En estos días se clausura un exposición antológica taurina del pintor, crítico de arte, investigador, escritor y Embajador de la Red Iberoamericana de Ciudades Taurinas, Francisco Manuel Arniz Sanz. Vivió en Cataluña entre 1971 y 1982. Ha tenido relación profesional y de amistad con dos portuenses insignes: el poeta Rafael Alberti y el pintor Juan Lara e investigado diferentes aspectos de la cultura de El Puerto. Ha sido presidente de la Academia de BBAA Santa Cecilia.
--En estos días clausuras una exposición antológica taurina que ha permanecido en la Plaza de Toros del Puerto durante un mes. ¿Tienes ya un balance personal de lo que ha supuesto para ti esta muestra?
--De todas las exposiciones podemos ver una parte positiva. El que una obra pueda ser contemplada, admirada y criticada es lo que de alguna manera culmina la obra, pues si la obra se guarda y no puede verse podríamos decir que no es una obra acabada. Es como un libro que no se publica y nadie puede leer. O como una obra de teatro que no se representa.
Foto: Andrés Mora.
--Desde luego por lo que no tendría que ser recordada esta exposición es por algunos problemillas con la lluvia de los que se han hecho eco algunos medios. ¿Solventados ya?
--Pues me temo que algunos la recordarán por este episodio de la lluvia, que ha sacado a la luz algunas deficiencias en la plaza, por falta de mantenimiento, después de dos obras de restauración… No han sido solventados. Se requerirá estudiarlos a fondo y ver dónde está el problema, o los problemas. Y posteriormente solucionarlos, una vez que se sepa a quien corresponden las responsabilidades.
--El lugar de la exposición es, desde luego, ideal para un pintor de tu talla. ¿Se podría decir que quien no ha visto un cuadro de Paco Arniz no sabe lo que es un cuadro de toros?
--Si, el sitio es el mejor para una exposición taurina. Las instalaciones para colgar en las paredes y la iluminación deberían adecuarse para esas muestras. No es la primera vez que expongo aquí. Yo ya expuse en estas salas en el año 2001. Lo de la frase tan lapidaria, parafraseando a Joselito, me parece excesiva. (Risas). Pero no soy yo quien debe decirlo.
--Eres Embajador de la Red Iberoamericana de Ciudades Taurinas, pero sin embajada ni coche oficial (supongo). Fuera de bromas, ¿qué representa para ti ese cargo simbólico?
--Bueno, en su momento me dio alegría, aunque no se realmente qué representa ni si aún lo mantienen. Ya se sabe que con el cambio de políticos se suele modificar lo que hicieron los anteriores… Aunque esto de la tauromaquia no debería utilizarse políticamente, al menos eso pienso yo.
Francisco Arniz con María Teresa León y Rafael Alberti.
--En los noventa decidiste dedicarte en exclusiva a la pintura taurina, justo cuando la Fiesta Nacional empezó a decaer, ¿qué motivó esa decisión?
--Yo había tocado el tema taurino en algunas obras en mis primeras exposiciones, pero me apetecía hacer una exposición monográfica, solo de toros. Y, desde entonces, todas han sido dedicadas a la tauromaquia, tan enraizada con nuestras historia y cultura.
--Hablando de Fiesta Nacional, y tras la sentencia reciente de los toros en Cataluña, ¿qué futuro auguras para este arte cada vez más en entredicho?
--La fiesta no morirá. Casi siempre ha habido antitaurinos, pero es difícil arrancar un sentimiento y un arte tan nuestro y que llevamos en la sangre desde hace tanto tiempo. Los animalistas no quieren ver que el toro vive gracias a la fiesta, pues de otro modo esta raza se extinguiría. Por ello, nosotros queremos más al toro que ellos, que se dicen sus defensores. ¿Qué animal vive mejor que el toro en esas amplias dehesas donde pastar y vivir? ¿A qué otro se le indulta y se le concede el “padrear” con cuarenta vacas, para mejorar la raza?
No entiendo como los que se llaman animalistas no se meten con las granjas, donde tienen sin posibilidad de movimiento y hacinadas a las gallinas o, a los cerdos o, a las vacas. Eso sí que es un crimen… No me sorprenden las nuevas enfermedades que padecemos, con tanto animal estresado. A esos animales habría que devolverlos al campo, a su hábitat natural y que corrieran en completa libertad, como siempre han vivido. Ya quisieran el resto de animales vivir como viven los toros.
Con María Teresa León en su casa de Roma.
--En Cataluña viviste más de un decenio, ¿te sentiste alguna vez extranjero en aquellos tiempos donde la mesura del seny (el sentido común defendido por los catalanes) le ganaba por goleada a la radicalidad del separatismo furibundo?
--En Cataluña viví mi juventud (1971-1982) y esos históricos años del cambio de régimen. Los recuerdo con nostalgia. Viví muy intensamente esos años. Conocí a gente muy representativa del mundo del arte, de las letras, de la política. A pintores como Joan Miró, Antoni Tàpies, Josep Guinovart, Joan Pere Viladecans… A poetas como Salvador Espriu, Pere Quart, Joan Vinyoli, Carlos Barral, Joaquín Marco, Javier Lentini, Florentino Huerga, Manuel Pérez Casaux. A gente del teatro como Ricart Salvat, José María Loperena, Alfonso Sastre. A escritores como Josep María Castellet, Enrique Badosa, Lidia Falcón… Y muchos otros que, por falta de espacio, no puedo citar.
En aquellos años los catalanes y los no nacidos allí vivimos fraternalmente unidos, y en una lucha común y solidaria. Cuando se produjo el cambio de régimen la cosa cambió y ambas sociedades se apartaron, se enfrentaron y llegamos a la situación actual… En Barcelona me casé y allí nacieron mis hijas. La Ciudad Condal representa una parte muy importante de mi vida. Siempre la llevaré en el corazón.
