que la forma El Puerto de Santa María pasó de ser una descripción definida para referirse a la villa a convertirse en su nombre propio y que esto fue así por tratarse de la variante más empleada históricamente para ello, pese a ir contra la posterior tendencia del habla a suprimir el artículo delante de nombres de localidades.
-- Que la forma El Puerto, a la que no sabemos cuando le creciereon las mayúsculas, es la causante de la ulterior predilección por la variante El Puerto de Santa María y su consiguiente transcategorización en el nombre propio de la ciudad porque hay una relación lógica entre El Puerto y El Puerto de Santa María, y viceversa, que no se da entre El Puerto y Puerto de Santa María, ni a la inversa. Dicho de otra manera: que, independientemente de su procedencia, la forma El Puerto da lugar por analogía a la preferencia de los hablantes por el empleo de la variante El Puerto de Santa María frente a la variante Puerto de Santa María.
-- Que si no fuese por el uso común de la forma El Puerto la variante El Puerto de Santa María podría haber desaparecido ya o desaparecer en el futuro ante la variante Puerto de Santa María. De ahí la importancia que le otorgo a la forma El Puerto en el hecho de que nombre de la ciudad continúe siendo El Puerto de Santa María.
Creo que no hay causas de confusión sobre el nombre de la ciudad, per somos los hablantes quienes tenemos la palabra. Me he atrevido ya a tanto, que me atrevo a hacer tres sugerencias prácticas: 1) que empleemos adecuadamente las tres variantes de que disponemos para llamar a nuestra ciudad; 2) que continuemos hablando como lo hacemos. Sabemos cuándo podemos contraer el artículo del nombre de la ciudad ante las preposiciones a y de, que es la mayor parte de las veces, y cuándo tenemos que pronunciar estos vocablos separadamente, para evitar confusiones a los oyentes; y 3) que escribamos El Puerto de Santa María y El Puerto con la inicial del artículo en mayúscula, incluso delante de las preposiciones a y de, porque en la escritura estas contracciones dan lugar a confusiones y tratándose de un nombre propio son incorrectas según las normas ortográficas establecidas por la Real Academia Española.
Una puntualización final: tengamos en consideración que hay otras ciudades llamadas El Puerto en España y el mundo (algunas con tantas similitudes como la portuguesa Oporto, cual señaló Juan-Luis Roche y ha sacado a la luza Manuel Pacheco Albalate en su estudio sobre este ilustrado portuense), que al menos hay una localidad -Port-Sainte-Marie- cuya denominación es prácticamente igual a nuestra variante Puerto de Santa María, pero me parece que no hay otra ciudad que se llame El Puerto de Santa María.
En cualquier caso, refiriéndonos exclusivamente a nuestro idioma, podría decirse que Puerto de Santa María es una variante sustituitiva de El Puerto de Santa María solo para algunas expresiones emotivas y poéticas; que El Puerto es una forma coloquial válida únicamente entre hablantes en cuyos dominios cognitivos equivale a El Puerto de Santa María, pues de no ser así se confundiría con instalaciones portuarias; y que la variante El Puerto de Santa María es la única que se identifica inconfundiblemente y unversalmente con la ciudad de El Puerto de Santa María: por eso es su nombre.
Quiero que sepan que, aunque haya aparentado seguridad en cuanto he dicho, la realidad es que tengo dudas sobre muchas de mis argumentaciones. Como les dije al principio, este discurso no es más que una reflexión en voz alta sobre un tema tan importante e interesante, y del que queda tanto por saber, como es el del nombre de El Puerto de Santa María."
Javier Maldonado Rosso. Doctor en Historia.
Jefe del Servicio de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de El Puerto.
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Nos permitimos añadir, para general conocimiento, la existencia de un pequeño municipio costero en la Isla de Man, de nombre Port Saint Mary.
Yo creía, después de leer tantos recursos de célebres historiadores del periodo alfonsí: Manuel Jiménez González, el Prof. Franco, Hipolito Sancho, etc... que no solo se puede y debe utilizar el recuperado artículo 'El' agregado al topónimo, sino que, además se podría añadir el apócope del adjetivo 'grande', en este caso 'Gran' a la ciudad quedando como 'El Gran Puerto de Santa María'. Y es que Grande, según el DRAE es, en su segunda acepción: adj. Principal o primero en una jerarquía. Ejemplo: Gran Maestre de San Juan por lo que El Puerto sería, de forma análoga, el primer puerto, con el tiempo, El Puerto...
