Roberto Romero Laffitte nace, de forma accidental, en Sevilla en 1940, pero es porteño de donde se siente, donde vive y donde disfruta de la vida.
Ese mismo año Mahatma Gandhi se reúne con el virrey de la India. El gobierno español dicta la ley para la represión de la masonería, el comunismo y demás movimientos «que siembren ideas disolventes contra la religión, la Patria y la armonía social». Mientras Ernest Hemingway publica: ¿Por quién doblan las campanas?, en España hace lo propio Enrique Jardiel Poncela con Eloísa está debajo de un almendro. Nacen también en 1940 Al Pacino, los políticos Alfonso Guerra y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón; los músicos Ringo Starr y John Lennon, Pelé y Bruce Lee y también Frank Zappa.
Estudió en el Colegio de loa Pescadería y en el de la calle Luna. Mas tarde, en Sevilla, haría el Peritaje Industrial. Se casa con Maruja Miura con quien tiene cinco hijos, --el mayor, Roberto tiene un restaurante en Madrid, Foccolare, del que daremos cumplida información con una nótula en Gente del Puerto-- . (En la imagen, Roberto Romero Laffitte).
Dado que su padre, Alejandro Romero Osborne, marqués de Arco Hermoso , tenía tierras en Dos Hermanas, trabaja allí en la explotación agrícola y ganadera conocida como ‘La Huerta de Curro’. A los dos años se viene a El Puerto a vivir en la casa familiar en la calle Durango y con 22 años se incorpora en la fábrica alimentaria propiedad de la familia: Conservas Sur, donde permanecerá como Director de Producción hasta el cierre de la misma a finales de la década de los setenta del siglo pasado. Su hermano Alejandro, también estuvo trabajando en la conservera familiar.
Patio de la Casa del Marqués de Arco Hermoso en calle Durango. Desde el patio se accede al jardín y a otros patios secundarios, que en tiempos, fueron almacenes, bodegas y otras dependencias. (Del libro 'Casas Señoriales de Andalucía' de Patricia Espinosa de los Monteros. Ed. Cartago. 1998. Foto: Francesco Venturi).
Se queda viudo con 47 años –hace 19—y con la ayuda de ambas familias saca a sus cinco hijos adelante. Ha ejercido como director en Cádiz de la Compañía GES (General Española de Seguros), durante cinco años, al término de los cuales volvió a su ciudad natal para ejercer como adjunto a la Dirección Comercial de Puerto Sherry, con Agustín Silvela de la Hidalga, --promotor del puerto que continúa en El Puerto--, jubilándose por problemas de salud de forma anticipada. Cuando se operó de una afección severa de garganta, se vino abajo. Pero su afición: la pesca le ayudó a salir adelante. Compró la tienda Caza y Pesca y allí estuvo defendiéndola hasta que cambió la reglamentación laboral, en la Ribera del Río. En la actualidad se dedica a sus nietos.
CONSERVAS SUR.
La fábrica de Conservas la funda Roberto Osborne Guezala, en 1926, obteniendo autorización para la instalación de la fábrica de “Conservas alimenticias de carnes y pescado y la de frutas y hortalizas” en la calle Valdés, núm. 5, esquina con la calle Comedias, lindera con las fincas de Crevillet y el Recreo de Rafael Fernández de Haro (lo que hoy es La Ponderosa y Los Cedros). Ocupaba una superficie de 12000 metros cuadrados. Al frente de la industria alimentaria pone a su hijo, Eduardo Osborne Vázquez, estando al frente de la misma durante 12 años. El aporte de materia prima pesquera desde El Puerto se debilitó y se empezó a traer el género desde el puerto de Punta la Isla (Gallineras) en San Fernando. Como a los pocos años continúa faltando la pesca, Roberto Osborne cierra la fábrica y se marcha a Sevilla, donde continuaría una aventura empresarial iniciada junto a su hermano Tomás, en 1904, la fábrica de cervezas La Cruz del Campo. Así, desmantela la fábrica de conservas y reutiliza los formeros y demás piezas de las naves de la conservera para ampliar la empresa cervecera sevillana. Según documentos del Archivo Municipal, en 1937 la fábrica de conservas, inactiva, se encuentra en Testamentaría, convirtiéndose la cervecera sevillana en sociedad anónima. (En la imagen, Roberto Osborne Guezala).
