| En la imagen, Ortega Cano, Rocío Jurado y la nieta Rocío Flores.
Más cabalgata que nunca. El desfile de Melchor, Gaspar y Baltasar, acompañados de cientos de figurantes (pajes, caballistas, pastores...), echó a la calle a toda la ciudad en una jornada donde hubo un protagonista: el niño. Se cumplen esta noche 20 años.
Y lo curioso es que a los más pequeños, los que conservaban aún el preciado don de la ilusión de la noche del 5 de enero, que ese señor con la cara pintada de negro fuera un famoso torero casado con una famosa cantante les daba igual. Para ellos se trataba de Baltasar, el rey negro, así de simple y así de importante. Uno más de los tres Reyes Magos. ¿Uno más? Para los más mayores, la cabalgata de 1998 tenía el aliciente de ver en persona y disfrazado a uno de los personajes más populares del país. «Ese es Ortega, ese es, ese es», fue el comentario más reproducido a lo largo de las cuatro horas de cabalgata.
Al torero que cumplió su sueño de encarnar a Baltasar lo rodeó una bulla constante desde que salió de la casa del sastre Antonio Sánchez Cortés hasta que llegó sobre las nueve al castillo de San Marcos. La organización del propio Ayuntamiento le dio ese reconocimiento especial, flanqueando su carroza, la última del cortejo, por dos bandas de música --la del Cristo del Amor y la del Maestro Dueñas-- y separándola del resto por un pasacalles publicitario.
| José Ortega Cano accediendo a la casa de Antonio Sánchez Cortés en la Ribera, para ser revestido como rey Baltasar.
Su aparición ante la concurrencia, decenas de miles de portuenses que abarrotaron más que nunca las calles y plazas, parecía preparada con suspense como colofón al desfile. El diestro, al que muchos portuenses se dirigían llamándole «maestro, maestro» --sobre todo cuando se trataba de pedirle una pelota de goma-- debió acabar con los brazos destrozados de tanto lanzar caramelos y balones, siempre con una sonrisa en los labios a pesar de los caramelazos de los que no se libró a pesar de su fama (o quizás aún más por ella).
Lanzaba los balones, sin descanso, como en un saque de cuchara de voleibol. Con gentileza, para no hacer daño. A cambio, recibía de vez en cuando los desgraciadamente ya inevitables proyectiles a base de caramelos duros como la piedra. Sí, como todo parecía indicar, Ortega Cano, Baltasar, se convirtió en protagonista de la cabalgata de este año. Era inevitable. Pero eso no impidió que Melchor y Gaspar disfrutaran de lo lindo.
| De izquierda a derecha, Gaspar Javier Ruibal Calero, Baltasar José Ortega Cano, Antonio Sánchez Cortés, desconocida, Rocío Jurado postrada ante el torero y Melchor Alfonso Pérez Moreno, en la capilla de la casa de Sánchez Cortés, donde por aquellos años se vestían los monarcas previo a su desfile
El primero, encarnado por el abogado Alfonso Pérez Moreno, fue el encargado de dar un encendido discurso desde la tribuna instalada en la plaza del Polvorista, ante el Ayuntamiento. Como buen orador, Pérez Moreno lo hizo sin necesidad de leer, improvisando en ocasiones. Pidió por los jóvenes de El Puerto: «que tienen que luchar contra problemas como la abulia, la falta de ilusión, la droga, el paro... y hay que darles salida para integrarlos en la sociedad», dijo arrancando aplausos. «Es necesario que hagamos una restauración de la persona en todas sus dimensiones», siguió diciendo Melchor, «darle paso a nuestros hijos, que se están eternizando como adolescentes viejos porque no encuentran dónde ir. Hay que dejar que ayuden más». «Es la gran hora de que ayuden a los adultos», añadió. «Que sus corazones latan profundamente al servicio de la comunidad y que vosotros despertéis al niño que lleváis dentro para ser más honestos, más creíbles, más fieles y más útiles a los demás. La paz para todos», concluyó.
| En el interior del Castillo de San Marcos. Se convertiría en una costumbre que el triunfador de la temporada taurina o que hubiera efectuado una buena faena la la Plaza de Toros porteña, fuera invitado a encarnar a una de SS.MM. los Reyes Magos de Oriente. En 1997 José Ortega Cano destacó en el coso portuense y fue invitado por el concejal de Fiestas, Fernando Gago, para que se revistiera de monarca: sería el Rey Negro. En la fotografía, el exalcalde, Hernán Díaz, junto a 'la más grande', Rocío Jurado, quien tomó prestados los atributos reales: capa de armiño y corona, para una foto de Fito Carreto.
Previamente había intervenido desde la tribuna el alcalde, Hernán Díaz Cortés, dando la bienvenida a los Magos y pidiéndoles que no dejasen sin regalo a ningún niño de El Puerto. Como ya es costumbre en la ciudad, los Reyes Magos fueron en un enganche de Terry --un grand break con enganche de ocho a la larga Real, sólo colocado así para monarcas-- hasta el castillo de San Marcos, de donde salieron montados en tres caballos de pura raza española hasta el Ayuntamiento y, de ahí, a sus carrozas, que se unieron al resto: las carrozas comerciales, las de entidades, la de la Coquinera Mayor, la del Cartero Real y la Estrella de Oriente, este año encarnada por Aroa Cala.
| Video parcial de la cabalgata de Reyes Magos de 1998.
La gran traca de fuegos artificiales desde el castillo de San Marcos puso fin a una edición que, como quería el Ayuntamiento, se convirtió en todo un ‘pelotazo'. | Texto: Rafael Navas Renedo | Fotos: Fito Carreto y José Tejero.
157. Noche de Reyes.
500. Los Reyes Magos. Entrega de Coronas 2009/2010
518. Los Reyes Magos de El Puerto (II)
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1.251. Los Reyes Magos en El Puerto (IV)
1.590. Idígoras & Pachi. Y sus 33 Reyes Magos en El Puerto
1.606. Los Reyes Magos de 1993. (V)
2.691. Manuel García Repetto. Miembro de la Comisión Organizadora de la Cabalgata de Reyes Magos.
2.716. Los Reyes Magos y la Farmacia Viqueira.
3.029. Alberti recibía por primera vez a los Reyes Magos, a los 90 años.