Abelardo González Franco, era el pequeño de los seis hijos del matrimonio formado por Antonio González Ávila natural de Medina Sidonia y de Francisca Franco Felices natural de Morón de la Frontera, asentados en El Puerto a principios o mediados del siglo XIX. Familia de ricos agricultores antiguos de El Puerto, poseían fincas de labor en propiedad y arrendadas, casa grande con granero y cuadras en El Ejido de San Juan, negocios de transporte con carros, tanto de mulos como de bueyes, (estos heredados de la familia Felices) teniendo en exclusiva el acarreo de carbón de la serranía de Cádiz a El Puerto.
En la casa de El Ejido de San Juan siempre había alguna celebración de por medio por lo que siempre estaba llena de personas aficionadas al cante y a la buena mesa. Y aunque los progenitores siempre habían vivido de las rentas, la siguiente generación empezó a conocer la decadencia, lo que les llevó a empezar a vender patrimonio para poder seguir llevando el mismo nivel de vida al que estaban acostumbrados.
EL MANCO GUINDATE.
A Abelardo se le empezó a conocer popularmente como “El manco Guindate” debido a la pérdida de su brazo izquierdo con tan sólo 20 años de edad, ocurrido en un accidente en la finca del cortijo de Buena vista. Este cortijo no se sabe bien, si era de su propiedad o lo tenían arrendado, pero el caso es que cansados de que les entraran por las noches para robar parte del ganado y productos de la tierra, decidieron hacer guardias entre el capataz de la finca, Abelardo y algunos más. En un momento de la noche, al oír ruidos, Abelardo montó en su caballo para dar caza y detener a los ladrones, con tan mala fortuna que se cruzó con uno de los disparos efectuados por el capataz.
Más tarde se casó con Manuela Gutiérrez, natural de El Puerto. Al igual que Abelardo, Manuela era una persona muy querida por todos los que la conocían, llegando a conocerse por “Tía Manola” sobrenombre puesto cariñosamente por sus cuñados. El matrimonio tuvo 5 hijos: María, Abelardo, Manola, Manuel y José (Pepete), siendo éste último el único descendiente directo que aún continua entre nosotros viviendo en la vecina localidad de Rota. (En la imagen, Tía Manola).
Debido al negocio del acarreo que tenían sus padres, Abelardo se aficionó desde muy joven a los enganches, siempre le gustaba llevar un carro con un buen tiro.
Le encantaban –como buen portuense- las ferias del ganado que se celebraban por aquel entonces, a las cuáles siempre iba acompañado de sus mujer y de sus hijas.
E incluso durante algunos años realizó a caballo junto a su hermano Antonio el encierro de las reses bravas, desde las haciendas hasta la plaza de toros recorriendo las calles de El Puerto, vistiendo para tal ocasión de corto y negro.
EL MANCO CUATRO MIL REALES.
Abelardo González empezó también a ser muy conocido con éste sobrenombre, puesto por su amigo el general Queipo de Llano quien vivió una temporada en la calle de las Cruces de nuestra Ciudad, desterrado por el gobierno monárquico, por su condición de republicano, en la actual casa de Roberto Romero Laffite, entonces propiedad de los Pineda. El manco frecuentaba mucho el tabernón de Juan de Dios Sánchez, en la calle Luna, lugar donde el general y varios señores más, incluido Abelardo, realizaban sus tertulias. Abelardo era una persona tan espléndida que cuando se encontraba a gusto entre sus contertulios siempre lo manifestaba exclamando: “¡Vamos a cortarle el dobladillo a este billete de cuatro mil reales!” (En la imagen, Gonzalo Queipo de Llano, en un retrato óleo sobre lienzo).
Este grupo de “tertulianos” mantuvo una estrecha relación de amistad e incluso durante el periodo de la Guerra Incivil ya que, a pesar del traslado a Sevilla de Queipo de Llano para su incorporación a la Capitanía General, siguió manteniéndose en contacto con ellos, a través de consignas emitidas por este último en los partes de guerra radiados a las 10 de la noche, o bien por correspondencia.