Tranvía de dos pisos en Barcelona, con propaganda de La Cruz del Campo.
Eduardo y Felipe Osborne Vázquez, empresarios conserveros y cerveceros.
En esa tesitura, Roberto Osborne Guezala, le ofreció la fábrica de conservas a su sobrino, Alejandro Romero Osborne, militar, que se retiró con la graduación de capitán. Y Eduardo y Felipe Osborne Vázquez se quedan en Sevilla con La Cruz del Campo. Se dio la feliz circunstancia que, previamente, en la Exposición Iberoamericana de 1929 de Sevilla, La Cruz del Campo y Conservas Sur tenían los expositores uno junto al otro, la primera inspirada en el Hospital de los Venerables de Sevilla, con lo que el visitante salía satisfecho con su caña de cerveza y la tapa de sardinas sin piel y sin espinas, de nuestras conservas.
La sevillana Cruz del Campo, pintada por Domínguez Becquer, de la que toma el nombre la fábrica de cervezas fundada por el emprendedor porteño.
Alejandro se encuentra con que tiene la marca, tiene los locales y ya está, por lo que tendrá que crear nuevas infraestructuras para poner en marcha de nuevo Conservas Sur. Así, alquila una fábrica en Barbate, la dota del equipamiento necesario y al ser un puerto de mar receptor del género que necesita, empieza a fabricar conservas de pescado. En El Puerto quedarían las fábricas de vegetales y salsas y el almacén distribuidor de la firma. El marqués de Arco Hermoso se desplazaba a Sevilla y participaba en las subastas de las naranjas agrias de las calles, plazas, paseos y las del Alcázar sevillano.
Nos encontramos en 1968, Roberto Romero Laffitte cuenta con 28 años. Mientras, al haberle expropiado el estado a su padre ‘La Huerta de Curro’ en Sevilla, el de Arco Hermoso adquiere a su buen amigo Miguel Martín Navarro, de Ayamonte, una fábrica de conservas que construyó dicho ciudadano al amparo del Polo de Desarrollo de Algeciras, impulsado por el ministro López Rodó, quedando ésta para la exportación: Alemania, Italia, EEUU y Norte de Europa. Funcionarían así tres fábricas, junto con la de Barbate y la de El Puerto. (En la imagen, Alejandro Romero Osborne, Marqués de Arco Hermoso).
La fábrica estaba situada en la calle Valdés, núm. 5, esquina con la calle Comedias, lindera con las fincas de Crevillet y el Recreo de Rafael Fernández de Haro (lo que hoy es La Ponderosa y Los Cedros). Ocupaba una superficie de 12000 metros cuadrados, distribuidos en una gran sala de máquinas, calderas, lavaderos, depósito de sal, los almacenes, las oficinas de la empresa y la vivienda del ingeniero, además de una pista de tenis. En la actualidad se encuentran unos bloques de vivienda de promovidos por inmobiliaria Azul Mediterráneo, en su día propiedad de Rumasa. El arquitecto de la Conservera fué Manuel Romero Planas, el mismo de los Baños Termales de la Punttilla o del Cinema España.
LOS TRABAJADORES DE LA CONSERVERA.
Conservas Sur llegó a tener una gran cantidad de trabajadores en todos sus centros de producción, más de 350 obreros. Barbate: 90 mujeres y 15 hombres. Algeciras: 70 mujeres y 7 hombres, El Puerto: 119 mujeres y 42 hombres, así como los eventuales en vegetales, más el personal de escritorio. Como se puede apreciar, la mano de obra femenina, mas cuidadosa, dominaba en los empleados de las distintas fábricas.