Querido Eloy, sobre el espinoso asunto de Puerto o El Puerto, te recomiendo la lectura del discurso de ingreso de Javier Maldonado en la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia, publicado en "Cuadernos de la Academia". Es verdaderamente ejemplar.
Gracias por los recuerdos de mi padre.
Un abrazo, Luis
Estimado Luís:
Me ha encantado el contenido de tu conferencia, gracias por habernos deleitado, como siempre, a aquellos qué tenemos el privilegio de oír o leer tus doctas y amenas aportaciones a nuestra limitada cultura. Me siento del Puerto, soy porteño o portuense hasta las trancas, nacido en la calle Zarza; mi abuelo materno ya andaba por estos lares, y mi padre, después de una larga estancia en Cádiz, terminó recalando en el Puerto, junto a su madre y algunos de sus hermanos (familia de chacineros procedentes de Cumbres Mayores – Huelva) que ya se habían establecido aquí. Me honra poder decir, que a mi padre, además de una sana amistad, le unía con tu padre el mutuo aprecio y respeto, su relación abogado / cliente y un lazo gremial de fondo: "Ultramarinos Vda. de Suárez" / "Ultramarinos Eloy Fernández Moro". Cuantas veces, de niño, observé a tu padre, tras su mesa de despacho, mientras se tomaba, ceremonialmente, el café con leche de las cinco, mojando sus galletas "María" mientras opinaba, o rastreaba leyes y jurisprudencia, sobre el tema de consulta que mi padre le llevaba (Benditos recuerdos).
No es sólo para felicitarte, ni es la nostalgia, lo qué me ha impulsado a intervenir con este largo, largo comentario a tu pregunta ¿Portuenses?, sus orígenes y su historia, es para tratar de llevar tu formado y bien documentado conocimiento de nuestro “ser portuenses” a mi terreno, es para recavar tu docto apoyo en una causa que casi he dado por perdida.
Yo también tengo una pregunta que nadie me contesta, tengo una opinión, formada y documentada, sobre un asunto no trivial, del qué todos los porteños (del Puerto), se evaden o al qué se oponen; tema en el qué casi el 100 % de los ciudadanos de mi Puerto, de tu Puerto amigo Luís, en edad de opinar, se identifica con el cambio impuesto por los qué yo, cariñosamente, llamo: ”CEPORROS ATREVIDOS”, personas a las qué la inmensa mayoría de nuestra población les otorga, inmerecidamente y por complejo, unos conocimientos, autoridad y cultura, superior a la de todos los eruditos relacionados con este Puerto nuestro, habidos desde Alfonso X el Sabio hasta nuestros días.
La pregunta que formulo (sobre la qué yo no tengo duda alguna) es: ¿Cuál es el nombre de nuestra Ciudad, desde los orígenes cristianos hasta los pasados ochenta?.
Según Hipólito Sancho, en su “Historia del Puerto de Santa María”: ...........”Los castellanos acaso por una sugerencia de la denominación de la villa – Alcanter amaria, puente del faro – trocárosle el nombre de Alcanate por el de la Madre de Dios” ...........”riñas entre muslines y cristianos cada vez que éstos nombraran el lugar Santa María del Puerto (Sta. Mª do Porto). ....... “Conquistado Alcanate y convertido esta vez definitivamente en Sta. María del Puerto o Puerto de Santa María, que de entrambas maneras desde los primeros años de la incorporación hasta los albores del 500 se le encuentra designado”.
Tú y yo crecimos en una Ciudad, ésta, la nuestra, llamada Puerto de Santa María, así lo escribíamos, así se imprimía, así figuraba en absolutamente todos los documentos y sellos oficiales, los piés de imprenta, las etiquetas de los vinos, los carteles de feria, en el Ayuntamiento, en el Registro Civil, en los eclesiásticos, en el de la Propiedad, en los Juzgados, en la Policía, en la Notaría, en los membretes de los profesionales, de los comerciantes, técnicos, abogados, etc., etc.; así figuró, millones y millones de veces, durante cientos de años – ESA ES LA HISTORIA / ESO ES HISTORIA. ¿Cómo puede alguien, creyéndose o autodefiniéndose “historiador”, ignorar la historia?, ¿Cómo se pueden soslayar, en nombre de la historia, los datos, los hechos y las estadísticas?. No es cuestión de opinión, lo dice la historia, el nombre de nuestra Ciudad es “Puerto de Santa María”.
