Ramón Bayo Valdés (ver nótula núm. 664 en GdP) era uno de los personajes más populares de El Puerto, conocido por su afición al coleccionismo y por haber convertido su casa de la calle San Francisco en un auténtico museo reconocido en todo el mundo. [El museo fue ofrecido al Ayuntamiento por la familia en 2008, declinando éste dicho ofrecimiento, siendo donada una buena parte de los objetos que componían su heterogénea colección a un particular de Cádiz].
A su afición de coleccionista se unía su labor como cofrade, que le llevó a ser el único miembro fundador de una hermandad portuense que permanecía en puestos directivos. En 1939 formó parte del grupo de personas que fundó la Hermandad de la Flagelación. El año de la fundación de la Flagelación era alcalde Antonio Rives Brest (ver nótula núm. 1.257 en GdP) y Ramón había sido testigo del crecimiento de la Hermandad. Pero, a pesar de todo, se sentía dolido por el trato que recibió del Consejo de Hermandades, al no permitirle salir con una vara sin antifaz.Esta entrevista era realizada por Rafael Navas en 1987, hace casi 30 años.
--¿Le ha afectado mucho su ausencia en la salida procesional del año pasado?.
--El Consejo Local de Hermandades se ha portado bastante mal conmigo. La verdad es que no lo esperaba. Llevo saliendo desde el año 40 a la calle y el año pasado fue la primera vez que no podía hacerlo porque si me ponía la túnica hasta los pies me podía caer al suelo, pues ya estoy mayor. Así que pedí poder salir junto al paso con una vara y vestido de traje. El Consejo de Hermandades sometió esta petición mía a votación y salió que no. Me sentó mal, porque fue la primera vez en tanto tiempo sin poder salir con mi Hermandad. Creo que eso no se hace. Para mí fue una pena.
--¿Su postura recibió el apoyo de su Hermandad?
--Mi Hermandad tampoco se portó como debió haberse portado porque no luchó lo que debiera haber luchado. Este año tengo un gran disgusto porque no va a salir el paso del Señor. Reconozco que el paso está mal, pero no como para no salir. Creo que es muy feo para la Semana Santa de El Puerto que sucedan estas cosas. No digo que el paso esté bueno, pero podría haberse esperado un año más. Lo mismo que se ha mandado ahora a arreglar se podía haber esperado un año. Aunque estoy en la junta directiva estoy un poco alejado y cada vez me cuesta más ir a las reuniones andando, pues no tengo coche, pero de lo contrario hubiera defendido que se hubiera esperado antes de arreglar el paso.
--¿Como ve el mundo de las hermandades hoy si se comparan con las de los tiempos que a usted le tocó vivir?
--Hoy hay muchos jóvenes. Ahí está el Resucitado, que estoy asombrado de la de gente joven que tiene. No cabe duda que las hermandades han resurgido bastante. Antes, en El Puerto, la Semana Santa era con el hábito de una hermandad para otra, un gazpacho de colores, en todas las procesiones salín todos porque no había bastantes penitentes. Pero hoy hay muchísimos hermanos en todas, es decir, que la Semana Santa de El Puerto ha resurgido mucho. Antes había muchos años en que salíamos muy pocos cofrades.
--¿Que recuerdos tiene de la Semana Santa de hace cincuenta años a través de la Flagelación?
--Teníamos idea de hacer una hermandad que aportase algo nuevo. Era muy pequeña. Nos guió José Caamaño Camacho. Eran tiempos peores para las hermandades, mucho más trabajoso, pues hoy se ayudan con las cosas de la Feria, pero entonces era pedir de puerta en puerta, no sólo en el comercio, sino de puerta en puerta. Hoy dan menos que hacer que entonces y hay mas solidaridad que antes.
--¿Como fueron los primeros pasos?
--En el año 40 la Hermandad de la Flagelación salimos sólo con el paso del Cristo y años más tarde con la Virgen, que era de la Hermandad, sino que gracias a la amistad con el sacerdote padre Iñigo, capellán de las Madres Carmelitas nos la buscó en Utrera, una imagen de Castillo Lastrucci. Luego sacamos la imagen actual. Tuvimos un paso de caoba muy bueno. La madera la cedió José María Pastor y el paso lo hizo Arjona, ya fallecido. Otro paso lo hizo un tal Gallardo, ya fallecido también. Al principio salíamos con un escapulario en las túnicas y luego vino la idea de las capas negras. El primer estandarte que sacamos nos lo regaló don Remigio Peñalver de Ávila y el mismo guión que sacamos en la actualidad nos lo hicieron las monjas de las Esclavas. Un año, por le viento, no sacamos la Virgen pero si el Vía Crucis, que entonces salía con el Cristo de las Capuchinas. Ya teníamos palio en el paso, con telas que regaló Dolores Artola. También sacamos el manto del Nazareno porque aún no contábamos con uno propio para poder salir a la calle, al tener una Virgen mayor. El mayor apogeo de la Hermandad fue cuando cayó en manos de Eduardo Ruiz (padre), que casi todo el paso de la Virgen fue costeado por él.
Como se puede apreciar, Ramón Bayo también colecciona en su mente numerosos recuerdos sobre su Hermandad, a pesar del paso del tiempo. Curiosamente, en sus colecciones hay poco material relacionado con la Semana Santa portuense, en comparación con otros asuntos ...
--Me fío de mucha gente y no sé si le he prestado cosas a alguien, tengo tantos papeles que no encuentro muchas cosas, de todas formas, de Semana Santa nunca he tenido muchas cosas, no hay mucha variedad de fotografías en El Puerto, es un mundo difícil de coleccionar.
Ramón Bayo cree que un cofrade y un coleccionista se parecen en la perseverancia, en lo difícil que es desde que se funda una hermandad hasta nuestros días haya estado siempre en ella, como pasa con algunas colecciones. Ha ocupado muchos cargos en la Flagelación desde su fundación, pero nunca el de hermano mayor porque, dice, ...”--No he querido ese tipo de responsabilidades, pues tengo un carácter que me gusta agradar a todo el mundo, no enfrentarme a nadie y para eso lo mejor es no ser hermano mayor”.
Aunque también pertenece a la Hermandad de la Soledad, de la que es el socio número 7, Ramón Bayo asegura que “--Quiero a todas por igual y todas son muy buenas”. Pero eso sí, desde lo del año pasado, desde su ausencia en la procesión, dique que “--Desde que me dieron el disgusto no pienso ni ir al Pregón para no pasar un mal rato, para mí ha sido muy duro. No me merezco lo que han hecho conmigo y hace unos días se he contado hasta a una televisión de Holanda que vino a hacerme un reportaje”. /Texto: Rafael Navas Renedo.
A Los Señores y Señoras que no se lo permitieron habría que nombrarlos siesos capillitas del Puerto, ya que han demostrado no sólo su caridad y comprensión cristiana sino más allá.