Decididamente, Concha Cuartero, Viuda de Miralles, es una gran señora, que ordena y manda sobre su prole, con mano férrea y a la vez delicada. Tiene una hermana soltera que se llama la "tía Ampa". Lo supe en 1991, cuando me puse en contacto telefónico con la Generalitat de Valencia para que me dijeran quién podría hacer el manto de "castillos y leones", tal como el de Alfonso X de las "Cantigas", para la Virgen de los Milagros. Y me pusieron en contacto con los mejores sederos del Reino de Valencia.
Hablé, por la mañana, sin conocerlo todavía, con Francisco Miralles, uno de los tres hijos de Concha, quien me dijo que no podría hacer la tela para el manto. Resultó que Camilo, Francisco y Antonio se habían hecho cargo de los telares seculares de sus antepasados y de su padre, que había muerto hacía poco. La premura del tiempo les desaconsejaba el aceptar el encargo. Por la tarde recibí una llamada apremiante de Francisco: Que sí, que hacemos el manto. Luego lo supe. A la hora de comer, Francisco había dicho a su madre que un señor de El Puerto de Santa María había llamado para encargar la tela para un manto para la Patrona y que le había dicho que no podrían hacerlo. Concha, que es como la mujer fuerte del Evangelio, le dijo: ¿Que para la Virgen habéis dicho que no? Ya estáis haciendo la tela del manto. Y así se hizo. Y el manto con todos los problemas que conllevó su estreno, por la cerrazón del entonces Obispo, don Rafael Bellido, se estrenó. El manto, el retal que se quedaron los Miralles, estuvo presidiendo el Stand de la Exposición Internacional de Gremios y obtuvo la Medalla de Oro.
Así que los Miralles, sederos de gran renombre y antigüedad, empezaron una trayectoria ascendente, solicitados por todos los grandes decoradores, modistos, estilistas. Sus telas están en el Palacio de Liria, en el Museo del Prado, en el Nacional de Artes Decorativas; son reclamados por los más importantes modistos de la actualidad; están presentes en todas las pasarelas... Así que Concha, la dama de hierro, se ha hecho --y ha hecho a sus hijos-- devotos fervientes de Nuestra Señora de los Milagros y en la fábrica, en todos los telares tienen un cuadrito con una fotografía de la Patrona; en los despachos, también, y, en sus casas en todas las perillas de las camas están colgadas medallas de Nuestra Señora de los Milagros. Los Miralles ya se han hecho como de El Puerto.
No hay año, desde 1991, en que no vengan unos días antes de la Patrona y se vayan después de la fiesta y, agradecidos, siempre le traen a la Virgen, o la tela de un manto, o de una saya, o una joya valenciana. Este año, han visto, en la Prioral, a Santo Tomás de Villanueva, tan desarrapado, que la tía Ampa ha prometido mandar la tela para una capa pluvial y una mitra para el Santo, que fue Arzobispo de Valencia, pero tan humilde y pobre, que no mandarán ni un espolín, ni un brocatel, sino una seda adamascada, sencillita, como el Santo. | Texto: Luis Suárez Avila. Escrito en la década de los 90 del siglo pasado.