Un buen día, allá por los ochenta y tantos, estando de Alcalde Gómez Ojeda (creo), alguien, desde la Administración Central, pidió oficialmente al Ayuntamiento del Puerto que facilitara el nombre de la Ciudad y ahí surgió el lío: Los ¿paracaidistas de alguna subdivisión? no sabían siquiera dónde vivían, ignoraban el nombre de la Ciudad, ¿Lo habrían escrito alguna vez?, así qué, tuvieron que hacer averiguaciones, preguntaron a los “CEPORROS ATREVIDOS” ¿otros paracaidistas?, éstos, más atrevidos que los anteriores paracaidistas, pensaron, para obrar con rigor, que debían de emitir un “docto” y “bien cimentado” pronunciamiento, o investigarlo. Uno de estos ¿paracaidistas? tuvo que preguntarse, buscar en sus adentros, en sus orígenes personales, en su incultura, en su falta de formación básica, en su desconocimiento de la gramática española, recurrió “al pueblo” como argumento o excusa, y proclamó, con una osadía sin límites:
“Se dice el Puerto, pero además, como las mayúsculas no se leen, yo, modestamente, opino que hay que escribir ese “el” con mayúscula: El Puerto ........... de Santa María”, y si va precedido de “a” o “de”, no debe contraerse con “El”, o sea, se limpió los esfínteres traseros (Como diría D. Fernando Gago) con Antonio de Nebrija y su gramática, a pesar de que ésta seguía siendo válida en el momento en qué, el paracaidista emitió su dictamen. Lo emitió “Modestamente”, o sea en la forma en qué lo hubiese hecho el General Modesto Guilloto, este paracaidista reinventó la gramática española.
Otro ¿paracaidista?, en su inseguridad cultural en cuanto al nombre de la Ciudad, al ser consultado como autoridad capaz y obligada a esclarecer o revelar lo ignoto, llegó a tener la osadía, sin formación filológica para ello, de interpretar el lenguaje de Alfonso X El Sabio y sus intenciones, en cuanto al nombre que pretendió dar al Puerto al otorgarle la Carta Puebla, y de extraer, osadamente también, conclusiones contrarias a todos los historiadores y eruditos habidos en siglos, eruditos que se habían pronunciado, inequívocamente, al citar en sus obras y estudios el nombre de esta Ciudad; entre los más recientes, el nombrado Hipólito Sancho Mayi, José Luís Tejada, Rafael Alberti, Enrique Bartolomé López Somoza, D. Manuel Martínez Alfonso y tantos otros.
Yo remito a los “CEPORROS ATREVIDOS” a la historia, a los hechos y a su testadurez; a los datos, que lean y se documenten, para que no elucubren ni hagan cábalas, para que opinen con conocimiento de causa. No obstante, me voy a permitir darles, a modo de añadido, algunos ejemplos vivos del uso y de las razones por las qué, durante cientos de años en el pasado y hoy día, en español, a los topónimos y otros nombres propios compuestos, unidos por la preposición propia “de”, cuya primera palabra sea un sustantivo común, suele anteponérseles, en el uso coloquial, en la conversación y en la prosa continua, los artículos determinados “el” o “la”; según el género; escribiéndose o pronunciándose siempre “el” contraído, si va precedido por las preposiciones propias “a” o “de”. Hemos de decir también, que si la segunda palabra del compuesto es un nombre común masculino, la preposición propia “de” se contraerá con el artículo determinado “el”. Citemos unos cuantos de esos nombres, cuya lista se haría interminable:
Banco de Andalucía, Castillo de San Marcos, Barrio de la Macarena, Palacio de la Zarzuela, Casa de la Moneda, Plaza de Isaac Peral, Plaza de la Iglesia, Plaza del Castillo, Palacio del Congreso, Cerro de los Leones, Picos de Europa, Conde de Osborne. PUERTO DE SANTA MARÍA. Línea de la Concepción. Camino del Águila, Hijuela del Tío Prieto, Camino de los Enamorados, Plaza de la Noria, Plaza de Colón, Plaza de los Caídos, etc., etc., etc.
Todos ellos, sin excepción, se prestan a incorporarles, según contexto “el” o “la”, pero ese “el” cuando se preste a su incorporación, en el lenguaje escrito, no irá nunca con mayúscula, por no formar parte del nombre propio, a menos que sea a principio de párrafo, o después de punto.