Los hermanos Bollullos fueron hombres claves en la organización de las dos fábricas más cercanas: José María Bollullos en la conservera de El Puerto y Francisco en la de Barbate; eran hermanos del fundador de la imprenta Bollullos de la calle Cielos, naturales de Puerto Real pero residentes en El Puerto. Personal de total confianza de la propiedad, por sus manos pasaron la gestión del día a día “—y nunca faltó una lata” en palabras de Roberto Romero, cuyo agradecimiento a estas familias ha quedado patente.
| Antonio Gil y Juan Muñoz, en el escritorio de Conservas Sur.
Por el escritorio pasaron conocidos vecinos de El Puerto y eficaces administrativos: Juan Martín Vélez, Manuel Ortega, Antonio Gil González y su hermano Abelardo, Juan Muñoz Aparicio, José Villar… El ingeniero director, encargado de la fabricación de los productos, que tenía vivienda propia en los terrenos de la fábrica, era suizo y está enterrado en nuestra Ciudad: Carlos Zuiki.
La historiadora Isabel Pérez Sánchez, publicó un interesante trabajo en el número 20 de la Revista de Historia de El Puerto: ‘Las obreras conserveras portuenses durante la II República’, del que extraemos el siguiente texto: “Estas labores se llevaban a cabo dependiendo de la recogida de las cosechas o de la captura de las caballas. Esta situación va a condicionar la vida de la fábrica: los horarios, el número de trabajadores y el tipo de contratos, períodos y personal dedicados al trabajo, etc. En cuanto al horario, éste se alargaba cuando las necesidades de trabajo lo exigían. También el número de trabajadores variaba según las distintas épocas del año: en primavera y, sobre todo, en verano, era cuando el personal de la fábrica se hacía más numeroso. Primeramente por las frutas y hortalizas, y en segundo lugar, y más importante, por la llegada de los barcos cargados de caballas.
Hay diferentes referencias de cifras de trabajadores conserveros, pero siempre, el mayor número de éstos, lo constituían mujeres. La mayoría de ellas trabajaban sólo temporalmente, según las necesidades de la fábrica. El personal fijo, por lo tanto, era mínimo y lo formaban, sobre todo, hombres. Según el informe de sanidad presentado en el expediente para la apertura de la fábrica, en ésta debían trabajar unos 50 trabajadores. En realidad, el número de obreros fijos no era ni la mitad de esta cifra, sin embargo, en épocas importantes de trabajo se podía llegar a triplicar, aunque siempre con trabajadores eventuales y en su mayoría mano de obra femenina. Las mujeres limpiaban el producto (caballas, tomates...) y, después de cocidos y preparados, se colocaban en las latas. Los hombres se dedicaban, sobre todo, a la carga y descarga de la mercancía, su transporte y colocación dentro de la fábrica, las calderas, etc.
En la fábrica existían dos categorías dentro de las obreras: las operarias estibadoras y las denominadas de “faenas varias”. Estas últimas constituían la mayoría de las trabajadoras. Su trabajo, como su nombre indica, consistía en dedicarse a lo que según el momento era más necesario: limpiando y pelando las frutas y hortalizas, descabezando y limpiando las caballas, limpiando las latas de conservas... Para estas faenas no hacía falta cualificación, ni aprendizaje y, en determinados momentos, eran realizados por todas las mujeres de la fábrica.
Así, con la llegada de los barcos de caballas, todas las mujeres acudían para su limpieza y preparación, durante todo el tiempo que fuera preciso para ello, al ser el pescado un producto muy perecedero. Una vez limpias y cocidas las caballas, las operarias estibadoras las arreglaban y las iban colocando en las latas de conservas. Para realizar este trabajo se requería un aprendizaje con anterioridad. Se tenía en cuenta la destreza y rapidez en la práctica de la estiba. La mayoría de las veces se trabajaba “por cuenta”, es decir, según el número de “bandejas” de latas de conservas llenas, así se cobraba. Acelerando el ritmo de trabajo, podían ganar más dinero.”
