Taller de Imprenta de SAFA, finales de la década de los cincuenta.
Yo fuí alumno de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia (SAFA o Colegito) sobre los años cincuenta y tantos, En aquel entonces las Escuelas no estaba reconocida oficialmente y deseaba hacer la especialidad de Delineación y, mientras que se habilitaba el profesorado adecuado y la clase, me enviaron a la oficina de administración con Don Ginés para que no perdiese el tiempo. En esta oficinas trabajaba Juan Mesa, José L. Cantera Mesa y Don Ginés era el administrador.
Manuel Bermudo de la Rosa S.J., era director de la Escuela y persona comprometida con su orden, su pensamiento cristiano y humano a elevar el nivel integral de los alumnos en aquella época, según marcaba las directrices del ideario redactado por el Padre Villoslada. Como los recursos que se disponían eran escasos, el Padre Bermudo se dedicaba a visitar con frecuencia al Ministerio de Educación y Ciencia, para solicitar el reconocimiento de las Escuelas y que pudieran tener derecho al sostenimiento económico de las mismas. Mientras tanto estas peticiones no se solucionaban el Padre Bermudo consiguió que su padre comprara una furgoneta DKW para el servicio del Colegio. (En la imagen, el Padre Villoslada, S.J.)
Algunos benefactores de la época con las Escuelas, que donaban dinero fueron: Isabel Merello Alvarez-Campana, José Luis, Joaquín y Enriqueta Osborne Vázquez y otros que no recuerdo. Las cantidades eran importantes, había donativos desde 10.000 hasta 100.000 pesetas. de entonces y esto lo hacía el Padre Bermudo tocándole el corazón a las personas que disponían de recursos. También había mujeres solteras de relevancia social, no muy ocupadas, que acudían a misa casi a diario, a las que el Padre Bermudo puso a tricotar lana para hacer jerseys para los alumnos, no olvidemos que en aquellas fechas la ropa escaseaba y casi no se conocían los chaquetones.
Misa de Fin de curso en los patios, año 1954.
Igualmente se creó el economato, para que los padres de alumnos pudiesen comprar comestibles a precios más asequibles. Y, como los sueldos de los maestros eran escaso, ya dice el refrán: "Pasa más hambre que un maestro escuela", el Colegito estableció una gratificación a los maestros de 500 pesetas mensuales, porque algunos no alcanzaban a vivir que el salario del Estado.
Patio de Talleres de SAFA.
La aportación de la Base Naval de Rota en especies también fue importante, el que más y el que menos se acuerda de suculento queso americano y la leche en polvo. Ramón Insua Baena enviaba todos los años dos cochinos y un equipo de matarifes para que los niños pudieran comer carne.
Al cabo de los años pienso que las Escuelas ha preparado, prepara y seguirá haciéndolo, hombres en todo Andalucía con una formación integral, el ejemplo está la factoría de Santana de Linares (Jaen) en la que casi todos los alumnos de SAFA resultaban colocados en aquella empresa de automoción.
Alumnos de SAFA, visitando una empresa para conocer, de primera mano, la realidad laboral de la época.
Me gustaría destacar a los profesores con los que tuve más contacto como Don Leonardo Romero Maure, Don Juan Navarro Rincón, Don Diego Mora, Don Antonio Ojeda Dante, Don Antonio (Maestro del taller de imprenta), Don Pedro Valcalcer, Don José Arjona Cía (maestro carpintero, un artista dibujando), etc.
Y por ultimo, quisiera desde este extraordinario medio de comunicación que es Gente del Puerto, denunciar que nuestra ciudad no ha sido agradecida a las jesuitas, que de una forma callada y siempre pasando desapercibidos realizaron una labor formativa que ahí está. (Textos: Francisco Bollullos Estepa).
DOS MAESTROS
"En las escuelas de primaria de Finlandia, los alumnos se despiden de sus maestros estrechándoles la mano y agradeciéndoles los conocimientos adquiridos ese día. Hermosa manera, a edades tan tempranas, de ejercer la gratitud con aquellos que tienen la osadía de enseñar en estos tiempos gamberros en los que casi nadie da las gracias por nada.
Me acordé el otro día de esta esperanzadora liturgia de reconocimiento a los docentes de aquel país larguirucho, mientras leía, con la nostalgia herida, la noticia del fallecimiento de Antonio Ariza. Hace algunas semanas nos dejaba también Elías Estíbaliz, otro histórico de la Plaza Elías Ahuja.
No cultivé la amistad con ellos, pero mi relación con ambos fue siempre cordial y respetuosa. El recuerdo, ese idioma de los sentimientos, me lleva hoy a unas aulas que rodeaban un patio claro en el que madurábamos junto a rosas y geranios. Allí aprendimos que la estenotipia no era una enfermedad, sino una asignatura, que los asientos contables no tenían patas y que el delegado de la clase de al lado se llamaba igual que el interés comercial: Ico, para los amigos.