Ejemplos: La Hijuela del Tío Prieto está cerca de la costa, en la Hijuela del Tío Prieto hay baches. Pregunta: “¿Cómo se llama esta carretera?”, respuesta: “Hijuela del Tío Prieto”. Este es el Castillo de S. Marcos, del Castillo de S. Marcos se cuentan muchas leyendas, voy al Castillo de S. Marcos, ¿cómo se llama el castillo?: Castillo de S. Marcos. Eso mismo ocurre con el nombre de nuestra Ciudad, se llama: Puerto de Sta. María, y decimos y podemos escribir: Vivo en el Puerto de Santa María. El Puerto (de Sta. María) tiene sitios muy bonitos; estos mariscos son del Puerto de .........; cuando vengas al Puerto de ........ no te olvides el bañador, y parafraseando a J.L. Tejada: “en el puerto del Puerto”. El Conde de Osborne firma con su nombre completo, y debajo pone su título: “Conde de Osborne”, pero decimos: Esto es del Conde; ese es el Conde de Osborne; voy a ver al Conde. El Conde es una persona muy seria. Como es lógico, resultaría mal sonante y gramaticalmente incorrecto anteponer el artículo determinado a estos nombres, cuando estemos usando un adjetivo posesivo o un pronombre demostrativo: Mi el Puerto de Santa María, tu el Puerto, nuestro el Puerto, este el Puerto de Santa María nuestro, etc., etc,
Este tipo de nombre propio admite la anteposición del artículo determinado, por similitud con el caso posesivo, tienen la misma estructura, sólo qué, en el caso del posesivo real la última palabra es siempre un nombre propio (el poseedor); ejemplos: La casa de Pedro; el coche de Juan – al / del coche de Juan. El caso posesivo / genitivo en español, se construye con el artículo determinado (masculino / femenino) “el /l” seguido del sustantivo de lo poseido, a continuación, la preposición propia “de” y finalmente, el nombre del poseedor. Hay topónimos como “Puerto de Santa María”, en los qué la parte que sigue a la preposición “de” es un nombre propio (aquí compuesto) pero no es el poseedor de nada; el accidente geográfico que es el puerto, fue puesto bajo la advocación de Santa María (Virgen), así se construyen este tipo de nombres propios, ya sea conociendo al santo por el lugar o viceversa: Santo Domingo de la Calzada / Cerro de San Andrés ----- Santa María del Puerto / Puerto de Santa María.
Por último y para acabar, los topónimos u otros nombres propios unidos por “de”, cuya primera palabra no sea un sustantivo común no admiten la anteposición de “el / la”; ejemplo: Jerez de la Frontera / Santo Domingo de la Calzada / Santa María del Puerto. Por el contrario, a todos los topónimos compuestos, que lleven como primera palabra el sustantivo común, correspondiente a accidentes geográficos, se les puede anteponer el artículo determinado, aunque no vayan unidos por la preposición “de”; ejemplos: Islas Canarias / Montes Pirineos / Cordillera Cantábrica / Meseta Central; en las Islas Canarias; ¿en qué islas?: En las Canarias; la Cordillera Penibética, etc.
Aunque la presión actual sea tan fuerte, que hasta a ti, amigo Luís, te hayan impuesto la norma de los “CEPORROS ATREVIDOS”, paracaidistas dónde los haya, te pido, y espero de tu buen hacer, te incorpores a esta lucha por recuperar nuestros orígenes, el muy original nombre y nombre original de nuestro Puerto de Santa María.
¡ Que lo veamos !, un fuerte abrazo, Eloy.
OÍ A MI PADRE CONTAR UNA OCURRENCIA PORTUENSE. ¿CUAL ES EL AVE DE UN SÓLO ALA? EL ABE-LARDO GUINDATE.
AHÇI VA OTRA. ¿CUAL ES EL AVE QUE ENTRA POR DEBAJO DE LA PUERTA? EL AB-C.
DIXIT.
HOY HE LEIDO, POR FIN, LA CONFERENCIA DE LUIS SUAREZ AVILA -POR EL QUE SIENTO ENORME ADMIRACIÓN- SOBRE EL ORÍGEN DE LOS PORTUENSES. MI ABUELO PATERNO NACIÓ EN PONTEVEDRA Y EL MATERNO EN COLADILLA, PROVINCIA DE LEÓN. SOY, PUES, UNA UNIDAD PORTUENSE EN LO UNIVERSAL.