LOS PRODUCTOS.
Sin lugar a dudas los productos estrella fueron en pescados, los filetes de caballa, de melva y una variedad que el fundador de Conservas Sur sacó al mercado: filetes de bonito chico en aceite, que daba unos filetes muy blancos y también en tomate; aún en chico en aceite. Otro producto singular eran las sardinas sin piel y sin espinas, demandadas por el mercado alemán; durante los últimos cinco años de existencia de la fábrica, toda la producción de sardinas de la factoría de Algeciras la destinaron para la fabricación de este producto, muy complejo de elaborar. En escabeches: sardina, caballa y atún. En Vegetales, melocotón en almíbar, guisantes, alcachofas, tomate triturado, judías verdes, champiñones, tomate al natural con pimientos verdes asados. En Salsas: Salsa Cátsup, Salsa India, Jalea Real, Jaleas de Vinos de Jerez, Salsa Vinagreta, Salsa Mayonesa. En mermeladas: de brevas, que era la especialidad porque no la fabricaba nadie; de naranja agria, de albaricoque, de melocotón y piña, de jalea de uva, de ciruelas, de fresa… y hasta Spaguetti con Tomate.
Se daba la circunstancia de que para recibir en buen estado las fresas con las que se preparaban las mermeladas, había que extremar las precauciones de conservación y transportes. Un caro con 200 canjilones de noria de barro, llenos de fresas pequeñas (3 kilos aproximadamente ), cerrados con hojas de higuera con un atadillo de palma, viajaban toda la noche, --desde el campo hasta la fábrica-- entre las seis de la tarde hasta las ocho de la mañana, para resistir de la mejor manera posible el calor.
Desde Conil venían las brevas y del campo de Chipiona, en grandes cantidades, de la huerta de Roberto Jiménez Tamplin.
LA BODEGA DE VINAGRE.
Conservas Sur tenía una bodega de vinagre para las conservas. En la actualidad mantienen seis botas procedentes de aquella bodega así como ‘la madre’, la bota madre a la que denominan ‘Santi Ponce’, con más de un siglo de antigüedad. Roberto y Juan son copartícipes de esa solera de vinagres.
LOS PROBLEMAS Y LOS TIEMPOS.
Pasan los años y ya en 1978 la actividad extractiva de la pesca desciende de forma significativa, como consecuencia de los desajustes y acuerdos pesqueros con Marruecos. Para que la fábrica funcionara había que invertir en naves y equipos de refrigeración; había que comprar la producción completa de los barcos de pesca. La crisis llega también a los vegetales, y eso que la California de Andalucía estaba en Chipiona, con los cultivos intensivos y de invernadero; pues bien, había que traer la materia prima desde Murcia, con el consiguiente aumento de los costes en transportes y fletes de la mercancía.
La fábrica no pudo más y cierra. A finales de la década de los setenta, la inmobiliaria Azul Mediterráneo, propiedad de Rumasa, derriba las naves y construye una promoción de viviendas en lo que fue una de las mejores fábricas de conservas de Andalucía. Hubo posibilidad de que la fábrica se instalara en Agadir (Marruecos) pero fue algo que desechó la propiedad. Incluso, a la fábrica de Barbate venía periódicamente un ciudadano marroquí a cobrar el impuesto revolucionario, para que los barcos pudieran continuar faenando en los caladeros marroquíes.
Llegaron a existir 22 fábricas conserveras en nuestra provincia y, en la actualidad escasamente quedan: El Rey de Oros, la Tarifeña, Marina Real, Diego Piñero y Ubago. En la actualidad, la propiedad de la marca Conservas Sur, pertenece a Osborne y Cía. S.A.