En relación a la correspondencia, aún se recuerda una anécdota muy celebrada, hacia la persona de Abelardo. Un día llegó a las oficinas de correos un sobre con remite de Capitanía general de Sevilla y en la dirección una nota que ponía:
«Aunque la carta no lleve remite ni destinatario,
sus señas son bien cabales
¿Quién no conoce en El Puerto
al manco cuatro mil reales?»
El cartero llevó la carta al domicilio de Abelardo González Franco.
PERCANCE CON LA JUSTICIA.
Abelardo González siempre llevó buenos cortijos a rentas, siendo los hijos quiénes trabajaban los campos y cuidaban del ganado. En cierta ocasión pusieron a la venta uno de los cortijos que tenían arrendados, llamado “Las Gesillas” y situado en el término de Rota. Este cortijo era propiedad de los hermanos García Lagos de las Herranz, vecinos de El Puerto. Abelardo conocedor de la buena calidad de las tierras decidió comprarlo, llegando a un acuerdo con los dueños y entregándoles cuatro mil reales a cuenta. Días más tarde, estando Abelardo en el Casino de Labradores, se enteró por terceras personas que una labradora muy rica les había hecho a los hermanos García Lagos de las Herranz una oferta superior a la suya por el susodicho cortijo, cerrando éstos, definitivamente, el trato con ella. (En la imagen, Pepe González 'Guindate', en una fotografía reciente tomada en Rota, localidad donde reside a sus más de 90 años). Ver nótula núm. 535 en GdP.
Ofuscado Abelardo por este comentario, ni corto ni perezoso se personó en la casa de los dueños y al primero que le abrió la puerta, sin mediar palabra alguna le arreó una gran bofetada y se marchó. Ofendidos los hermanos y dueños ante esta actitud, decidieron ponerle una denuncia ante el juez de guardia, resultando el juez ser amigo de ambos: denunciante y denunciado. El juez para no quedar mal con ninguno de los dos, decidió desterrar permanente a Abelardo a la Villa de Rota donde labraban los campos arrendados, pero a su vez hacia la vista gorda ya que Abelardo acudía todas las noches a pernoctar en El Puerto, en su casa de el Ejido de San Juan.
Casa del Manco de los Cuatro Mil Reales, en el Ejido de San Juan. En tiempos del manco era una preciosa casa del siglo XVIII con sus corrales, sus graneros y sobre todo con un hermoso patio de columnas. Hoy la casa ha perdido todo su carácter. Alberga la Iglesia Evangélica 'Miel de la Peña' a un lado de su fachada y al otro la Peña El Timbrado Español 'Monteburra.
LA ÚLTIMA DÉCADA.
En los últimos años de su vida, ya retirado del campo, viudo y con todos sus hijos casados, vivió hasta su muerte con su hija Manola en la antigua casa de la “Sevillana”, rodeado de sus hijos, nietos y biznietos. Los que lo conocieron, siempre lo recordarán como el típico señorito andaluz. Impecable traje negro, chaleco, camisa blanca, corbata y sombrero negro de ala ancha. Predispuesto siempre a meterse los dedos en el bolsillo de su chaleco y obsequiar así a la chiquillería familiar y no familiar con una monedita. La última generación conocida por él, recuerda que empezó con 10 reales y acabó con 20 duros. (En la imagen, 2,50 pesetas, o dicho coloquialmente, "los 10 reales de Franco").
Qué voy a decir de mi Abuelo, Abelardo Gonzalez Franco, qué lo quería muchísimo, lo mismo qué a mí Abuela Manola ! La adoraba !..qué mis recuerdos hacia ellos, son de un inmenso Cariño, que las anécdotas qué cuentan de mi Abuelo son ciertas, pero con "matices" el Puerto en los años que yo recuerdo..tengo '86años' era relativamente Pequeño, y todos sabíamos quien era quien, a .Mi Abuelo lo conocían casi todos sus habitantes, y era muy apreciado por todas las ! Clases sociales !..era muy simpático amable generoso, Buena persona y con mucho carácter !!.
Os quiero Abuelos allí donde estéis !! ??