UN ABRAZO, LUIS.
Yolanda. soy sobrino nieto de Abelardo González Franco era hijo de Antonio González Felices y de Francisca Franco, la casa paterna estaba en el Egido de San Juan, de mi tio Abelardo me acuerdo como si lo estuviera viendo, amigo de las fiestas y del buen vivir, solia decir cuando salia de copas con los amigos "vamos a quitarle el dobladillo a un billete de cuatro mil reales" o sea a gastarse las mil pesetas, de ahi el apodo del manco cuatro mil reales, era muy amigo del General Queipo de Llano, tenian una tertulia en el Bar de Juan de Dios Sanchez en una etapa que el General vivio en el Puerto en la calle Cruces, trasladado a Sevilla y siendo Capitan General venia de noche de incognito a visitar a otro amigo entrañable D. Francisco Javier Jimenez, que estaba enfermo, alli se veian todos los amigos, en los partes de radio sevilla tenia una consigna y ya sabian que en tres o cuatro horas llegaba al Puerto, con Abelardo mantenia correspondencia y como quiera que le gustaban las bromas en el sobre con el membrete de Capitania General de Sevilla escribia de su puño y letra,"aunque la carta no tenga dirección sus señas son bien cabales ¿Quien no conoce en el Puerto al manco cuatro mil reales?, el cartero como sabia como se las gastaba no se atrevia a entregarle la carta, hasta que por fin la entregó , algún sobre de estos debe tener su único hijo vivo, vecino de Rota y no nacido en la Villa ,que espero nos dure muchos años Pepete González Gutierrez, que aunque le decimos que el no se parece al manco que el que se parecia era su hermano Abelardo cando lo veo me recuerda bastante, aunque no se meta la mano en el chaleco para darnos una monedita de 10 reales que eran como las rubias pero mas grande, he de decir que mis padres le tenian mucho cariño y nosotros tambien, el otro hijo de Abelardo, Manolo un trabajador nato murio joven pero dejo una familia muy querida tambien en Rota al igual que los demas . estos son los González Bernal, tanto de Isabel como de Trini me acuerdo perfectamente, tu abuela era de Puerto Real, alli labro a rentas el Cortijo de la Zarza propiedad del Marques de Villapanes.
Estimados Don Luis y Coral: muchas gracias por los comentarios sobre los Guindates. Me llamo Yolanda y soy biznieta de Abelardo González Franco y nieta de su hijo Abelardo y su mujer Isabel. Mi tatarabuelo era Antonio González y hasta hoy no le he preguntado a mi madre, Manoli, por él. He tenido que ver su nombre escrito para preguntarme quién sería. Seguro que usted, don Luis, conoce muchas historias interesantes sobre mi bisabuelo, " el manco Guindate". Me encantaría tener la posibilidad de conocerlo algún día y que me hiciera llegar anécdotas. Mi madre lo adoraba.
Coral, yo también me siento orgullosa de ser una "Guindate". Espero conocerte algún día.
A próposito, don Luis, mi madre me comenta que su padre fue quien le preparó y firmó los papeles para un negocio que abrió en Rota hace ya muchos años.
Un afectuoso saludo, Yolanda
la verdad es que si, es un orgullo tener una familia con tanto arraigo en una localidad y más en El Puerto de Santa María.
Mi abuela siempre me decia que en una familia suele haber de todo; buenos, malos, mejores, peores........, que de todo había en las viñas del señor y que de lo bueno que me ocurriera a mí o a mi familía me sintiera orgullosa, pero que lo malo lo tenía que tener también prersente para que no se volviera a repetir.
Para demostrar lo arraigada que está mi familia en esta localidad, voy a comentar una anécdota de los Guindates que me contaba mi abuela Concha: Mi tatarabuelo Antonio Guindate (abuelo de mi abuela) era una persona muy caritativa, y todas las personas de aquella época cuando se veian en apuros económicos o cualquier otra necesidad acudían a su encuentro para que los ayudara en ese menester. Cuando el caso era un parto (una boca más que alimentar) mi tatarabuelo les daba también el avío de un puchero grande para que la partera se fortaleciera, entonces estas personas como agradecimiento bautizaban a los recién nacidos con el nombre de Antonio si era varón, o con el nombre de Paca (su mujer) si era hembra. Y....... habían un montón de Antonios.