LAS CONSERVAS GADITANAS Y PORTEÑAS EN LA ANTIGÜEDAD.
Escribe el periodista e investigador Francisco Andrés Gallardo: "Junto a las animadoras más sicalípticas que vieron los banquetes imperiales, las puellae gaditanae, el nombre de Gades, la urbe más importante y conocida de la Bética de la Antigüedad, estaba unido al vino y a la salsa garum que algunos quieren ahora recuperar, o al menos reinventar. Gracias a las corrientes del golfo gaditano, la calidad de nuestros pescados azules, los peces grasos de nuestras costas, como atunes, sardinas y caballas, hicieron del garum gaditano el más afamado de todos los que se degustaban en la mesas, republicanas e imperiales, de Roma. El secreto estaba en la masa de las tripas. El garum era la maceración con hierbas aromáticas, vinagre y aceite de oliva de las tripas de pescado azul, aunque no nos ha llegado su fórmula, pero sí disponemos de los restos de factorías como la de Bolonia. Ysu subproducto, el escurrido, era el allec.
La cocina mundana de los tiempos romanos era muy limitada en productos y recetas. La clase alta era la que podía permitirse delicatessen excéntricas como mamas de cerda, marmotas de los ríos galos y flamencos del Nilo. Todo ello, claro, especiado con garum gaditano.
El gastrónomo Apicio nos legó el más completo recetario de la época. He aquí la receta de un flamenco con salsa garum: se limpia el ave en una marmita de barro y se cuece hasta que se reduzca a la mitad el caldo. Se pasa entonces a una olla de hierro con aceite, cebolla, coriandro y un buena ración de garum. Se deja cocer y se le añade vino cocido para aportarle color oscuro. Cuando la carne esté blanda, se añade pimienta, apio, comino, silphium (especie vegetal extinguida), ruda, moscatel y miel y se deja reducir la salsa, a la que se agrega algo de harina para que termine de espesar. Se sirve adornando el ave con sus plumas y otros aditamentos adecuados... Esto no era precisamente fast food. "
Roberto Romero, fue mi amigo y compañero de trabajo, cuando me incorpore a Puerto Sherry, sin saber que el trabajaba allí, me lo encontré por sorpresa y recuerdo las caras de los compañeros cuando vieron el abrazo que nos dimos.
El Tio Roberto se nos fue, pero siempre estará en nuestra memoria y en nuestro corazón.
Quizás este comentario llegue un poco tarde por haber descubierto esta página recientemente, quiero expresar que siempre estará en mi memoria la presencia amigable de nuestro entrañable Roberto Romero, pescador, cazador, aficionado a las palomas mensajeras, y mejor persona. En sus últimos años entablamos una buena amistad, siempre nos tomabámos la copita de la una de la tarde, entre comentarios de pesca, política y cientos de cosas más. Siempre estará en nuestro recuerdo. Agradezco a quien proceda el trabajo de confeccionar este artículo sumamente interesante.
Mis condolencias a los hijos de Roberto y sus hermanos. Adios amigo.
Desde Filipinas para nuestro Puerto
Un gran amigo, un gastrónomo de pe a pa, el que tanto hizo por Conservas Sur en El Puerto y en Barbate, se nos ha marchado a "otros mares" en busca de su Maruja y de su amigo Baro, el pescador de meros y a enseñar a los ángeles cómo hacer la mejor mermelada de brevas, la mejor salsa Cátsup y la mejor Melva en aceite de Arbequina y Picual. Descanse en paz nuestro amigo, el amigo cariñoso, el amigo sincero, el que derrochaba simpatía y autenticidad, el bueno de siempre, el que ahí estaba siempre: Roberto Romero Lafite. A sus hijos, casi sobrinos míos, y a sus hermanos y amigos de siempre, a los que siempre nos trató como hermanos, me uno en torpe y humilde rezo por el alma de ese Roberto, padre, amigo y hermano, que acaba de poner proa hacia ese Cielo a cuyas estrellas tanto miró en sus noches de anzuelo y mar. Ahí te mando un beso volao hermano Roberto! Goza ya de tu Cielo!