A Elías le debemos su pasión por los buenos afanes. Nos dio de leer libros que disiparon nuestra ignorancia, nos condujo gentilmente por la calles austeras y limpias de la ética, y, desde un escepticismo discreto, nos regaló su ingenio humilde y elegante. Parece que lo estoy viendo atravesar la clase pausadamente, buscando actores para Luces de Bohemia: tú, Max Estrella; tú, Madame Collet; tú, te callas si no quieres irte fuera.
A Antonio le recuerdo, en mangas de camisa, dando clases de Prácticas Administrativas, corbata al cuello y un colegio sobre sus espaldas. La última vez que le vi, enjuto de carnes que no de esperanza, hablamos otra vez de lo de siempre: buena cosecha aquella del 77, la segunda promoción de Administrativo. No sé que sería hoy de muchos de nosotros si aquel vino nuevo no hubiera pasado por el alambique generoso de la SAFA, esa escuela que se nos cruzó un día en la vendimia de nuestra vidas.
Como los chavales finlandeses al final de cada jornada escolar, ya con las nieves del tiempo plateando mi sien, quiero hoy despedirme de ellos agradeciéndoles su esfuerzo por abrirnos el porvenir en las mañanas azules de nuestra adolescencia". (Pepe Mendoza)
ME GUSTARIA QUE TAMBIEN DESTACASEN A MAESTROS COMO D.ANTONIO ARROYO CABALLERO, D. JOSE PEINADO MATIOLA, d, FRANCISCO FERRETE Y d. JOSE MARIA BOLLULLO... ESTOS ENTRE MUCHOS MAS Y SI ALGUIEN TIENE FOTOS QUE LAS ENVIE ELLOS FORMAN PARTE DE LA EDUCACION Y FORMACION DE ALGUNOS HABITANTES DEL PUESTO. GRACIAS POR LA PACIENCIA QUE HAN TENIDO DURANTE MUCHOS AÑOS EN NUESTRA FORMACION.
PARA MAESE FERNANDO
Fernando: Charo Jiménez Hernandez "soltera no muy ocupada" en otros tiempos era hija de Don josé Jiménez Dávila, este señor fué viajante de Fernaando A. de Terr, SA, que yó tuve el honor de conocer, porque era cliente de mi padre.
Don José, viajaba a las Americas a vender los productos de Terry y me decía mi padre que le llevaban el equipaje hasta Cádiz, donde embarcaba en los barcos que hacian aquellas rutas, y tardaba varios meses en volver de allá. Don José vivió en una casa que hace esquina la calle Durango, con Federico Rubio.
Don José tuvo varios hijos: Pepin Jiménez Hernández Fué Practico del Puerto de Barcelona, Federico Jiménez Hernández (padre del Dr. Jiménez Insua) fué legionario y tuvo la primera tienda de electrodomésticos de El Puerto, se llamaba La Casa de las Cocinas en la Calle Jesús Cautivo; Charo Jiménez Hernández , sin ocupación definida que yo conozca, Maria Teresa Jiménez Hernandez y Santiago Jiménez Hernández, no estoy seguro, pero creo que fué Practico también.
Creo, que por tu vinculación a Terry , pudistes conocer.
Un cordial saludo.
En la fotografía del taller de imprenta, el señor algo calvo, era Don Antonio el regente del taller, el alumno con el flequillo caido era Juan Esteban Matute Hernado (estuve hablando con él hace un par de años), vivió en la calle Cruces donde vive actualmento Roberto Romero Laffite; a la izquierda hay dos máquinas imprimir, en la que está más arriba es una minerva folio que imprimía a 2400 ejemplares horas, el maquinista se llama Francisco Evaristo García (para más dato era hijo de Cándido el que fué conserje del cementorio); la otra máquina de imprimir es una minerva tamaño doble holandesa que imprimia a 1600 ejemplares hora, cuyo maquinista es Manuel Martin-Arroyo Bocanegra que estuvo trabajando hasta su jubilación en Imprenta Bollullo.
Buenos días, D. José María:
He visto la entrada de Gente de El Puerto número 479 (SAFA) y un servidor, que tuvo el honor de ser alumno de ese Centro, escribió hace ya tiempo una columna sobre dos maestros que ejercieron allí la hermosa manía de enseñar: Elías Estíbaliz y Antonio Ariza. Te la adjunto, sin compromiso alguno, por si quieres añadirla a esa entrada.
Un abrazo.
¿para cuando un recuerdo de los talleres de carpintería de SAFA? Muchos excelentes profesionales de la madera aprendieron allí como Carlos de la Flor, Luis Perdiguero, Manolo Segura, etc.
el ( 5 ) por la izquierda con gafas es Bernado Borrajo
En la foto del Taller el 4º por la izquierda, con tirantes, es Miguel Arniz.
Entre las 'solteras no muy ocupadas' desarrollaron fantástica labor Pepita Castro y Charo Jiménez.