Y ya por último quiero dejar constancia de una vivencia personal. Hace casi seis años, cuando falleció mi tía Conchi, unos primos de mi madre me dijeron que yo a partir de ese momento era el eslabón que se tenía que unir a la cadena familiar, y que por favor, procurara que no se rompiera esa cadena.
Desde aquí os digo que no teneis nada que temer, ya que a partir de ahora estaré más sastifecha que nunca de poder decir: "Soy" de El Puerto de Santa María y pertenezco a la familia GUINDATE.
Gracias y un saludo
Distinguida señorita Coral: Usted nunca podrá ser clasificada como “paracaidista”, aunque para obtener su partida de nacimiento o el certificado de estudios primarios deba recorrer media España. Usted es portuense de pleno derecho, o como decía el Derecho romano “cives optimo iure” del Puerto de Menesteo. Su ascendencia portuense por vía materna, que no es una ascendencia cualquiera, sino bien notable y enraizada en esta ciudad le redime totalmente de ser una vulgar “paracaidista”. Tiene usted méritos sobrados. Además es usted portuense de la calle San Juan, que es mi calle. En el número 17 tiene usted su casa, como la casa de su abuela era la número 9, frente por frente a la calle de la Zarza. No es un sitio cualquiera.
De su ascendencia materna, puedo darle pelos y señales. Con sólo mencionar “Guindate” en El Puerto es suficiente para identificar a toda una gran familia enraizada aquí desde antiguo. Desde muy pequeño he conocido a su abuela y a su tío Antonio, fundador, con otros muchos y conmigo de la Tertulia Flamenca Tomás El Nitri. He conocido a su tío abuelo Abelardo González Franco, “El Manco Guindate” y toda su familia. De manera que ahuyente todo temor. Usted no es “paracaidista”. Dichosa usted que habiendo nacido en Teruel, puede escoger y decir a boca llena que es de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de El Gran Puerto de Santa María. Con todo derecho.
Afectuosamente, Luis Suárez Ávila.
Le felicito por esta conferencia, tanto de la parte cultural e histórica ya que está escrita de forma muy amena como de la parte del "Paracaidismo", y ante esta última,la verdad es que no sé donde clasificarme. Sinceramente estoy hecha un maremágnum.
Me explico: Soy de padre valenciano y madre portuense, nacida en Teruel , donde mis padres poseian una panaderia, allí viví los primeros nueve meses de mi vida (por eso siempre digo que de Teruel sólo poseo la partida de nacimiento), más tarde mis padres trasladaron el negocio a la ciudad de Valencia, donde crecí, estudié, he formado una nueva familia, tengo mi trabajo, etc.
Petro cuando la gente me pregunta qué de dónde soy, respondo enseguida que de El Puerto de Santa María (con perdón de los valencianos, se ve que he sacado mayor porcentaje de sangre portuense que valenciana).
Hoy por hoy, desgraciadamente no me queda familia directa en "MI" Puerto, pero si familia de 2º grado y un montón de amigos, por eso siempre que puedo me escapo a mi tierra adoptiva ya sea en verano, semana santa, enlaces, etc.
Por lo que desde aquí voy a aprovechar para dar las gracias y hacer un pequeño homenaje a toda mi familia y demás, por las temporadas tan buenas que me hicieron pasar en CASA DE LA ABUELA -Calle San Juan- aquí fue donde mi familia sobre todo me supo integrar en el Puerto, aunque solo fuera por temporadas cortas. Me enseñaron a entender y comprender el cante hondo y el flamenco en la Tertulia flamenca Tomás el Nitri, los diferentes tipos de vientos que hay en la zona, las mareas, comidas, bodegas y un sin fin de cosas más.
En pocas palabras, a querer a El Puerto de Santa María, su gente y sus costumbres.
Por todo esto y más, pienso particularmente que una persona no necesariamente tiene que ser del lugar donde ha nacido, sino del lugar donde se ha sentido querida y totalmente integrada en el ambiente. De hecho el nombre de mi correo eléctronico es Menestea también.
Espero que con este pequeño resumen entienda lo que quiero decir, con lo de estar hecha un maremágnum y no saber a que grupo de paracaidista pertenezco, pero tampoco quiero ser un especímen.
Así que le sugiero que piense en un nuevo nombre para bautizar un nuevo equipo de paracaiditas . ¿No cree?.
Gracias