Descanse en paz nuestro querido Roberto. Ya estará junto a su mujer que nos dejó muy joven. Un abrazo a toda la familia.
Aunque muchos de los datos que aporta este artículo son veraces, echamos de menos un mayor énfasis en la figura de D. Alejandro Romero Osborne, verdadero artífice de este negocio el cual empezó en su juventud a las órdenes de su tío D.Roberto Osborne y Guezala, como responsable de esta empresa y que él posteriormente adquirió a sus herederos. Asimismo, echamos en falta a muchos de los colaboradores que contribuyeron a forjar Conservas Sur, como eran: D. Manuel Ortega, D. Juan Martín, D. Antonio Gil, D. Juan Muñoz, D. Francisco y D. José María Bollullos, D. Juan Galván, D. Manuel y D. Rafael Figuereo y muchos otros que con su esfuerzo y trabajo contribuyeron a crear una empresa puntera en el sector conservero tanto a nivel nacional e internacional.
Cuantos recuerdos me traen a mi mente. la fabrica Cruz Campo. Siendo yo muy pequeñita. Viviamos en¿ Ciudad jardin? junto a gran plaza. y mi vecina la Señora Juana. me mandaba a llevarle la comida a su marido. y a su hijo.y que largo se me hacia ese camino. por esa avenida de la gran plaza a la cruz del campo, y ellos salian con una lata echa con un aza,de alambre. muy grande llena de cerveza.alá y a comer alli en la calle, a la sombra de un zeto que habia,echo como una valla. cuanto me acuerdo de todo eso. Mis saludos para todos aquellos trabajadores, Arriba cruz Campo.
Puedes añadir a esta interesante nótula que la firma Conservas Sur, fue armadora de dos barcos de la flota local, los denominados, "Sur 1º" y "Sur 2º".
Querido Roberto: Magnifica nótula, enhorabuena por el trabajo que has hecho, mis felicitaciones para tí y tú familia.
Observo, que no aparace uno de los productos más rico que yó he probado de los fabricados por Sur, fué la carne membrillo, en aquellas de cajas metálicas litografiados en color entre el celeste y el azul; estas eran después de consumido su contenido, utilizadas por las señoras como costurero y en ella almacenaban las señoras, cantidad de botones, hilos, etc.
A mi juicio el producto estrella, era el FILETES DE CABALLAS EN ACEITE, lo he puesto en mayúsculas, para que todo el mundo sepa el impacto que nos producía a los alumnos del Colegio de San Ignacio (Colegio de Don Juan Díaz), cuando a la hora del bocadillo, íbamos al establecimiento de Manuel González Heredero que estaba en la esquina de calle Cruces y San Sebastián, y allí este señor tenía latas de 5 Kgs. ¿ recuerdas las latas de 5 Kgs.?, y por una peseta nos llenaba un pan blanco que comprábamos previamente, de filetes de caballa.¡ hum... bocato di cardinali !.
¿ Te acuerdas los representantes de Conservas Sur?, te nombro algunos: En El Puerto José Villar, En Sevilla Joaquín de la Puente, en Murcia José María Imbernón, Mendoza que viajaba.
Recuerdo los olores caracteristicos, cuando se fabricaban las mermeladas, la mermelada de breva y la de naranja amarga, tan solicitada por Panam americana, que solicitada estaba las sardinas sin piel ni espina por los alemanes, ¿verdad?. Y la bodega de vinagre, que olores tan especiales y tan nuestros que no existen, en fin la vida.
Siempre recordaré a tú padre Don Alejandro Romeros Osborne, como ejemplo de trabajador incansable, mis tíos me lo decían.
Con Dios.