--Eres un reconocido pintor portuense que ha seguido la estela de otros tantos cuyas obras has ayudado a entender y promocionar. ¿Por qué no tenemos aquí una pinacoteca en condiciones donde cuelguen maravillas de Lameyer, Enrique Ochoa, Juan Lara o Manolo Prieto? ¿Quién o quiénes han sido tan torpes de no ver la potencialidad de ese importante legado, por el amor de Dios?
--Llevo más de cuarenta años promocionando, estudiando, escribiendo sobre los artistas plásticos portuenses. Fui quien promovió la creación del Museo cuando, en 1980, conseguí traer a nuestra ciudad la donación de los herederos de Eulogio Varela, compuesta de casi una cincuentena de obras de gran valor. Y, aunque parezca mentira, y después de mis repetidas denuncias en la prensa, aún no se pueden contemplar colgados en las paredes del Museo. Durante muchos años han estado abandonados en diferentes depósitos, junto a materiales de vías y obras, en locales con goteras y humedades… La donación de Ochoa está en nuestra ciudad desde finales de los años cuarenta, antes custodiada por la Academia, y desde que existe el Museo pasaron a ser responsabilidad del Ayuntamiento, que tampoco los colgó… De Juan Miguel Sánchez no tiene El Puerto ni una sola obra. De Francisco Lameyer, un solo dibujo, lo mismo que de Juan Lara… Qué duda cabe que los políticos han tenido mucha culpa. Pero también los técnicos: los directores de área, directores de museo…, qué afortunadamente ya se han jubilado. Esperemos lleguen nuevos y mejores tiempos. ¡Qué pena que la cultura sea siempre la hermana pobre de todos los presupuestos!
Homenaje a Rafael Alberti.
Eres de El Puerto hasta las trancas, pero te has pasado la vida de acá para allá. Actualmente resides en Chiclana, ¿cómo has vivido siempre esa distancia geográfica con tu lugar de origen?
--El Puerto siempre está en mi pensamiento y en mi obra. En mi faceta pictórica primero fueron los rincones urbanos de nuestra ciudad, cada rincón, cada fachada, cada desconchao…, cómo diría Juan Lara. También los retratos de personajes de nuestra tierra. Y, en cuanto a mi faceta literaria, siempre los autores portuenses. Primero con Rafael Alberti, luego con José Luís Tejada, Ángel Mª Dacarrete, Federico Rubio, los citados Lameyer, Varela, Juan Miguel Sánchez, también Manolo Prieto, Serny, Fernando Jesús, Ochoa…
Desde mi exilio catalán ya escribía biografías de portuenses para la Gran Enciclopedia de Andalucía, el Diccionario Enciclopédico de la Provincia de Cádiz. Y, en los último años, para el ambicioso Diccionario Biográfico Español, que ha editado la Real Academia de la Historia.
--El año que viene se cumplen cuarenta del retorno a España de Rafael Alberti –episodio que puedes contar con pelos y señales- y también de tu primera exposición. Lo primero ya no puedes celebrarlo con el protagonista de aquel evento, pero, ¿tienes pensado organizar una muestra panorámica de lo que ha sido tanto tiempo dedicado a la pintura?
--Si, el año próximo se cumplen cuarenta años de mi primera exposición, que tuvo lugar en Barcelona. No quiero pensar en otra exposición… Mientras escribo esto tengo abierta una muestra desde el 1 de octubre y, como sabes, algo accidentada por las lluvias y las deficiencias de la plaza…
También se cumplen cuatro decenios del Homenaje a Rafael Alberti, en edición cuatrilingüe, con ciento cuarenta poetas y prólogo de Dámaso Alonso, que le dediqué a nuestro paisano Alberti, antología ya histórica. Se podría pensar en una reedición. Por cierto, hablando de efemérides, este mismo mes se han cumplido 25 años de la aparición del primer número de Pliegos de la Academia, que creé y dirigí desde 1991. Acabo de leer en la prensa que vuelven al formato y contenido que tenía en sus inicios. Me alegro de ello.
En Benamahoma, donde tenía su estudio el pintor Juan Lara, junto a él.
--Sé que llevas años trabajando sobre la biografía de una interesante mujer de la cultura española del siglo pasado (cuyo nombre me callo, por ahora), pero habiendo conocido a tanto personaje importante y teniendo a tus espaldas tantas vivencias dignas de ser compartidas, yo me atrevo a preguntarte eso que siempre te pregunto, ¿para cuándo unas memorias de Francisco Arniz?
--Últimamente trabajo en la biografía de una mujer que, sin duda, ha sido una de las personas que más me han impresionado. Y cada nuevo descubrimiento que hago de su vida y obra más me enamoro de su figura. Pero antes estoy pendiente de publicar unos textos inéditos de ella…
Lo de las memorias no estaría mal… Yo ayudé a qué Juan Lara hiciera las suyas, e incluso las prologué. Pero se ha de disponer de tiempo, y cierta tranquilidad, qué ahora no tengo. /Texto: Ángel Mendoza.
Querido amigo Pablo, muchas gracias por tu comentario. He pensado en muchas ocasiones en ti y en tu familia. Me alegraré que todo te vaya bien por esas tierras paradisíacas, aunque estés lejos de tu bahía. No se me olvida el apoyo que me diste cuando editábamos los Pliegos de la Academia. Y alguna que otra cena en la terraza de tu casa... Estamos en contacto. Ya te escribiré. Un abrazo para María Antonia y para tus hijos.
Avísame cuando vengas por El Puerto y nos vemos. Un fuerte abrazo.