Solo decir que es un orgullo descender de my gran-gran father abelardo. Mi madre Manoli siempre habla de el y por lo que la gente habla...desciendo de un buen hombre. . Besos para abelardo de rota, recuerdo cuando mi hermano joaquin me llevaba a tu capo a tirar "unas terreras" , buenos recuerdos nunca mueren
Hola "Guindate también", Tu madre es nieta de Antonio González,- apodado "El mocito" por la familia- y de Angelita Oviedo, porteros de la fábrica de conservas que había en la C/ Valdés?.
Y curiosidades de la vida, yo también soy una "Guindate" (de 5ª generación), me apellido Oviedo de 2º, mi madre y mis tios se apellidan Oviedo González y, sin embargo no existe ningún parentesco por la rama de los Oviedo. Por supuesto que yo también creo que deben de existir más anécdotas e historias de la familia "Guindate", bien por una rama u otra. Espero que alguién se anime.
Quedo agradablemente sorprendida al saber que queda todavía mucho "Guindate". Yo soy hija de Carmen González, hija a su vez de Francisco González Oviedo. Mi madre es nieta de Antonio González.
Estoy muy interesada en conocer todo lo posible sobre mi familia materna, por lo que me gustaría seguir en contacto con vosotros.
Saludos.
En el que siempre le estare agradecido por el favor tan grande que me hizo en marzo del año 1956; que por un incidente estuve un dia en la carcel de Partido en el Puerto de Santa Maria que me pidieron 2000 pts de fianza para ponerme en libertad, las cuales yo carecia de ellas y le fueron prestadas a mi padre para depositarlas en el juzgado de El Puerto de Sta. Mª y gracias a ello fui puesto en libertad esa misma noche.
Estara siempre en mi recuerdo esa accion y mi eterna gratitud por ello. Gracias a Don Abelardo Gonzalez Franco.
Juan J. Rodriguez Gonzalez, espero que montes a caballo igual que tu abuelo, el sombrero y el caballo lo llevaba igual que su padre, es una pena que solo queden dos guindates de esa generación tio Pepete, y su primo Antonio González Morillo, hijo de Gabriel González Franco, en la Hecilla, trabajaron duro los tres hermanos, Abelardo dejo el campo y compro un taxis , los otros dos Pepete y Manolo siguieron trabajando el campo, Pepete se conoce los nombres y las medidas de todos los cortijos de la campiña . un abrazo.
Sinceramente, soy un privilegiado y,estoy muy orgulloso de haber nacido en el seno de esta familia. Soy biznieto del Manco Guindate, nieto de Pepete Guindate aún entre nosotros, e hijo de Antonio Guindate. Soy Jose Antonio para mi abuelo "antoñete" casado y con tres hijos Alvaro, Alberto y Jose Antonio. Solo decir que cuando nació mi primer hijo las primeras palabras que me dijo mi abuelo era que se sentia tranquilo ya que por la parte suya, no se iba a perder su apellido esto me lo dijo porque no sabia si iba a tener la oportunidad de ver otro biznieto dado la avanzada edad que tenia. Solo pedir salud para el abuelo para poder verlo entre nosotros muchos años más- GRACIAS
Gente que convivió con Él y la familia, en el Cortijo La Hecilla, aún me cuentan sus vivencias, recordándolo como un gran hombre de buenas acciones con la gañanía, para la época que les tocó vivir. Me gusta degustar unos chatitos con gente mayor y campechana, y cuando sale el tema. ó me ven montando a caballo me cuentan: Juanillo, tu bisabuelo tenía buenas amistades de gente importante de aquella época, pero a to er mundo sabía darle su sitio. Mi abuelo Abelardo me llevaba a mí de pequeño mucho con él, y cuando hablaba con alguien del Manco (su padre), el desviaba mi atención de lo que yo hacía para que oyera lo que ellos contaban.
El 'manco Guindate' siempre impecable, pero sin corbata, cuello de camisa abrochado y un pañuelo blanco de seda debajo de la chaqueta (como en la foto) pero sin corbata.
En invierno usaba pelliza, azul o negra,no recuerdo. Era simpático, 'pisaba fuerte' y siempre impecable.
Lo recuerdo saludando a mi madre: 'Adiós Milagrito'.
MI PADRE, MUY OCURRENTE, DECÍA: DÍME UN AVE DE UNA SOLA OLA. Y SE CONTESTABA "EL ABE-LARDO GUINDATE".