El 12 de enero de 1912, hace poco mas de cien años, nacía en Sevilla José de la Rosa Coria, conocido como ‘El Venta’, obteniendo el apodo de su padre quien se trasladaría a San Fernando donde trabajó en la Venta de Vargas y donde se criaría hasta bien entrada la adolescencia y con posterioridad a El Puerto, regentando una venta junto a la Estación de Ferrocarril, cuando José tenía apenas 18 años y era ‘e niño de El Venta’. Desde muy pequeño le gustó la bicicleta y el mismo aprendió a arreglarla, de ahí su afición a este deporte, donde sería profesional de la Vuelta Ciclista de Andalucía hasta bien entrada la treintena, obteniendo premios y distinciones.
Puerto Escondido, donde nuestro protagonista tuvo el primer taller de bicicletas.
1912.
En 1912 era alcalde de El Puerto, Luis Portillo de Pineda, padre, precisamente de quien lo fuera años mas tarde, --en la década de los sesenta-- Luis Portillo Ruiz. La población rondaba los 18.000 habitantes circunscribiéndose prácticamente al casco antiguo. Rafael Alberti ingresaba en el colegio de San Luis Gonzaga. Pedro Muñoz Seca publica en Madrid, en colaboración con Pedro Pérez Fernández el sainete ‘Coba Fina. Nacen el autor del toro de Osborne, Manolo Prieto; el imaginero y escultor José Ovando Merino.
José de la Rosa, con su mujer Concha y su hijo Lolo.
Recién llegado El Puerto, ‘el Venta’ conoció a la que sería su mujer, Concha Vela Mariscal, con quien tendría un hijo, Lolo, actual concesionario de motos de BMW en El Puerto y Algeciras. A la vuelta del servicio militar en el Marruecos español y después de la Guerra Civil, José monta un taller de reparación de bicicletas en Puerto Escondido, donde también viviría la familia para, con posterioridad, trasladarse a la calle Misericordia esquina con Plaza de la Herrería, donde instala el taller de bicicletas, en cuyos locales se encuentra actualmente el Bar ‘La Esquina’.
José, con su hijo Lolo, en las playas portuenses.
En aquel taller de la calle Misericordia alquilaba las bicicletas de la marca ‘Orbea’ por horas y estaba abierto a diario, incluso domingos, acompañado por su esposa Concha. Más adelante el negocio fue prosperando y de las bicicletas pasó a las motos, reparando y vendiendo entre otras las marcas ‘Torrox’ o ‘Velosolex’. Allí ayudaban Fernando Camacho ‘Nani’ en el banco de la Veloxolex y con las motos mas grandes (Guzzi, Iresa, Ossa…), por las tardes y por horas colaboraban Fosco Valimaña y Marín (ver nótula núm. 095 en GdP) así como ‘el Manga’. En cierta ocasión se desplazó a Madrid a traerse una motocicleta marca BSA, acompañado por su mujer y su hijo, y se vinieron con aquella máquina hasta El Puerto.
TALLER EL VENTA JR.
Su hijo Lolo, empezó a colaborar con su padre en el taller de bicicletas primero y luego con las motos, mientras estudiaba. Será a partir de 1969, instalaría un local de motocicletas en frente del local paterno, en la esquina de la calle Misericordia con Ricardo Alcón, donde en la actualidad se encuentra una pizzería. Mas tarde se desplazaría a la calle Chanca donde en la actualidad representa la representación de las motos BMW, así como en Algeciras, donde ofrecen un servicio de posventa reconocido a nivel nacional y buscado, afanosamente, durante los días del Gran Premio de Motocilismo de Jerez. Desde hace 4 años colaboran en el encuentro BMW RIDERS que organiza la marca, disponiendo en El Puerto de un ‘banco de potencia’ y contando con un equipo humano de 17 personas. /En la imagen de la izquierda, el ciclista Manuel de la Rosa Vela, 'Lolo', actual titular de Talleres 'El Venta'.
Imagen de abajo: 100 Cumpleaños de 'El Venta'. De izquierda a derecha, Gregorio Cruz Vélez, María Jesús Vela Durán, Rosario Cairón García, Kika Vela Durán, Margarita nuera de 'el Venta' y María del Carmen Vela Durán. Sentados de izquierda a derecha, Manuel de la Rosa Vela 'Lolo' hijo de nuestro protagonista, Antonio Vela Leal (de Chiclana, conocido como la 'Familia del 22'), José de la Rosa Coria el homenajeado y Lorenzo Vela Leal.
El pasado 12 de enero José de la Rosa cumplía 100 años rodeado de su familia y compañeros del Centro ‘La Torre’ en El Puerto, donde vivía desde hacía dos años. Hasta hace uno entrenaba en una bicicleta estática recordando sus tiempos de ciclista profesional y hasta el final, con la mente lúcida era él mismo el que empujaba su silla de ruedas. Nos dejaba el 26 de febrero de 2012.
Perdon nuevamente, el ordenador me esta fachando. En definitiva le decia
Perdon, cuando digo: a lo que yo le contestaba, queria decir
Si algo se puede decir de mi tío José, es sobre todo su gran humanidad. No es solo que fuera buena persona, es que era bueno hasta decir basta., y más allá. José era un hombre noble y cariñoso, a la vez que integro y cabal, al que no le gustaban “las medias tintas” llamaba a las cosas por su nombre, sin perder la educación ni las formas. Volviendo la vista “atrás”, lo recuerdo siempre en su taller, faenando entre bicicletas y motos, con su cara y sus manos manchadas de grasa, y como intentaba limpiarse para que no quedaras tu también manchada al darle un beso. Todos los Domingos, me preguntaba, si quería llevarme una de las bicicletas que alquilaba, a lo que yo le contestaba, -<>-. El me respondia: bueno cuando sepas me lo dices, no te de vergüenza. Muchos eran los chiquillos, que le alquilaban las bicicletas, claro que…. Algunos eran un poquito “pillos” y no la devolvía en todo el día. Me hubiera gustado estar ahí, para verles la cara a ambos dos. El uno sin saber reñir y el listillo, contándole una “milonga” Pobre José, al domingo siguiente volvía a caer. Por aquel, tiempo, todos los Domingos,- acompañada de mis amigas- en nuestros paseos matutinos hacia el Parque Calderón, era obligada visita a mi encantadora tía Concha-esposa de José- Quien haya tenido el placer de conocerla, sabe que era, pura bondad y generosidad, pero sobre todo, la alegría personificada. No se podía estar más guapa, cuando dibujaba su preciosa sonrisa, al darte un” achuchón” todavía me emociono al recordarlo. Ambos dos, tuvieron a la diosa fortuna de su parte, para que pudieran conocerse y quererse. Me hubiera gustado, que hubieran mostrado, sus trofeos, ganados a ley y más datos sobre su carrera deportiva, pues es importante que se conozca a las personas que de alguna manera han destacado, en este difícil deporte de la bicicleta. En los tiempos en los que José, se pateaba las carreteras, no había ni subvenciones, ni el marketing que afortunadamente ahora tienen estos deportistas. Aquí, había pasión desmedida, por este deporte, y una gran entrega. Pasión, que supo trasmitir a su hijo Lolo, y que ambos de esa pasión, supieron ganarse no solo la vida, si no el reconocimiento y respeto de todos los que pusieron en sus manos primero, esas bicicletas y años mas tardes esas grandes firmas de motos. Sabían que estaban en las mejores manos. Talleres el Venta, esto ya es otra historia, o no??