2.530. José Luis Torres Barba. Selu del Puerto, Cantaor.

Acaba de cumplir treinta y cinco años y ya lleva veinte enredado en el mundo de la música. Más de media vida por los escenarios del mundo entero, ascendiendo con paso humilde, pero seguro, hacia la cumbre de los sonidos más nuestros. Por lo pronto el pasado mes de julio inauguró en Cádiz el ciclo Flamenco en los balcones: cante de altura el de este portuense de la barriada de Sudamérica cuyo nombre oficial es José Luís Torres Barba.

--¿Qué da más vértigo cantar desde un balcón o participar en un ciclo donde sólo actúan artistas de prestigio?
--Vértigo físico, ninguno; lo otro, sí, por la responsabilidad que supone que cuenten contigo para algo de tanto renombre en Cádiz. Aunque también agradecimiento a la persona de Quique Linera, Niño de la Leo, a quien debo esta oportunidad tan bonita. 

--Aunque a ti oportunidades no te han faltado; porque si no te las dan, te las buscas tú. Es lo que llevas haciendo desde que tenías apenas quince años.
--Pues sí, porque yo tuve claro desde pequeño que no quería hacer otra cosa en la vida que no fuera cantar, así que con quince años me fui con mi compadre Jesús Núñez - guitarrista grande, hijo de otro guitarrista grande, Antonio Núñez- a un tablao que se llamaba el Rengue, aquí en El Puerto, y allí empecé foguearme una noche tras otra. 

--En aquellos días es cuando conoces al Barrio, que por entonces casi empezaba también.
--Estuve haciendo coros con él y aprendiendo, siempre aprendiendo. También investigando modos y posibilidades del flamenco, y cuando di por terminada esa etapa, dije adiós al Barrio.

En el Tablao 'Puro Arte' de Jerez.

--Y entonces, 1998, haces las maletas y te vas a Venezuela justo en los días en los que Chavez gana sus primeras elecciones democráticas.
--Aún no las había ganado, fue algo después de yo venirme. Aquello de Venezuela resultó una experiencia increíble y muy enriquecedora. Estuve cantando atrás para Carmen Terife, una de las bailaoras más grandes de aquél país. 

--La experiencia increíble y enriquecedora se termina y regresas a Sudamérica, pero me refiero a tu barriada del Puerto.
--Vuelvo al Puerto, sí, al sitio donde fui tan feliz de niño.

--Un niño que se pasaba las horas escuchando cintas y cedés de flamenco.
--Escuchando a los Ketama, a Paco de Lucía, a Pata Negra, a Camarón. Escuchando Carnaval, que por entonces me gustaba mucho, y poniendo una y otra vez una cinta que me encantaba. Se llamaba Tributo a Cádiz, se editó con ocasión de una Bienal de Flamenco y me llamaba mucho la atención, de esa recopilación, lo que hacía un cantaor llamado Sardinita. Lo imitaba una y otra vez.

--Creo que te olvidas en esa lista de cantantes de un portuense que te marcó de verdad.
--Ah, claro, Javier Ruibal. Era uno de los ídolos de mi infancia. Imagínate cuando en uno de los discos de El Puerto por Navidad, donde colaboré cuando volví de Venezuela junto con los Sopa y otros buenos amigos, consigo que cante un tema mío. Es una de las cosas más emocionantes que me han pasado nunca como artista.

--Pero antes ya tuviste otra experiencia discográfica.
--Sí, formé mi primer grupo de fusión llamado "Contratiempo" con el que grabé mi primera maqueta llamada "Son nuevos Tiempos", ayudado por los componentes de los gaditanos "Levantito”.

--Y más tarde, junto a Ramón Torres produces tu primer disco de villancicos “Una noche de zambomba” donde aparecen artistas de la talla de Rancapino.
--En efecto, y después formo mi segundo grupo llamado “Los Kanallas” con músicos de San Fernando, con los que diseño una segunda maqueta, "Cheilolabole", que a la larga sería el principio de mi primer disco.

--A raíz de esa maqueta conoces al productor Dani Ruiz.
--Dani Ruiz decide involucrarse en el proyecto y de su participación nacerá un sonido más consolidado y definido. Se realiza una maqueta con más calidad que es enviada a varias compañías, con el nombre de “Los Soniketikos", bajo la supervisión y apoyo de Manuel Ruiz, Queco.

--Queco, nada menos, el descubridor de Melody o de Las Ketchup, entre otras muchas artistas.

--Y el compositor de cientos de canciones que han triunfado a lo grande y han interpretado, entre otros, Raimundo Amador, Azúcar Moreno, Pastora Soler, Felipe Conde, Niña Pastori...

--Y en esto llega, por fin, tu primer disco.
--Antes el trabajo es presentado a varias compañías discográficas y es Fods Records (Fonográfica del Sur) quién confía y cree en mi música y hace mi sueño realidad. Nace entonces “La Peña del Bordillo", primero de mis trabajos discográficos a nivel profesional, el primer disco de El Selu del Puerto, bajo el subtítulo de “Volumen 1”. Un conjunto de temas con varias influencias de estilos.

--Partiendo siempre del flamenco.
--Partiendo del flamenco y fusionando con otros registros musicales como el jazz, el rock andaluz, el pop…

--¿Y de dónde viene lo del “bordillo”?
--Es un homenaje al bordillo de la playa de las Redes donde nos reunimos de vez en cuando una panda de locos del surf.

--¿Buena recepción del disco?
--Sí, y muy buenas críticas, pero estos no son tiempos para discos.

--Por eso los artistas no podéis dejar de actuar.
--Yo desde luego no paro. A mí no me falta el trabajo, por suerte.

--Creo que acabas de llegar de Milán.
--Suelo viajar con la agencia Andalucía Turismo. Acabo de volver de Milán y en unos días me voy a Marruecos.

--Aunque este verano estás en El Puerto, participando en una de las actividades del Área de Patrimonio: la ruta por los lugares donde vivió en El Puerto Cecilia Böhl de Faber.
--Canto soleares que ella recopiló de los gitanos y la gente humilde del Puerto de aquellos días del siglo diecinueve.

--Veo que te interesa el tema.
--Me interesa mucho, quiero que mi próximo disco reúna cantes de aquí que ya se han perdido. Me está asesorando Luis Suárez.

--Así que el niño de la barriada Sudamérica que se imaginaba cantante ha conseguido vivir de esto.
--(Risas). Sobrevivir, (Risas) Ángel, sobrevivir. Con humildad, mucho trabajo y sin olvidarme nunca del empuje que me ha dado mi familia y la gente buena que ha ido cruzándose en mi camino. /Texto: Ángel Mendoza.