El artista Manuel Bejarano, “canta, pinta, recita y torea de salón”; que en gloria esté, era asiduo cliente de la taberna de Luis Palomo.
Yo no sé si treinta años, pero muchos años estuvieron las latas de sardinas sin piel ni espinas de conservas Sur en la repisa, según se entraba, a la altura del mostrador, a la derecha, de Casa de Luis Palomo. Y poco a poco las fueron consumiendo los parroquianos.
En la C/ Durango en taberna de Luis Palomo , persona entrañable y sitio de obligada visita , casi siempre estaba Antonio Orellana con alguna reunion, y al pasar ya no te escapabas, he podido deleitar las exquisiteses de los productos de esta fabrica de conserva, le dieron a Luis casi toda la existencia que quedó al cerrar y cada dia nos deleitaba con alguan exquisitez, desde luego de pescados, las de fruta las degustabamos en nuestras casas, con una tostada, recuerdo la de breva , he tenido el honor de probarla ya que Roberto la suele hacer y cada vez está mas exquisita, las brevas me dice son de Conil, un abrazo para Roberto y Juan personas entrañables al igual que su padre
Camilo
Lector Empedernido, a mí sinceramente, según los datos que aparecen en la nótula, me parece exagerado lo que te cuentan ya que después de cerrar la fabrica, hace ya casi treinta años el entrañable ‘Chupito’, estuviera comiendo latas de Conservas Sur hasta poco antes de su partida. Ahora bien, es asumible que cobró en latas cuando se liquidó la fábrica y que gozara de las ricas conservas durante algunos años del mismo modo que sus hijos. Lo demás, es fruto de las ocurrencias del excelente pescadero y querido “Chupito'.
Al personaje que se menciona en la nótula como “recaudador” es posible que fuera el mismo que recorriera los distintos puertos andaluces. Me refiero a un señor orondo, de mediana estatura y llevando gafas graduadas, siempre llevaba corbata e iba muy arreglado con poco pelo y mucha entrada. Tengo dudas sobre su identidad, así como su residencia. Si bien respondía por el nombre de “Carrasco” y decía que vivía en Ceuta. Si estas reseñas son coincidentes con el “mafioso” que aparecía periódicamente por Barbate allá por los años 70, no era marroquí, sino español.
No se hace constar tampoco el lugar cuando se refiere al incendio que se produjo en Conservas Sur ya que en El Puerto contaba con la fábrica que estaba situada en la calle Valdés, núm. 5, esquina con la calle Comedias, así como la Casa del Marqués de Arco Hermoso en calle Durango que en tiempos, fueron almacenes, bodegas y otras dependencias. Por lo que agradecería a "Yo estaba allí" que precisara sobre el lugar.
No se hace constar en la nótula de Conservas Sur un fuerte incendio que sufrió a las seis de la mañana de la primera semana de agosto de 1949. Yo estaba en la Plaza de Isaac Peral y escuché las campana de la Iglesia Mayor anunciando fuego. Iba con Javier Merello -el que luego sería alcalde- y Manolo de la Torre, pues a las siete de la mañana salíamos en un autobús de Bootello hacia Gibraltar, en excursión organizada por la Congregación Mariana que, entonces encabezaban los jesuitas Padres Claudio Avilés y Francisco Torres.
Don Roberto Osborne Guezala fue el caballero andaluz de ascendencia inglesa que tuvo la visión de diversificar el mercado del alcohol y sin abandonar la tradicional fábrica de vinos, innovó fundando una cervecería. El Puerto de Santa María de Cádiz vio nacer a este descendiente del noble inglés que a finales del siglo XVIII, amarró sus anclas en Andalucía para afianzar allí raíces que hoy afloran fortalecidas.
Quien visita Andalucía y no se bebe una Cruzcampo, se perderá del verdadero placer de conocer el sabor tradicional de la cerveza española por excelencia, su nombre corre unido a esta tierra de tapeo y canté hondo.
Andalucía contagia con su manera llana de expresarse, es fácil adaptarse a su acento, la cerveza da “seguidilla” y de esa manera, después de varios vasos, un habitante de cualquier parte del mundo, en Cádiz o Sevilla, sin darse cuenta estará diciendo: “hagaustelfavó de traerme una cerveza bien helaíta”. Sin olvidar la propia esencia, es fácil hacer de esta tierra cálida su casa, convertir en un “tío” a Gambrinus el legendario rey de Flandes, símbolo de la Cruzcampo desde 1926 y hacer del “vale”, la muletilla más socorrida.
Tan auténtica como la historia que guardan estas ciudades, tan sevillana como los pregones de Semana Santa. Tan de pueblo como el Carnaval de Cádiz y miles de hitos que marcan los emblemas de estos pueblos, la triple fusión Cádiz- Sevilla-Cruzcampo, ha trascendido durante un siglo y no cabe dudas de que generaciones por venir, levantarán sus copas en un futuro, festejando los cinco siglos de la cervecería.
Su fundación se inscribe en el marco de un producto regional que traspasando el límite de Andalucía, es conocido en toda España, siendo además la cerveza número uno en venta en el territorio español.
El nombre de esta cerveza tiene historia, surge del templete que cobijaba una cruz de piedra conocida como Cruz del Campo, situada en los campos que circundaban a Sevilla.
La Cruzcampo desata en sus burbujas lazos de unión, infaltable en reuniones familiares y de amigos, es la bebida que se pide al arribo a cualquier taberna, se disfruta con o sin alcohol, con limón, deliciosa y fresca en el verano, o en cualquiera de sus variedades.
Los Hermanos Osborne Guezala, crearon este imperio cervecero que logró la aceptación al mismo tiempo que laboralmente solucionaba un problema entre los jornaleros andaluces que padecían un riguroso paro, significa esto que su fundación, además de crear el sabor original de una cerveza, contribuyó a solucionar esa crisis social.
Es diciembre ya y en el umbral del día 22, es válido recordar que fue a las dos de la tarde de ese día del año 1904, cuando eran bendecidas las instalaciones de la primera fábrica de cerveza de Andalucía. Cien empleados iniciaron las labores, desde entonces la Cruzcampo ha alcanzado un merecido sitial en el sector laboral y miles de familias dependen económicamente de esa firma.
El 22 de diciembre, el cielo azul de Andalucía, tan parecido al mío, me estará cubriendo, levantaré mi cerveza sin alcohol “vestida de novia” a la dominicana y uniendo mi tierra a la triple fusión Cádiz, Sevilla, Cruzcampo, brindaré por la cerveza de Andalucía, famosa en toda España. ¡Olé!
Miuris Rivas
Gestora Cultural y Periodista
República Dominicana.
Me cuentan que "Chupito", un trabajador que estuvo vinculado con la fábrica de Conservas Sur, que murió hace 3 años, cobró en latas cuando se liquidó la fábrica. Y que estuvo comiendo latas hasta poco antes de su muerte, siendo muy celoso de su "tesoro gastronómico", ya que no se las daba a nadie, ni a sus hijos, que le pidieron en alguna ocasión.
Acertadísimo artículo para que quede constancia y recuerdo de las industrias que en El Puerto hubo y sirvan de ejemplo a nuevos emprendedores. Inolvidables las rebanadas de pan con mermelada de conservas Sur en la caseta de La Puntilla esas largas tardes de verano!!
En otro orden, algo no me cuadra. Se dice que Roberto Osborne y Guezala fundó la fábrica en 1926, y tras cerrarla por las razones expuestas, marchó a Sevilla donde estableció la Cruzcampo. Pero la Cruzcampo, según figura en sus etiquetas, se fundó en 1904. Es más, hace poco se celebró el centenario con todo el esplendor y propaganda posible.
Pueden aclarar esto? Gracias.-